OPINIÓN

Avivamiento y Reforma

¿Un avivamiento es el comienzo de una reforma? Si, pero no necesariamente.

Profeta Pavlo Chaves /  

¿Necesitamos un Avivamiento? 

 Claro, no hay duda de ello. Todos necesitamos vivir un avivamiento. 

¿La Iglesia necesita un avivamiento? Desde luego, es necesario que la Iglesia atraviese un tiempo de agitación espiritual, que la saque de su letargo. 

Mi pregunta es, ¿Mi nación necesita otro avivamiento más o una reforma? No tengo miedo a dar una respuesta contundente: Mi país y todo el continente de América Latina necesita una reforma profunda. Un avivamiento más, no bastará. 

¿Un avivamiento es el comienzo de una reforma? Si, pero no necesariamente. 

Han pasado muchísimos avivamientos en nuestra generación y tristemente los lugares donde sucedieron, no tuvieron cambios relevantes. Recuerdo, por ejemplo, el famoso avivamiento de Almolonga. ¿Lo recuerdan? Fue hermoso leer sobre los milagros creativos que ahí sucedieron, pero…

¿Qué pasó con Guatemala? 

Sigue siendo la misma nación, que batalla contra los índices más altos de pobreza en el continente y la violencia descarnada, que viene de las maras. No me deja tranquilo la idea de que el paso del Espíritu Santo por un lugar, no genere cambios tangibles. Debe existir una transformación, más allá de temas eclesiásticos. Cambios verificables que perduren en el tiempo.

Recuerdo también el avivamiento de Toronto. Muchos viajaron para ver lo que ocurría allá, 

¿Y qué pasó con Canadá?

Fue tomada por gobernantes profundamente pervertidos que alientan todo comportamiento que sea adverso a la Palabra. Son la capital mundial de la ideología de género. Antes que suceda algo malo en la tierra, en Canadá lo hicieron ley, primero.

No pongo en duda que los avivamientos, en el pasado, hayan traído un impacto en las conversiones o servido como un aliciente para que luego se alzaran grandes movimientos misioneros.

Quizá, los avivamientos sí levanten el número de conversiones, pero tristemente la incidencia de esos nuevos creyentes en la vida de sus naciones ha sido muy poca, poquísima. Esa gran debilidad de muestra la Iglesia para mantener prendidos los focos de avivamientos a través del tiempo, es un espejismo para cierta parte de la feligresía.

Vivir, soñar y predicar de la necesidad de un avivamiento, no es suficiente. Debemos anhelar un avivamiento en nuestras vidas, pero requerimos que esa vivencia trascienda, de lo contrario, el beneficio no será más que personal. 

Necesitamos levantar la mirada para comprender qué es lo que ocurre. La clave, a mi entender, está en la perspectiva con la que la fe cristiana se está viviendo por nuestros días. Una importante cantidad de creyentes, están pensando excesivamente en el presente. En lo que quieren experimentar hoy o sentir en la reunión del domingo. Quieren algo y lo quieren ahora. Quieren milagros, profecía, don de ciencia y lo quieren ahora. 

Es muy posible que esa obsesión por el presente, impida que los avivamientos recientes se hayan mantenido en el tiempo. Fueron cápsulas de historia, donde no se procuró que el fuego del Espíritu Santo, cambiara a la sociedad completa.  No se miró más allá de lo que se vivía. Fueron brotes de fuego tan espontáneos, que también, espontáneamente desaparecieron.

Los movimientos de reforma, en cambio, no son precedidos necesariamente por avivamientos. Al contrario, en muchos casos, son el resultado de un hartazgo de la decadencia en la que vive una sociedad. Vivo ejemplo fue Lutero. 

Las reformas son el fruto de una búsqueda de cambios profundos que puedan ser sostenidos en el tiempo, que le hereden a las futuras generaciones una nación distinta. 

¿Anhelamos un avivamiento o mejor no? 

Les propongo algo, pidámosle a Dios la forma en la que podemos convertir un avivamiento, en una reforma.

(Los comentarios, artículos de opinión, de testimonio o de formación espiritual, así como las informaciones que reproducimos de otros medios, sean noticias o debates, son propios de las personas que los escriben y no necesariamente representan el pensamiento de este medio).

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba