Vuelta a los orígenes: el Juramento Hipocrático
Un médico que mata (suicidio médicamente asistido, eutanasia, aborto y participación en la pena capital), equivale a renunciar a que la medicina sea una profesión exclusivamente terapéutica.
Michael Cook / Religión en Libertad /
A lo largo de los siglos, el Juramento Hipocrático ha expresado los ideales de la profesión médica, aunque hoy otras versiones lo han suplantado en la graduación de los estudiantes de Medicina… si es que juran algo. Tomado literalmente, el Juramento es un anacronismo. ¿Quién jura hoy “por Apolo médico y por Asclepio y por Higia y por Panacea y todos los dioses y diosas”?
Pero T.A. Cavanaugh, filósofo en la Universidad de San Francisco, defiende en su reciente libro Hippocrates’ Oath and Asclepius’ Snake. The birth of the medical profession [El Juramento hipocrático y la serpiente de Asclepio. El nacimiento de la profesión médica] que el Juramento sigue siendo importante para establecer la deontología fundamental de la profesión médica: ayudar al enfermo y no hacerle daño.
Basándose en la cultura y la filosofía griegas, Cavanaugh defiende que el daño iatrogénico [causado por el médico] deliberado, especialmente el producido por un médico que mata (suicidio médicamente asistido, eutanasia, aborto y participación en la pena capital), equivale a renunciar a que la medicina sea una profesión exclusivamente terapéutica.
Cavanaugh alega que la medicina como profesión implica necesariamente afirmar, en nombre del enfermo, el bien que se pretende conseguir y el mal que pretende evitar. La idea de prestar juramento implica que los médicos establecen límites a lo que se les permite hacer. La medicina debe rechazar la idea de que es puramente una técnica que carece de una ética interna propia y exclusiva.
Publicado en BioEdge /Traducción de Carmelo López-Arias.
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