OPINIÓN

Ante la crisis del Covid-19: Somos la primera línea de batalla para combatirlo

Lic. Elí Garro Valerio/ Autor del Libro: Hijos con valores morales y espirituales.  

 Los habitantes de nuestro querido país, debemos asumir una actitud solidaria, responsable y comprometida para la solución a la crisis provocada por el COVID-19, considerando tres perspectivas: sanitaria, económica y emocional-espiritual.

1.- Perspectiva sanitaria

 Muy lamentable y doloroso la cantidad de fallecidos y el número de contagios que crece día con día y muy rescatable el gran esfuerzo que realiza el Gobierno, el Ministerio de Salud, la CCSS, y otras organizaciones públicas y privadas.

Este gran esfuerzo va en detrimento de la atención médica de toda la población, con padecimientos que generan también otras enfermedades que se agravan y llevan a la muerte, tales como las cardiacas, problemas de desgaste de columna, cadera y rodilla, cáncer de mama, de próstata, etc.

Ya antes de la pandemia la CCSS tenía un gran déficit de atención de citas médicas, operaciones, exámenes e incapacidad para hospitalizar los pacientes, es así que había listas de espera normal y listas de espera producto recursos de amparo interpuestos por los ciudadanos ante la Sala IV.

Es de esperar que la capacidad de la CCSS esté muy disminuida y la atención de otras enfermedades esté decayendo y seguirá decayendo, es decir no solo se requiere un mayor esfuerzo para atender la crisis sanitaria del COVID-19, sino un gran esfuerzo para ponerse al día con el déficit en los servicios hospitalarios acumulados. Al respecto sería interesante conocer las listas de espera actualizadas de los distintos servicios que brinda la CCSS.

2.- Perspectiva económica

Para atender la crisis, el Gobierno de la República realiza importantes gestiones financieras y también la CCSS está realizando un gran desgaste en sus finanzas.

Por otra parte, realiza una serie de medidas en materia de cierre parcial de las actividades productivas de bienes y servicios, sociales, educativas, recreativas, agrícolas, turísticas, religiosas, culturales, deportivas, hospitalarias, transportistas, etc.

Conocer los datos de endeudamiento del Gobierno, el deterioro en las finanzas de la CCSS y los efectos en los requerimientos de gastos normales para operación y mantenimiento, así como el sostenimiento del sistema de pensiones, es un tema valioso para analizar y tomar decisiones. Como es conocido, en los últimos años el futuro del sistema de pensiones de la CCSS ha estado en debate constante por analistas y las conclusiones son, que se deben tomar prontas acciones para evitar el desfinanciamiento.

La gran pregunta es, cuanto afecta en general esta crisis las finanzas de la CCSS, su impacto en la atención de los hospitales y del sistema de pensiones, así como el impacto en los pensionados presentes y futuros.

La expectativa de afectación en los salarios y pensiones en nuestra sociedad, de los impuestos que serán necesarios para recuperar la economía y atender el servicio de la deuda del país, es un tema crítico máxime que va paralelo con el empobrecimiento social.

Cuántos desempleados hay en el país, que están agobiados por no poder atender los insumos básicos de su familia, que miran hacia adelante y solo ven un futuro incierto, ya que vendrán meses aún más difíciles.

3.- Perspectiva emocional-espiritual

Al disminuir en forma sustantiva las actividades productivas, han disminuido los ingresos en todos los sectores, generando una altísima tasa de desempleo y el empobrecimiento de la población, así como un enorme endeudamiento del Estado, deuda que deberá ser honrada por el pueblo en los próximos años.

El empobrecimiento aunado a las medidas sanitarias, han cambiado el ambiente laboral, familiar, las relaciones humanas y diversión, con gran impacto en la parte emocional y espiritual de la población.

Por otra parte, escuchar las noticias diarias de nuestro país y externas sobre cantidad de muertos, contagiados, las dificultades hospitalarias, más cierres de actividades productivas, sociales, deportivas y culturales, sumados a los problemas sociales que se venían arrastrando en nuestro país, se convierten en una olla de presión, que generan emociones tóxicas como la angustia, estrés, temor, aflicción, desesperanza, resentimiento, desconfianza, ira y rencor.

