OPINIÓN

Líderes bíblicos que no murieron

La Biblia menciona a dos hombres que no vivieron los signos de la muerte, ellos son: Enoc y Elías.

Dr. Carlos Araya Guillén / Articulista/

La muerte es una realidad que le acontece a la vida. Es inevitable. Todo ser humano está sometido a la conciencia de la temporalidad. Hoy somos y mañana ya no existimos.

Nuestra presencia física termina con la muerte. La cual se presenta al final de nuestra vida terrenal.

Es un viaje sin regreso. Es un adiós a la familia, a los amigos, a los vecinos y en general, al convivio humano.

El ateo muere en la soledad de su agnosticismo. El cristiano se despide de este mundo con la esperanza de la resurrección y la vida eterna.

El ansioso se agota en su tanatofobia (miedo a la muerte), sin comprender que el sintagma nominal de la parca le da sentido a la existencia. Todo ser humano nace para morir, es un compromiso de vida con nosotros mismos.

Sin embargo, hay un relato bíblico que menciona a dos hombres que no murieron, que no vivieron los signos de la muerte. Ellos son Enoc y Elías.

Enoc

Enoc hijo de Jéred y padre de Matusalén, vivió de acuerdo con la voluntad de Dios.

Patriarca antediluviano. Dice el texto Bíblico en el Antiguo Testamento, que “un día desapareció porque Dios se lo llevó” (Génesis 5: 247/DHH)).

Y en el Nuevo Testamento, el escritor del libro de los Hebreos, nos recuerda que “Enoc fue transpuesto para no ver muerte”. (Heb 11:5/DHH).

Elías

Elías fue, según las Sagradas Escrituras, un profeta de Dios que vivió en el siglo IX a.C. conocido por su destacada misión moral y fidelidad religiosa.  

Fue perseguido por la idólatra Jezabel, reina de Israel y esposa de Ajab (hebreo: אחאב ‘j’b; también conocido como Acab).

Fue devorada por los perros en la parcela de Jezreel. (1 Reyes 21:23/DHH)

Pero volviendo a Elías, era natural de Tisbé, de la región de Galaad (1 Reyes 17:1 DHH).

Su nombre significa “Dios es mi guía”.  Fue el profeta que denunció el culto a Baal y apartó al pueblo de Dios de esa práctica pagana promovida por Jezabel, alejándolo de los peligros del sincretismo y extinción de la religión del verdadero Dios.  Aparece conversando con Moisés y Jesús en el pasaje de la transfiguración. (Mateo 16: 3-4/DHH).

Dice el libro de Reyes que “mientras Elías y Eliseo iban caminando y hablando apareció un carro de fuego, con caballos también de fuego, que los separó y Elías subió al cielo en un torbellino” (2 Reyes 2: 11/DHH).

La Virgen María

El caso de la Virgen María es distinto. La Iglesia Católica enseña que fue llevada asunta al cielo en cuerpo y alma, según la proclama del 1 de noviembre de 1950 de Pío XII, en la Constitución “Munificenissimus Deus” (Dogma de la Asunción de María).

Sobre esta creencia universal de la Iglesia Católica, la Biblia no menciona tal acontecimiento en ninguno de sus pasajes.

Los evangelistas Mateo y Lucas si subrayan que María estaba en cinta por obra, gracia y poder del Espíritu Santo, sin concurso de varón. (Mateo 1:20; Lucas 1:34-35 /DHH).  Asimismo se hace referencia al saludo del ángel Gabriel cuando se dirige a la Virgen María y le dice: “¡Salve llena de gracia!  el Señor está contigo. (Lucas 1: 26-28/DHH)

Ya sea, como expresión biológica o espiritual, el sentido de nuestra existencia está vinculado a la realidad del ser humano.

Por eso, lo importante es reconocer que, más allá de morir o no morir, la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Romanos 6:23/ DHH).

Aceptar que Jesús es el camino la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí (Juan 14:6/DHH).

(Los comentarios, artículos de opinión, de testimonio o de formación espiritual, así como las informaciones que reproducimos de otros medios, sean noticias o debates, son propios de las personas que los escriben y no necesariamente representan el pensamiento de este medio).

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