Róger Murillo/periodicomaranata.com/
Durante el Cuadragésimo Noveno Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se realiza en Medellín, Colombia, del 26 al 28 de junio, se nombró hoy viernes a cuatro nuevos miembros de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), tres de los cuales simpatizan con el movimiento LGTB y solo uno es provida.
Así lo informó el periodista Javier Bolaños (quien cubre la actividad), en un chat de comunicadores latinoamericanos, recién se había realizado la votación.
La Corte IDH, es un órgano judicial de la OEA, que tiene su sede en San José, Costa Rica y que supuestamente goza de autonomía frente a los demás órganos de esta institución. Su objetivo principal es aplicar e interpretar la Convención Americana sobre Derechos Humanos y otros tratados similares a los cuales se somete el llamado “Sistema Interamericano de Derechos Humanos”.
La Asamblea General de la OEA, el 1 de julio de 1978, recomendó aprobar el ofrecimiento formal del Gobierno de Costa Rica, para que la sede de la Corte se estableciera en ese país.
Esta decisión fue ratificada después por los Estados Partes en la Convención, durante el Sexto Período Extraordinario de Sesiones de la Asamblea General, celebrado en noviembre de 1978. La ceremonia de instalación de la Corte se realizó en San José el 3 de septiembre de 1979.
Es importante mencionar que solo los Estados Partes y la Comisión de Derechos Humanos (CIDH), tienen derecho a someter un caso a la decisión de la Corte, según reza el artículo 61.1. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH).
Por lo tanto, las víctimas de violaciones de derechos humanos no pueden presentar denuncias directamente ante la Corte, pero sí ante la Comisión, la cual podrá -si lo considera oportuno- someter el caso ante la instancia superior, si antes no llega a una de las soluciones contempladas en los artículos del 49 al 51 de la CADH.
De ahí que, tanto los miembros de la Corte como de la Comisión, es saludable que mantengan independencia de criterios y la mayor de las objetividades, aunque estos conceptos son muy discutibles.
En medio de tanta presión internacional de la comunidad LGTB, que con mucha regularidad lleva sus casos a la CIDH y en ocasiones a la Corte IDH, el nombramiento de los jueces es una de las elecciones más relevantes.
