FORMACIÓN

Cinco marcas de un líder espiritualmente abusivo

En la iglesia no hay lugar para la ambición egoísta, la división y las luchas de poder.

Kevin Halloran / Coalición por el Evangelio /

Estoy agradecido por el énfasis que Dios da tanto a la doctrina sana como a la vida sana de los líderes cristianos. Por eso Pablo ordenó a Timoteo que tuviera cuidado de sí mismo y de la doctrina (1 Ti 4:16). Un líder cristiano necesita vivir una vida santa para respaldar la Palabra santa de un Dios santo.

Desafortunadamente, muchos líderes tienen en teoría una sana doctrina, pero no la ponen en práctica, lo que pone en peligro a sus iglesias y el testimonio del evangelio.

En la tercera carta de Juan, una epístola descuidada con frecuencia, leemos sobre Diótrefes, un líder que causó un gran daño a su iglesia. El apóstol Juan le escribe a Gayo:

«Escribí algo a la iglesia, pero Diótrefes, a quien le gusta ser el primero entre ellos, no acepta lo que decimos. Por esta razón, si voy, llamaré la atención a las obras que hace, acusándonos injustamente con palabras maliciosas. No satisfecho con esto, él mismo no recibe a los hermanos, se lo prohíbe a los que quieren hacerlo y los expulsa de la iglesia» (vv. 9-10).

En la descripción que Juan hace de Diótrefes, observamos al menos cinco marcas de un líder espiritualmente abusivo.

1) Un líder espiritualmente abusivo muestra una ambición egoísta

A Diótrefes «le gusta ser el primero». ¡Que nunca se diga eso de nosotros!

Los líderes egoístas que anhelan atención y adulación son carnales, porque nuestro llamado no es a exaltarnos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor y presentarnos a nosotros como sus siervos (2 Co 4:5).

No debemos buscar «cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás» (Fil 2:4). Cuando nos empujamos para ponernos al frente de la fila, quitamos protagonismo a Jesús y robamos su gloria.

Los líderes piadosos son siervos humildes que pastorean con diligencia al rebaño, sabiendo que son responsables delante de Dios y Él los recompensará (1 P 5:1–4).

2) Un líder espiritualmente abusivo no respeta la autoridad

Diótrefes no reconocía la autoridad apostólica de Juan ni la de otros líderes de la iglesia. Rechazar la autoridad de los apóstoles de Dios equivale a rechazar la autoridad de Dios y tratar de ejercer la nuestra.

En estos días, muchos rechazan la autoridad apostólica al rechazar las Escrituras. Otros, debido a su orgullo o egoísmo, rechazan a los líderes de la iglesia dados por Dios.

Si tú o alguien a quien conoces ignora los mandamientos claros de las Escrituras para la vida de la iglesia, las cualidades de liderazgo (1 Ti 3; Tit 1), o socava directamente las palabras de otro líder sin una autorización bíblica, ten cuidado. Es posible que seas o estés ante un Diótrefes.

3) Un líder espiritualmente abusivo arroja acusaciones injustas

Lanzar acusaciones injustas es un asunto serio, ya que revela las mentiras y la intención maliciosa de las acciones de Diótrefes.

Estas acusaciones injustas pueden funcionar como un veneno en la vida de una congregación, haciendo que los amigos se enfrenten entre sí.

En lugar de permitir que las palabras maliciosas hagan tanto daño, Jesús dio instrucciones claras sobre qué hacer si tenemos un problema con nuestro hermano o hermana en la iglesia.

Esto es especialmente crucial para los líderes que sirven de ejemplo al rebaño.

4) Un líder espiritualmente abusivo carece de hospitalidad para los que difieren

No sabemos por qué Diótrefes se negó a recibir a los misioneros itinerantes («él mismo no recibe a los hermanos»), pero la carta deja en claro que debió haberles dado la bienvenida.

Su ambición egoísta y deseo de poder le impidieron practicar la hospitalidad cristiana hacia sus compañeros de trabajo ministerial en Cristo. Claramente, hay un problema entre Diótrefes, Juan y los hermanos itinerantes.

En lugar de trabajar para resolver el conflicto, Diótrefes lo continúa y ​​deja que sus «enemigos» sepan que la batalla ha comenzado.

Los mandatos bíblicos de servirnos «unos a otros» como hermanos en la fe no se anulan si tenemos un desacuerdo (asumiendo que no es una diferencia teológica importante); ellos existen para ayudarnos a recordar nuestra identidad como el único cuerpo de Cristo, al exhortarnos a servirnos los unos a los otros.

Si hay personas a las que no das la bienvenida en tu iglesia, no obres como el diablo quiere. Haz todo lo posible por reconciliarte y recibirlos como Cristo te ha recibido (Ro 15:7).

5) Un líder espiritualmente abusivo crea división

Diótrefes no solo se negó a dar la bienvenida a los hermanos, sino que también se asegura de que los demás tampoco lo hagan. ¡Incluso excomulgó a los que no estaban de acuerdo con él!

Esta mentalidad de «lo haces a mi manera o vete» puede funcionar en el mundo de los negocios, pero no tiene lugar en el liderazgo de una iglesia. Una iglesia y sus líderes deben esforzarse en «preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz» (Ef 4:3).

Un ejemplo mejor

Al escribir su carta, Juan quiere que Gayo comprenda el deseo de Dios para los líderes: que ellos modelen la verdad y gracia del evangelio en cada palabra y acción.

El ejemplo negativo de Diótrefes va en contra de todo eso. En la iglesia no hay lugar para la ambición egoísta, la división y las luchas de poder. Después de su descripción de Diótrefes, Juan señala un ejemplo positivo:

«Amado, no imites lo malo sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios. El que hace lo malo no ha visto a Dios. Demetrio tiene buen testimonio de parte de todos y de parte de la verdad misma. También nosotros damos testimonio y tú sabes que nuestro testimonio es verdadero» (vv. 11-12)

Cuando los líderes abusivos como Diótrefes te desaniman, no creas que no hay buenos ejemplos. También hay muchos Demetrios por ahí, cada uno caracterizado por la humildad, el discernimiento piadoso y el amor. Síguelos a medida que ellos siguen a Cristo.

 

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