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Irlanda: Encarcelan a profesor cristiano por negarse a usar pronombres trans

La escuela durante tiempo intentó obligarle a que él usara un "pronombre trans" para dirigirse a un estudiante en proceso de "transición de género".

Jose María Carrera / Religión en Libertad /

Enoch Burke , un sincero profesor de instituto en Irlanda, todo un cristiano comprometido, ya ha pasado su primera noche en la prisión de Mountjoy por haberse negado a usar pronombres trans (se negó a usar lo que en español woke sería ‘elle’).

Su caso está ejemplificando hasta donde pueden llevar algunas instituciones en Occidente, su acoso contra los que se niegan a transigir ante la ideología de género y woke. 

Burke es profesor de alemán, historia y política de la Escuela del Hospital Wilson (Westmeath, Irlanda), un centro educativo  de tradición anglicana.

La escuela durante tiempo intentó obligarle a que él usara un «pronombre trans» para dirigirse a un estudiante en proceso de «transición de género». Le pedían dirigirse al alumno con el pronombre «they». Él se negó, alegando entre otras causas sus convicciones cristianas.

El colegio entonces suspendió al profesor y le prohibió acudir al centro, aunque sin especificar ninguna causa concreta que legalmente debe ser considerada grave.

Como él insistía en ir a clase, el colegio consiguió que un juez emitiera una orden impidiéndole acudir al instituto. Y como él insistió en presentarse allí, el viernes, el juez del condado de Westmeath Michael Quinn emitió una orden de arresto acusándole de desacato y el lunes la policía lo detuvo.

El profesor irlandés Enoch Burke, detenido por negarse a usar pronombres trans, se está convirtiendo en un símbolo de la libertad de expresión y pensamiento frente a la ideología.

Dejar de acudir al instituto sería reconocer que ha hecho algo malo

Tras su detención y en espera de la sentencia, Burke ha asegurado que se limita a mantenerse fiel a sus creencias cristianas. Alega que referirse al alumno por un nombre distinto al real (su realidad biológica) supone una violación de su conciencia.

«El transgenerismo está en contra de mi creencia cristiana. Es contrario a las Escrituras, contrario a la ética de la Iglesia de Irlanda y de mi escuela. Soy maestro y no quiero ir a prisión. Quiero estar en mi aula, donde estaba esta mañana cuando me arrestaron» sentenció Burke al ser detenido. «Es una locura«, le dijo al juez.

Argumentó haber continuado asistiendo a la escuela, porque cumplir la orden judicial también supondría una «violación de su conciencia«.

Un profesor solo puede ser suspendido por alguna acción grave y él no reconoce haber cometido ninguna, por lo que su deber, asegura, es seguir acudiendo al centro. 

En su defensa, alegó su «amor por la escuela» y su lema Res Non Verba –Acciones, no palabras– para justificar su actuación. Y dejó claro que en realidad está encarcelado «por decir que no llamaría niña a un niño».

Desde la prisión, el ejemplo valiente de este profesor, apoyado por su familia y amigos, se está difundiendo por todo el mundo, mostrando cómo un hombre que alza la voz ante un sistema injusto puede mostrar las vergüenzas de una ideología absurda que necesita multar y encarcelar para imponerse. 

Victoria de una profesora contra los pronombres trans en Kansas

Los abogados de Burke pueden verse animados con situaciones recientes. La semana pasada se supo el resultado del caso de Pamela Ricard, una profesora de matemáticas en Topeka (Kansas, EEUU), que ha ganado su juicio y recibirá 95.000 dólares en compensación de daños y prejuicios, tras una larga batalla legal por negarse a usar los pronombres trans. 

Pamela Ricard tenía en su escuela secundaria dos alumnos que se declaraban «trans», a los que la maestra se refería por su apellido. 

La directora del centro, Shannon Molt, envió una directriz al conjunto de maestros del centro que instaba a que, en caso de tener un estudiante que desea que se refieran a él con un pronombre escogido por el alumno «diferente a su nombre», «nuestro distrito acepta la solicitud» y «una vez que se sepa cuál es su nombre preferido, se empleará para referirse al estudiante«.

Ricard se negó a hacerlo así y el colegio le suspendió durante tres días por violar 11 políticas del distrito referidas al «acoso, diversidad e inclusión».

Lejos de amedrentarse, la maestra se puso en contacto con Alliance Defending Freedom y de Kriegshauser Ney Law Group para comenzar una batalla legal que tenía prácticamente ganada antes de empezar: el mismo Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el distrito de Kansas afirmó que la demanda emitida por la profesora «probablemente prevalecería por el ejercicio de libertad religiosa de la Primera Enmienda».

En mayo, Ricard ya obtuvo una primera victoria después de que la jueza de distrito Holly Teeter, designada para el cargo por el expresidente Donald Trump, impidió a la escuela sancionar a la maestra.

«La demandante cree que dirigirse a los estudiantes de una manera en la escuela y de otra manera cuando habla con sus padres es deshonesto. Ser deshonesto viola sus sinceras creencias religiosas«, sentenciaba la orden de Teeter. También afirmó que las escuelas no pueden interferir con los derechos de los padres.

Derecho a expresar las creencias religiosas

Ricard, que es cristiana, argumentó en su demanda que cualquier política que le exija «referirse a un estudiante con un pronombre de género que sea diferente del sexo biológico del estudiante violaba sus creencias religiosas«.

«La señora Ricard cree que Dios creó a los seres humanos como hombres o mujeres, que este sexo está fijado en cada persona desde el momento de la concepción, y que no puede cambiarse, independientemente de los sentimientos, deseos o preferencias de cada persona”, señalaba la demanda. 

Tras 17 años ejerciendo como docente en el distrito, Pamela Ricard se ha retirado de la enseñanza tras la resolución de su caso, que concluyó con una clara victoria frente a las presiones de género al llegar a un acuerdo con los funcionarios de distrito escolar por el cual la maestra recibirá 95.000 dólares en compensación de perjuicios y gastos legales, según se anunció el pasado miércoles. Con el acuerdo, el caso fue desestimado.

«Esperamos que [la victoria] aliente a los distritos escolares de todo el país a apoyar la libertad constitucionalmente protegida de los maestros para enseñar y comunicarse honestamente con los niños y los padres», dijo el abogado de ADF, Tyson Langhofer.

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