OPINIÓN

Un profundo dolor

Eduardo Cruickshank Smith/ Presidente Asamblea Legislativa de Costa Rica /

Con un profundo dolor leí en este prestigioso periódico, un artículo del hermano de la fe, Pastor Víctor Hugo Quirós Acuña, a quien no tengo el gusto de conocer, en el que se me acusa de “alta traición”, por el trámite seguido en relación con la moción que presentamos 26 diputados para solicitar la postergación del matrimonio igualitario.

Mi dolor es incluso, mayor que el que siento ante el odio, los insultos y ataques que he sufrido por la ignorancia de algunas personas sobre el proceso; porque el oprobioso calificativo de “alta traición”, en este caso, viene de un pastor y hermano de la fe.  

No es propio de un cristiano —hablo no solo por el firmante de ese artículo, sino por muchos otros que, incluso, ostentan un puesto pastoral— atacar a mansalva, con falsedades y engaños a otra persona, sin siquiera abordarlo y darle la oportunidad de defensa.

Afirmo en forma categórica que, como cristiano, pastor y líder, y abogado; jamás me prestaría a ninguna clase de bajeza, y mucho menos a una del calibre del que me acusa el Pastor Quirós Acuña. Hoy puedo mirar directamente a los ojos de mi esposa, de mis hijos y nietos con la entereza de un hombre que ha sido y sigue fiel a sus principios; principios de los cuales nunca renunciaré, nunca comprometeré, ni transigiré; porque mi compromiso, más que con el pueblo costarricense, con mi familia y conmigo mismo; es con mi Dios a quien le debo más que mi vida.    

Lo cierto es que, aunque la moción que presentamos 26 diputados no garantizaba que se iba a detener el matrimonio entre personas del mismo sexo, yo la firmé, la apoyé y la votaré oportunamente porque estoy comprometido con la defensa de la familia, tal y como lo estableció y le complace a nuestro Padre Celestial. Y porque, además, el Dios que yo sirvo es soberano, todopoderoso, y, por lo tanto, puede imponer su voluntad y sorprendernos en los momentos más inesperados. O sea, porque he entendido desde hace mucho tiempo, que todo está en sus manos y no en las nuestras. 

Por otro lado, y no a manera de excusa alguna, debo subrayar que llevaba menos de 15 días en mi nueva función de Presidente de la Asamblea Legislativa con todos los retos que implica el aprendizaje y amansamiento de ese complicado cargo. Por lo tanto, a fin de evitar pifias o arbitrariedades, y ante la duda existente con respecto al procedimiento para el trámite de la referida moción; la prudencia y costumbre es consultar al Departamento de Servicios Técnicos de la Asamblea Legislativa. Así se estableció que, al no ser una “Moción de orden”, el procedimiento es colocarla en la agenda en el lugar que corresponde a “Proposiciones”; y así procedí.

El criterio emitido por el Departamento de Servicios Técnicos indicó literalmente lo siguiente: “La moción presentada al Plenario Legislativo solicitando una ampliación de plazo a la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, para resolver lo dispuesto por el voto N°2018-012782, constituye una moción de proposición y su conocimiento se debe ordenar dentro de lo que dispone el artículo 35, punto 4, inciso h: Proposiciones de los diputados”.

Lo anterior por cuanto en materia legislativa, las mociones de proposición deben reflejar la voluntad del Pleno, o sea, de la Asamblea Legislativa, de llevar a cabo la “Acción de Proponer” a un tercero; que, en este caso, es la Sala Constitucional.

Por lo tanto, habiéndola firmado, y con mis profundas convicciones cristianas, no tendría sentido que yo arbitrariamente colocara dicha moción atrás para que no se tramitara antes del plazo establecido por la Sala Constitucional, para que el matrimonio igualitario entre en vigencia.

Dado entonces que dicha propuesta establece un procedimiento específico, esta semana se estará presentando una moción de orden para que la solicitud pueda ser conocida en el plenario.

De tal manera que, ante tanta falsedad y distorsión de los hechos; tanta agresión, odio destilado y cizaña sembrada; me queda hacer lo correcto, y lo correcto es perdonar a mi hermano el Pastor Quirós Acuña y a todos los que, de una u otra manera se sintieron igual que él, y se prodigaron en expresiones similares en mi contra. 

Y en cuando a mi relación con Dios, hoy, con mi alma presa de un profundo dolor, se me hace manifiesto lo expresado por el Rey David en 2 Samuel 24: 14 cuando le dijo al profeta Gad, su vidente: “En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres.”

(Los comentarios y opiniones, son propios de las personas que los escriben y no necesariamente representan el pensamiento de este medio).

 

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