FORMACIÓN

¿Vivirán esos huesos?

Derek Prince / Conquista Cristiana /

¿Es el aparente caos eclesiástico de nuestro día el estertor de la Iglesia o el momento en que Dios está quitando el velo a su Plan Maestro para el Cuerpo de Cristo?
Hace algunos años, cuando pastoreaba una iglesia, el Señor me llamó a un ministerio diferente.

Cuando le informé a la congregación de mi decisión, la respuesta inmediata fue, «No, ¡no haga eso! Si usted se va, todo aquí se desplomará.»
«Bien», dije yo, «si todo lo que estoy haciendo aquí es edificando algo que se va a desplomar cuando yo me vaya, ¡cuanto más pronto salga y se desplome, mejor!» Yo salí, y por la gracia de Dios, no se desplomó.
Desafortunadamente, sin embargo, esta respuesta representa la actitud de la mayoría de los cristianos en relación al ministerio.
Toda la función es de un solo hombre, un hombre llevando todo el peso, un hombre haciendo todo el trabajo.

La tragedia es que la mayoría de la gente no se da cuenta que el Señor Jesucristo nunca tuvo la intención de que su Iglesia operara de esta manera.
Con esto en mente, entraremos en un estudio de los cinco ministerios principales que Jesucristo ordenó para la edificación del cuerpo de Cristo.

Estos se nombran en Efesios 4:11: Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros.

La base para nuestro estudio es Efesios 4:1-16.

 «Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,  con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
 un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
 Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.
 Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.
 Y eso de que subió, ¿ Qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?
 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.»

Requisitos básicos

Consideremos esta porción de la Escritura, examinémosla para ver qué es lo que Dios nos diría acerca de la Iglesia en nuestros días.
Pablo, quien es el autor de Efesios, empieza este capítulo discutiendo el carácter cristiano, haciendo especial énfasis en la humildad.

Él dice, «Yo pues, preso en el Señor … » Al enfatizar de esta manera la humildad, lo hace desde una posición muy apropiada para este tema … escribe desde una celda en prisión. Note el lenguaje que usa, «yo … os ruego … » Él no está dando órdenes como un dictador espiritual, está implorando en amor a sus compañeros en la fe para el propio bien de ellos y para la gloria de Dios.
¿Qué es lo que les pide? … » que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados.» Esa vocación es ser un cristiano, no algún ministerio dramático en especial. Entonces enuncia la manera en que debemos de caminar, «Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor.»

Aquí están los requisitos del carácter: humildad, mansedumbre, paciencia, indulgencia y amor.

Sin estas cualidades básicas en la vida del creyente, la Iglesia nunca podrá ser edificada.
Hace varios años me propuse descubrir el plan bíblico para el orden de la Iglesia. Después de encontrar lo que yo sentí que era el patrón bíblico, mi deseo fue traducir este plan en experiencia de hecho en las vidas de los creyentes.

Pero inmediatamente tropecé con un problema. No importa lo bueno que sea un plan, o lo hábil que sea el arquitecto que lo diseñe, el edificio no se puede construir propiamente, sin la clase de materiales para los que fue diseñado.
Nuestro problema, entonces, no es solo llegar a conocer el plan, sino producir los materiales apropiados -creyentes de la calidad que Jesús tenía en mente cuando Él diseñó la Iglesia.

Para dar fuerza a esto, Pablo inserta los versos 9 y 10 para mostrar cómo cumplió Jesús con el patrón de humildad. El descendió antes de ascender. El patrón de humildad es bajar antes de subir.

Usted debe convertirse en el siervo antes de que pueda convertirse en el líder.
Llevando esto un poco más allá, Filipenses 2:5 nos dice que «haya pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.» En otras palabras, piensen como pensó Jesús. Dice, «No estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse».

Él no tenía que tratar de alcanzar esa igualdad porque Él mismo era Dios.

Satanás trató de elevarse para alcanzar igualdad con Dios y cayó. Jesús no hizo intento de subir. Él se rebajó.
Los versos que siguen nos dan un hermoso esquema de la humillación y de la exaltación del Señor Jesús.

Hay siete pasos descendentes y siete pasos ascendentes. En los versos 7 y 8, leemos de su humillación.

El verso 9 describe a Jesús exaltado -no porque Él era Dios, sino porque cumplió con las condiciones y se lo ganó.