Es muy común escuchar expresiones como “quiero y necesito trabajar, pero no tengo opciones”, “no tengo respuesta a mis ofertas” y “el futuro es incierto”.

Contribuir activamente con las tres perspectivas:

Entonces los tres factores primarios de la crisis, la sanitaria, la económica y la emocional-espiritual, tienen un impacto en espiral cuyos efectos potencian la misma crisis, es una bola de nieve que crece todos los días, amparado a la incertidumbre del futuro incierto, hasta cuándo se controlará la pandemia.

Por tanto, se requiere un balance entre estos tres factores, para salvar vidas y evitar colapsar el sistema médico, activar la economía y crear un ambiente económico-social de estabilidad y confianza a la sociedad y externamente. Caso contrario, se podría pensar que el colapso no es solo sanitario (falta de medicamentos, trabajadores de la salud, espacio, equipo médico y personas esperando ser atendidas), sino también económico (incremento galopante del desempleo y de la pobreza, más la atención a la deuda estatal) y caos social-espiritual, al no poder atender las necesidades básicas de las familias. 

El trabajo no solo genera ingresos para la familia, es también una gran terapia para las personas y bienestar familiar.

Para lograr un balance entre la situación sanitaria lo más benévola posible, activar la economía y lograr calidad de vida emocional-espiritual, se requiere una participación de solidaridad, de responsabilidad y compromiso real y efectivo de todos los habitantes sin distingos de clase social, edad, sexo, y nacionalidad, de los sectores público y privado: los sectores productivos, las organizaciones sociales iniciando con las familias, las iglesias-sin importar credos-, grupos sociales con distintos fines tales como sindicatos, los centros de educación, los hospitales, centros deportivos y culturales, etc.

Es un gran esfuerzo de todas las fuerzas vivas de nuestro país, es el momento más importante de frente al presente y futuro de Costa Rica, ya que solo unidos como una gran familia podemos salir adelante. Aquí es donde todos los habitantes de este país, debemos comprender que el frente de batalla no es el Ministerio de Salud y la CCSS, el primer frente de batalla somos usted y yo, somos todos.

Por otra parte, es urgente abrir la economía con el fin de bajar la altísima tasa de desempleo y el consecuente incremento en la pobreza de las familias.

El factor económico tiene un impacto devastador en las personas, en las familias y en el país, por la dificultad para atender las necesidades básicas alimentarias, de vestido, salud, servicios, impuestos y vivienda, -que se venían incrementando antes de la pandemia-, y cada día este problema crece como una bola de nieve. Menos actividad económica, más desempleo, menos recursos y más dificultad para generar los ingresos familiares necesarios, causan angustia, aflicción y desesperación en la sociedad, lo cual podría generar en grandes manifestaciones (ya hay evidencia) señal de problemas sociales y son abono para generar más enfermedades, todo lo cual agravarán aun más la crisis.

Es necesario una apertura de todos los sectores de la economía y el transporte,  de una manera progresiva, de manera tal que cada 2 o 3 semanas se presente un grado de apertura, por ejemplo un 10% cada dos semanas, o con alguna diferenciación, como ocurrió con el futbol. Esto permite que todos los sectores se preparen, que planifiquen y adquieran ciertos compromisos, con base a datos más ciertos y confiables para invertir, reactivar sus emprendimientos en todo el territorio y recuperar fuentes de empleo.

Aquí es donde los costarricense que amamos este país, debemos asumir nuestro rol de responsabilidad, de solidaridad y compromiso total, de un 100% en todo lugar y en toda actividad. Cuando laboramos, en las practicas del deporte, en la adquisición de bienes y servicios, en centros de recreación, diversión y culturales, en los eventos familiares, en el transporte, etc.

Esto se demuestra al cumplir fiel y respetuosamente los lineamientos del Ministerio de Salud y del Gobierno.

