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Japón : Tras el asesinato del ex primer ministro, nuevas acusaciones de fraude contra la Iglesia de la Unificación

Ya han pasado diez días desde el asesinato del ex primer ministro japonés Shinzo Abe: hay muchos puntos por aclarar pero los numerosos elementos que han surgido hasta ahora consolidan como móvil una pista que conduce hacia la Iglesia de la Unificación

Guido Alberto Casanova / Asia News /

En la investigación se consolida la pista que conecta el asesinato del ex primer ministro japonés al resentimiento de Tetsuya Yamagami: la fortuna familiar habría sido dilapidada por su madre en ofrendas a la secta del reverendo Moon.

En una carta, el hombre describió al político como «uno de los simpatizantes más influyentes», aunque la relación no parecía ir más allá de una alianza política.

Ya han pasado diez días desde el asesinato del ex primer ministro japonés Shinzo Abe: hay muchos puntos por aclarar pero los numerosos elementos que han surgido hasta ahora consolidan como móvil una pista que conduce hacia la Iglesia de la Unificación.

Se trata de una secta religiosa nacida en Corea en los años 50 y que a través de los años se difundió también en Japón. Tras ser arrestado, Tetsuya Yamagami habría dicho a la policía que le movía el resentimiento contra el grupo religioso con el que Abe tenía relaciones, según Yamagami.

Según se desprende de la investigación hasta el momento, Yamagami, el agresor de Abe, pretendía vengarse de la organización religiosa pues la participación de su madre en dicha secta había perjudicado el bienestar de la familia. 

La familia de Yamagami reveló que, tras convertirse en miembro en la década de 1990, su madre habría donado más de 100 millones de yenes (unos 715.000 euros) a la organización, de los cuales 60 millones procedían del seguro de vida de su difunto marido y otros 40 millones fueron donados mediante la venta de terrenos familiares. Tras ser declarada insolvente en 2002, su madre habría seguido donando sumas a la secta.

Según la declaración de la familia, Yamagami tuvo que abandonar la universidad debido a las dificultades económicas que atravesaba la familia.

La Iglesia de la Unificación tiene un oscuro historial de fraude y lavado de cerebro y se ha informado de que la organización solía obligar a sus miembros a comprar lo que se llama «mercancía espiritual» y a donar parte de sus ingresos.

En los últimos días, varios abogados japoneses han salido a denunciar las extorsiones perpetradas por el grupo contra sus miembros, basada en la manipulación emocional de los sujetos.

Yamagami había expresado su hostilidad hacia el grupo religioso en varias oportunidades. Ya en 2019, había premeditado un atentado contra el jefe de la Iglesia de la Unificación, que debía visitar Tokoname, no lejos de la ciudad de Nara, en octubre de ese año.

La policía también cree que Yamagami disparó contra el edificio de la iglesia el día anterior al ataque, que está muy cerca de donde se produjo el asesinato.

Según los investigadores, hay un elemento más: en una carta enviada a un bloguero crítico con el grupo, pocos días antes del atentado, Yamagami habría expresado su intención de matar al ex primer ministro por ser «uno de los simpatizantes más influyentes de la Iglesia de la Unificación», aunque reconocía que Abe no era «su enemigo original».

Sin embargo, lo que más llama la atención, como se admite implícitamente en la carta, es el hecho de que el ex primer ministro no parecía tener relaciones sumamente estrechas con el grupo.

La policía informó de que Yamagami culpa al abuelo de Abe, Kishi Nobusuke, de haber invitado a la secta a Japón, pero el propio nieto no parece haber estado especialmente cerca de la Iglesia más allá de la conveniencia política habitual.

Como grupo religioso de inspiración conservadora, la Iglesia de la Unificación ha tejido relaciones con la derecha japonesa, al igual que en muchos otros países.

Abe ha participado en algunas de las actividades de la organización, pero su implicación, por el momento, no parece ir más allá de los entretelones de la política y los movimientos religiosos. Sin embargo, las averiguaciones recién comienzan. Lo cierto es que el vínculo entre el PLD y la Iglesia de la Unificación tiene décadas y es un tema que raramente se discute. Nadie sabe a dónde podría llevar la investigación.

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