Él se humilló a si mismo hasta el extremo y fue exaltado hasta lo sumo.
Este principio universal está mencionado en Lucas 14: 11. «Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido».

Otra vez, Proverbios 15:33 nos dice: «A la honra precede la humildad.» Este es nuestro patrón de vida, y lo debemos mantener en mente a través de este estudio.

Si nos alejamos de esto, nuestra instrucción es solamente teología y nunca se convierte en algo que experimentamos.
Encontramos una aplicación de esta humildad en el cuerpo de Cristo en Efesios 5:21 : «Someteos unos a otros en el temor de Dios.»

Vuelva atrás a Efesios 5: 18 y note que esto es parte de lo que significa ser llenos con el Espíritu Santo.

Es fácil so­meterse a Dios en teoría, pero cuando se trata de someterse el uno al otro, es cuando la prueba se aplica.

Esta es la entrada a todo lo que Pablo está descubriendo. La gente ha andado por años en el movimiento carismático como individualistas y diciendo, «Soy libre … ¡puedo hacer lo que deseo!» Esta es solamente la mitad de la verdad. En realidad, no somos más libres de lo sumisos que somos a Dios. Y no estamos más sumisos a Dios de lo que estamos unos a los otros en el cuerpo de Cristo.

La unidad del Espíritu Santo

En el verso 3 de Efesios 4, Pablo dice, «Solícitos en guardar la unidad del Espíritu … » Esta debe ser nuestra motivación.

 En todas las cosas que digamos y hagamos estamos apuntando a no romper la unidad preciosa del Espíritu Santo. Dios da la unidad. Pero es nuestra responsabilidad mantener la unidad que Dios nos da.
Pablo está listo ahora para poner el fundamento con las siete características básicas en las que se funda esta unidad del Espíritu.

Ellas son: El Cuerpo -la Iglesia de Jesucristo, un Espíritu -el Espíritu Santo, una esperanza -esperanza en el futuro, que es el cielo, un Señor -el Señor Jesús, una fe -el evangelio o la Biblia, un bautismo… ¡Y este es el controversial!
Yo no creo que se pueda disociar este bautismo de lo que está mencionado arriba, un Señor y una fe. Es bautismo en el Señor Jesucristo, con base en la fe.

Usted cree, y entonces se bautiza. Usted preguntará, «hermano Prince, ¿cuál es la fórmula correcta?» Yo le respondería de esta manera: «¿Cuál es el resultado correcto?» Es sepultura y resurrección en Jesucristo. Si esto ha sucedido, entonces no hay que preocuparse tanto por la fórmula que se usó.
Finalmente, la sétima gran característica es un Padre -que es la paternidad de Dios sobre todos sus hijos.

Ministerios diversos

De esta unidad básica ahora se despliega la diversidad de los ministerios.

Leemos en el verso 7, «Pero a cada uno de nosotros fue dada … » Podemos decir más claramente, «A cada uno de nosotros individualmente fue dada una medida específica de gracia, de acuerdo a la medida del don de Cristo.»

Note en el verso 8 que dice, «Subiendo a lo alto… dio dones a los hombres.» Fue hasta después que Cristo hubo ascendido y regresó a los cielos que Él nos dio estos dones de ministerio.

Esta designación no fue hecha durante su ministerio terrestre, sino hasta después que Él hubo ascendido. (Este elemento de tiempo será importante más tarde cuando veamos que Cristo todavía está haciendo hoy estos nombramientos).
Saltando el paréntesis en los versos 9 y 10, y continuando con el verso 11 leemos: «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, pastores otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.»

Cinco ministerios diversos se despliegan de la unidad del cuerpo y del Espíritu. Por favor note que cada uno de estos ministerios son dados de acuerdo a la medida del don de Cristo (verso 8).

Es decir, hasta el punto en que Cristo pueda manifestar su ministerio a través de un individuo, hasta ese punto puede esa persona operar en un ministerio dado.

Cristo es el patrón perfecto para los cinco ministerios, y Él continúa esos ministerios a través de su cuerpo, la Iglesia.

Si un hombre tiene el ministerio de pastor, como es dado por Cristo, entonces es Cristo quien extiende su ministerio de pastor a través de ese hombre.
Si todos estos cinco ministerios funcionan como deben en el Cuerpo de Cristo, entonces, colectivamente, el Cuerpo de Cristo puede continuar el ministerio de Jesús tal como Él mismo lo llevó a cabo cuando estuvo en la tierra.