Es aquí donde se requiere la verdadera identidad del costarricense, de utilizar mascarillas y caretas, de guardar la distancia físico-social, de no tocarse la cara y lavarse las manos con mucha regularidad.

De no organizar eventos masivos tales como fiestas, reuniones, celebraciones, etc.

Tener el carácter para rechazar invitaciones a estos eventos y aplicar con todo respecto la burbuja familiar, estas son las condiciones mínimas que se deben observar en todo hogar, establecimiento, empresa y en cada rincón de este país.

El compromiso, la responsabilidad y solidaridad de cada uno de nosotros, es hacer el mejor esfuerzo posible para cumplir la normativa y no contagiarnos, esto es decir yo me amo y amo al prójimo.

El Gobierno hace todo lo posible con la participación activa de las instituciones estatales y la participación privada, pero no es suficiente y no lo será.

Es necesario que todos los sectores y fuerzas vivas trabajemos como un solo equipo con el Gobierno.

Es necesario un cambio de cultura y creencias, cambiar la crítica, las quejas y la politiquería, por el servicio activo y solidario con la familia y la comunidad.

Es necesario participar activamente en la solución de problemas como la indigencia, la pobreza extrema, las cuarterías y la migración, repartiendo alimentos, alcohol, mascarillas y con servicio social.

Es necesario que la empresa privada, especialmente las grandes empresas, contribuyan solidariamente, que vean más el beneficio social antes que el financiero. Es necesario el esfuerzo de los hospitales privados y profesionales privados en medicina y las demás ramas profesionales, de todos los colegios técnicos y profesionales y de todas las organizaciones vivas de nuestro país. Todos podemos y debemos aportar lo mejor de cada uno.

Es necesario que todos los habitantes nos enfoquemos, que dejemos las críticas y quejas y que destilemos servicio solidario, que renovemos nuestras mentes y seamos actores activos de la nueva sociedad que requiere el país.

Es necesario mayor actividad de las iglesias contribuyendo a guiar a la población en esta línea de solidaridad, compromiso y responsabilidad.

Todo de acuerdo con el principio de obediencia, dictado en la Biblia y que debemos acatar los creyentes y los que decimos creer en Dios, sin distinción de credo.

Llegó la hora de la obediencia a la Palabra del Señor, que nos llama a amar al prójimo como a nosotros mismos, Mateo 22:37-39, “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

También debemos recordar que la Escritura nos llama a obedecer las autoridades terrenales, que son establecidas por El, ver Romanos 13:1, “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”.

La crisis del COVID-19 es la gran oportunidad para los habitantes de Costa Rica, para aplicar la solidaridad, el compromiso y la responsabilidad, es la gran oportunidad de ser los actores directos en la primera línea de batalla contra la pandemia.

Todos podemos contribuir activamente, hagámoslo por Costa Rica. Todos juntos y unidos, salvaremos vidas de muchas personas, así es como ganaremos esta batalla. 

Ya han perdido la vida muchas personas en nuestro país, causando mucho dolor y pesar a sus familias y amigos.

Al cumplir con solidaridad, responsabilidad y compromiso todas las medidas sanitarias, estamos evitando el contagio, estamos evitando que muchas personas sean ingresadas en los hospitales y salvando la vida de muchas personas; estamos evitando el colapso del sistema de salud.

Estamos evitando que las personas fallezcan en sus casas, en las calles y en las salas de hospitales sin poder ser atendidas, sin la ayuda y acompañamiento de la familia, sin poder retirar el cuerpo y con serios problemas para sepultarlo.

Estamos evitando el dolor y pesar en muchas familias y muy importante, estamos evitando el dolor, el duelo, el trauma y el pesar en nuestra propia familia.

Costa Rica nos necesita a todos, somos la primera línea de batalla contra esta pandemia, con nuestra solidaridad, compromiso y responsabilidad, estaremos aplicando el verdadero amor al prójimo, la fuerza más poderosa para ganar esta batalla a la crisis provocada por el COVID-19. 

 

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