OPINIÓN

¿Por qué ChatGPT no puede producir sermones excelentes?

El trabajo de un pastor no es inmune a este peligro, porque esta inteligencia artificial puede producir exposiciones sorprendentemente buenas.

Aaron M. Shamp / Coalición por el Evangelio / Getty/

En el clásico Blade Runner (1982) de Ridley Scott, Harrison Ford interpreta a un cazarrecompensas de la policía de Los Ángeles que caza «replicantes», humanoides creados por bioingeniería idénticos a los humanos adultos, pero con un intelecto y una fuerza muy superiores.

Cuando el personaje de Ford recibe la orden de «retirar» a un replicante, se enfrenta a la tarea inicial de discernir si el sujeto que tiene delante es humano o no. Puede que los cristianos se planteen pronto una pregunta similar: ¿Los sermones y lecciones bíblicas que escuchamos son humanos o no?

La llegada de ChatGPT y otros programas de inteligencia artificial (IA) accesibles, ha hecho que los pensadores se planteen todas las formas en que puede ayudar, o incluso sustituir nuestro trabajo.

La labor de un pastor no es inmune a este peligro, porque ChatGPT puede producir sermones sorprendentemente buenos.

En el momento en que escribo estas líneas, el contenido que producen los programas de IA es superficial y básico, pero los programas pueden explicar y aplicar con precisión un texto de las Escrituras.

En la actualidad, la IA parece producir sermones basados en hechos que carecen de emoción y pasión. Pero solo es cuestión de tiempo para que los programas de IA puedan aproximarse más a la emoción y la profundidad humanas en sus respuestas. Entonces, ¿seguirán siendo relevantes los sermones escritos por humanos solo hasta el próximo avance del algoritmo? No.

Por muy avanzada que llegue a ser la inteligencia artificial para modelar el lenguaje, nunca sustituirá la escritura y predicación de un sermón excelente. Esta es la razón.

La predicación excelente es “lógica en llamas”

Sustituir los sermones preparados por un pastor, por otros preparados por la IA, es categóricamente imposible. Hacerlo ignora lo que es y lo que requiere el sermón.

¿Qué es predicar? Así respondió Martyn Lloyd-Jones a esta pregunta: «¡Lógica en llamas!». Explicó que la predicación es un matrimonio entre la razón y el espíritu. No es una mera transferencia de información, sino que la mente arde con la llenura del Espíritu Santo.

Recuerda lo que el Señor prometió a Su pueblo: «Entonces les daré pastores según Mi corazón, que los apacienten con conocimiento y con inteligencia» (Jr 3:15).

Ellos son líderes que nos recuerdan a David (1 S 13:14), quien pastoreó al pueblo como Dios lo pastoreó a él.

Matthew Henry explicó: «Los pastores según el corazón de Dios… se ocupan de apacentar el rebaño… como David lo apacentaba, con la integridad de su corazón y la destreza de su mano» (Sal 78:72).

Si un sermón es «lógica en llamas», entonces tanto su preparación como su predicación, requieren una mente y un corazón que el Espíritu Santo capacite para amar a Dios y amar a las personas. Veámoslo en detalle.

1. Los sermones requieren comunión con Dios

En Efesios 1:17, Pablo oró para que la iglesia tuviera «espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él».

John Stott nos recuerda que la descripción que hace Pablo del conocimiento de Dios es más detallada que la interpretación griega común. Pablo escribió sobre un conocimiento que es a la vez racional y experiencial.

Según la concepción griega, el conocimiento se basa únicamente en la racionalidad. Pero en la interpretación hebrea, el conocimiento también incluye el amor.

Somos seres que anhelamos lo que J. H. Bavinck llamó «Wirbildung», la cultivación del nosotros. Anhelamos el amor que nos atrae hacia un vínculo que trasciende el yo.

En última instancia, este anhelo solo se satisface con un conocimiento de Dios basado en el amor.

2. Los sermones requieren conocimiento de las personas

Cuando empecé en el ministerio, un amigo mayor me dijo: «Los pastores huelen a oveja». Su significado: el ministerio de predicación del pastor se hace más eficaz en proporción al tiempo que pasa con las personas.

El conocimiento de sus necesidades, dudas y aspiraciones orienta la aplicación de los textos bíblicos. Ser testigo de cómo Dios ha obrado en la vida de las personas a lo largo de los años perfeccionará los consejos, los ánimos y las exhortaciones. Los sermones más eficaces no son solo producto de la formación teológica, sino también de la experiencia pastoral.

3. Los sermones requieren la unción de Dios

Ninguna inteligencia artificial, ni siquiera una formada en todas las bibliotecas teológicas del mundo, puede sustituir al sermón preparado por un pastor.

Lloyd-Jones señaló que, a pesar de todos sus conocimientos teológicos, los apóstoles fueron descritos habitualmente en el libro de los Hechos como llenos del Espíritu Santo en su predicación. Esta unción, unción en el Espíritu, debe comenzar en la preparación del pastor.

Los grandes sermones no serán escritos por ChatGPT y luego pronunciados por un predicador apasionado. No, la preparación y la unción son simbióticas y complementarias. «La manera correcta de ver la unción del Espíritu», escribió Lloyd-Jones, «es pensar en ella como aquello que viene sobre la preparación».

¿Puede la IA cumplir todos estos requisitos?

Como explica detalladamente Joe Carter, las IA que modelan el lenguaje, como ChatGPT, imitan algo que nunca poseerán realmente: una experiencia en primera persona de Dios y Su mundo.

Joshua Rasmussen, filósofo de la mente, sostiene que la inteligencia artificial carece de los componentes básicos de los pensamientos y los sentimientos: carece de mente.

Por eso, aunque ChatGPT o LaMDA de Google sean capaces de dar una explicación convincente del mundo en tercera persona, incluso de la forma en que tú y yo somos capaces de articularla, no tienen la experiencia en primera persona de formar parte de la realidad que describen.

Su «inteligencia» es artificial, lo que significa «no en el sentido de tener conciencia de inteligencia, sino más bien solo de tener un tipo funcional de programación avanzada».

Por esta razón, las tecnologías de IA carecen del requisito clave necesario para los grandes sermones. Carecen de una mente llena del Espíritu Santo.

Como escribió E. M. Bounds en Power Through Prayer [Poder a través de la oración]: «El Espíritu Santo no fluye a través de métodos, sino a través de hombres. No viene sobre maquinaria, sino sobre hombres».

Se ha argumentado que a ChatGPT le falta corazón en sus sermones, una limitación que desaparecerá a medida que se aproxime mejor a las emociones humanas. Pero ese no es el verdadero problema.

La IA nunca sustituirá a los sermones escritos por seres humanos, porque carece de una mente que conozca a Dios y esté capacitada por Su Espíritu: una mente que el Espíritu Santo ilumine y encienda, un corazón que conozca y ame a Dios y un alma que transmita conocimiento encarnado a Su pueblo.

Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.

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