Este es el propósito de los ministerios. No tenemos que mejorar el ministerio de Cristo, tenemos que continuarlo. Miremos a cada uno de estos ministerios y definámoslos brevemente.
Apóstol viene del verbo griego: apostello, que significa «enviar». Entenderíamos a un apóstol, entonces, como aquel que es enviado para hacer una tarea específica. La palabra clave para el apóstol es tarea.
Un profeta es alguien que «declara» un mensaje recibido directamente de Dios. La palabra clave para el profeta es mensaje.
Evangelista viene de la palabra griega que significa «buenas nuevas». U n evangelista anuncia las buenas nuevas, que es el evangelio.
Un pastor no es un clérigo en el sentido común de la palabra. La idea corriente de un pastor hoy día, es la de un hombre con traje oscuro que se para detrás de un púlpito los domingos. Un pastor es, sencillamente, el que cuida del rebaño.
El ministerio de un maestro es el de interpretar las escrituras. El no enseña ciencia religiosa o filosofía, enseña la Biblia. Estos hombres han sido puestos en la Iglesia para interpretar los grandes temas y doctrinas de la Biblia y para mostrar cómo se relacionan unos con los otros.

La función de los ministerios

En el verso 12 vemos las funciones principales de estos ministerios.

Algunas traducciones leen, «Para la perfección de los santos, para la obra del ministerio … » Sin embargo, en el texto original no existía puntuación de ninguna clase y esta ha quedado a la discreción del traductor.

Yo siento igual que los traductores de las versiones recientes que la coma entre las palabras “santos” y “para” no debe estar allí.
¿ Puede ver usted cómo esto cambia el significado?

El propósito primordial de los ministerios no es para producir santos perfectos, sino para capacitarlos para que hagan la obra del ministerio.

Podemos hacer una paráfrasis de este verso de esta manera, «Para capacitar a los creyentes para que hagan su trabajo».

En otras palabras, los cinco ministerios no hacen todo el trabajo, sino que capacitan a los creyentes para que ellos hagan el trabajo del ministerio.

Esto es muy diferente de la idea común de un ministro profesional pagado que hace todo el trabajo en la Iglesia.

Los ministros con verdadero éxito, son aquellos que pueden retirarse dejando a los creyentes que continúen llevando a cabo el ministerio por sí mismos. Desafortunadamente hoy, especialmente en América, la mayoría de los creyentes dependen de un ministerio humano.

Un hombre predica, organiza, ministra, mientras que los miembros de la congregación se desenvuelven mayormente en un papel de espectadores pasivos, nunca entrenados o motivados para que desarrollen sus propios ministerios.
A menudo, también este mismo error ha sido llevado de la iglesia en su «país natal» hasta el «extranjero».

Los nacionales son entrenados para depender de los misioneros. Si el misionero deja el campo, entonces la obra se desintegra por que los creyentes nunca fueron enseñados a continuar con la obra por ellos mismos.
El segundo propósito de los ministerios se menciona en la segunda mitad del verso… «para la edificación (crecimiento) del Cuerpo de Cristo.»

Las metas principales de la iglesia

La Iglesia de Jesucristo no es una condición estática. Se mueve hacia tres metas determinadas.

El verso 13 empieza con… «Hasta … » Esto indica que hay algo que debe venir en el futuro. «Hasta Que todos lleguemos a la unidad de la fe.» En el verso 3, podrá ver que estamos en la unidad del Espíritu, pero aun no estamos en la unidad de la fe, estamos entrando en ella.

La Iglesia aun está lejos de la unidad de la fe, cada predicador y cada denominación tiene su propia versión de la verdad.
«Llegar a la unidad de la fe» es nuestra primera meta. Nuestra unidad tiene que centrarse en torno a algo y la frase siguiente es, «y del conocimiento del Hijo de Dios.»

Yo prefiero traducirla más literalmente así, «al reconocimiento del Hijo de Dios.» Es reconociendo a Jesucristo que somos traídos a la unidad. La salvación depende del reconocimiento de Jesús como Salvador, la sanidad depende del reconocimiento de Jesús como Sanador; etc.

Jesús se convierte en el centro de nuestra unidad, cuando le reconocemos en cada área de su persona y ministerio. Isaías 52:8 nos da una hermosa representación de la restauración de esta unidad. «¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente dará voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sión.»

Este es el tiempo de la restauración del pueblo de Dios. Los atalayas son aquellos que están abiertos al Espíritu Santo y a lo que Dios está haciendo. Note que juntamente darán voces de júbilo -y esto es estar en armonía- y ver ojo a ojo es tener una sola visión.
Hace diez años yo no hubiese podido ministrar juntamente con tantos hermanos de todas las secciones de la Iglesia -católicos y protestantes- como ahora.

En el pasado hubieran existido demasiadas líneas doctrinales y denominacionales que nos hubieran separado, pero hoy nos juntamos básicamente porque tenemos la misma visión.

Dios está volviendo a traer esa cautividad de Sión. El Señor ha hecho esto y tenemos que decir que es maravilloso ante nuestros ojos.
Cuando lleguemos a la unidad, podremos empezar a entrar en la segunda meta de la iglesia: «a un varón perfecto». Yo creo que es mejor traducir «maduro» en lugar de «perfecto».

Esto significa que debemos dejar nuestro estado de infancia. Debemos crecer espiritualmente. Esta es una verdad que se aplica no solamente individualmente, sino que también colectivamente como un cuerpo.
Esto nos trae a una tercera parte del verso 13: » .. .la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.» He aquí la tercera meta del Cuerpo.

La palabra «plenitud» indica que está completo. En este sentido, la iglesia sería capaz de representar completamente a Cristo en su persona y en su ministerio.

La alternativa

Este es el plan de Dios para la Iglesia, pero existe la alternativa del diablo, contra la que nos advierte el verso 14.

Tres cosas sucederán si caminamos en esa dirección. En primer lugar, Pablo dice, » … que ya no seamos niños … » El quiere decir criaturas infantiles.

Un bebé es muy dulce cuando tiene seis meses de edad, pero es muy trágico si se comporta de la misma manera a los seis años de edad. Esto es lo que se llama retraso. Podemos crecer, o ser retardados.

Si esto último ocurre, entonces seremos» … llevados por doquiera de todo viento de doctrina.» Aquellos que son retardados espirituales son también inestables.
Esto nos trae a la segunda parte de la alternativa del diablo -inestabilidad.

 Cada vez que el viento sopla con alguna nueva doctrina, usted va a encontrar a los bebés espirituales siendo llevados por él… «Los Hijos de Dios»… «Los Hijos Manifestados»… ¿Cuál será la próxima?
La tercera tragedia es la decepción. » … llevados por doquiera … por estratagemas de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error.»

¿Se ha dado usted cuenta que existen aquellos que acechan el momento en que usted entra en una experiencia espiritual, sea la salvación o el bautismo en el Espíritu Santo, para engañarlo?
Juan Wesley escribió algo en su diario que me tocó muy hondo: «llevar personas a la conversión sin hacer nada subsecuentemente para su instrucción, es engendrar hijos para el homicida.»

Tras de aquellos que quisieran engañarlo está «el homicida», el diablo, que ha estado ocupado por miles de años engañando a la humanidad.

¡Él sabe cómo hacerlo!
La única manera de evitar el retraso espiritual, inestabilidad y decepción, es yendo adelante a través del reconocimiento de Cristo en la unidad de la fe, en la madurez y en la plenitud. ¡No hay una tercera alternativa!
El clímax de todo el proceso está en los versos 15 y 16; y viene ….. hablando la verdad en amor.»

La intención de este pasaje es que seamos honestos unos con los otros en amor. Verdad sin amor no es bueno, hiere y duele. Pero amor sin verdad es tontería sentimental y es engañoso. «Fieles son las heridas del que ama», dice la Biblia, «pero importunos» (engañosos) «los besos del que aborrece.» (Prov. 27:6)

El clímax

El clímax glorioso del proceso de crecimiento se despliega en el verso 26: «De quien (Jesucristo) todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.» Esta es una sentencia larga y complicada y a la mayoría de la gente se le escapa su significado.

¿Qué es lo que significa el Cuerpo? ¿Cuál es el tema de la sentencia? ¡Es el Cuerpo! Mírela de cerca. Es el Cuerpo que hace crecer al Cuerpo. No son los ministerios … el Cuerpo se hace crecer a sí mismo.
Se podría compendiar esta figura en tres palabras: plenitud, fuerza, unidad. «Todo el cuerpo», esto es plenitud; «bien concertado», esto es fuerza; «unido entre sí», esto es unidad. El primer aspecto del clímax es plenitud, fuerza y unidad.
En segundo lugar, encontramos que involucra a todo miembro y coyuntura. Cada miembro del Cuerpo tiene que funcionar eficientemente y en su propio lugar, antes de que el Cuerpo íntegro pueda presentar este cuadro.
En tercer lugar, si se llenan estas condiciones, el Cuerpo se edificará a sí mismo. Bajo condiciones apropiadas el Cuerpo de Cristo crecería naturalmente.

Note que Pablo habla de las coyunturas. Yo sugeriría que las coyunturas hablan de las relaciones interpersonales.

Es justamente como las coyunturas en mi cuerpo. Yo pudiera tener huesos maravillosamente saludables y fuertes, pero si no estuvieran unidos entre sí no podrían funcionar.

No importa lo fuerte y saludable que pudiéramos ser individualmente en el Cuerpo de Cristo, si no estamos unidos entre sí en relaciones correctas y saludables, el cuerpo no puede funcionar.
Corriendo paralelamente muy de cerca con este pasaje está Colosenses 2: 19 que habla no solamente de coyunturas, sino de «coyunturas y ligamentos».

Los ligamentos, o vínculos, yo consideraría que son las actitudes inclusivas.

La escritura menciona dos grandes vínculos: uno es el vínculo de la paz en Efesios 4:3. y el segundo es amor, del que habla Colosenses 3: 14.

Estas son las actitudes todo-inclusivas que hacen posible la unidad del Cuerpo.
Ezequiel 37 nos da una bella representación de lo que Dios está haciendo actualmente en la Iglesia.

Si se acuerda. toma lugar en «el valle de los huesos secos». Esto representa al pueblo de Dios -disperso, en exilio, perdido, sin esperanza, desamparado y muerto. Ezequiel recibió una revelación de Dios de que él había de profetizar sobre esos huesos.

Así es que en el verso 7 leemos. «Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.»
Esto es más o menos donde estamos hoy en el movimiento carismático: hay mucho ruido -mucho temblor- y todo el mundo está diciendo. «¡Qué maravilloso! ¡ La vid a está regresando a la Iglesia!»

La gente anda de un lado a otro profetizando y hablando en lenguas. siendo liberados y yendo a grupos de oración. Pero esto es solamente el ruido y temblor de los preliminares.

En la próxima fase vamos a encontrar a huesos juntándose con su hueso. La gente va a empezar a encontrar su lugar y su función en el Cuerpo y a relacionarse correctamente uno con el otro.

La base para la unión será la función, no la denominación o la doctrina. Nos juntaremos con una singularidad de propósito y de visión. Lo mismo da si su hueso viene de un cementerio bautista, un cementerio católico o un cementerio pentecostal.

Cuando los huesos se junten, no será con base en el cementerio de dónde vienen, será en la naturaleza de su función en el Cuerpo. Esto es lo que está adelante.
Finalmente, Ezequiel profetizó de nuevo -y los huesos fueron cubiertos con tendones, carne y piel, se convirtieron en cuerpos, pero todavía estaban sin vida.

Profetizó aun una vez más y el Espíritu entró en los cuerpos y estuvieron sobre sus pies, un ejército grande en extremo. Este es nuestro clímax y nuestra meta.
Hoy en día hay creyentes que en cada localidad se están dando reconocimiento el uno al otro y tomando sus lugares en una iglesia local. Esta iglesia local es el Cuerpo en esa área.

Cuando estos cuerpos locales hayan sido formados, entonces -en cumplimiento a la fase final de la visión de Ezequiel- el Espíritu Santo entrará en esos cuerpos completos y la Iglesia de Jesucristo se pondrá sobre sus pies y será revelada al mundo -¡un ejército grande en extremo!

Tomado de la Revista Conquista Cristiana /Usado con permiso.

(Los comentarios y artículos de opinión o de formación espiritual, son propios de las personas que los escriben y no necesariamente representan el pensamiento de este medio).

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