OPINIÓN

Analfabetismo bíblico en la fe cristiana

"El analfabetismo bíblico se manifiesta en diferentes ámbitos como lo es el histórico, espiritual, teológico y moral".

Carlos Araya Guillén / Articulista /   

El analfabetismo bíblico, desconocimiento de la Palabra de Dios, es un problema actual entre los creyentes. Se respeta y se honra la Biblia, pero esta no se lee ni se estudia.  

Los cristianos han dejado de lado el aprendizaje bíblico, incumpliendo así el mandamiento de Jesús: “Escudriñar las Escrituras porque ellas dan testimonio de mí”. (Juan 5:39).

El analfabetismo bíblico se manifiesta en diferentes ámbitos, como lo es el histórico, espiritual, teológico y moral.

Los fieles practicantes por lo general, no saben dar razón de su fe con pasajes básicos  de la Biblia cuando se les pregunta sobre sus creencias, pues solo utilizan versículos o pasajes bíblicos de manera descontextualizada y en muchos casos, sostienen la tesis que no necesitan estudiar ni escudriñar la Biblia porque el Espíritu Santo les habla y enseña directamente a los oídos y al corazón.

Ignorando así los recursos exégeticos y hermenéuticos que Dios ha dado a los que leen,  estudian y viven la Palabra para crecer en conocimiento  y predicar con fundamento bíblico conforme a la verdad inspirada.

Se debe leer la Biblia como lo hicieron los hermanos en la sinagoga de Bereda,  que escuchaban la predicación de Pablo y  Silas  pero a la vez todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba.(Hechos 17:10-11).

Actitud importante, porque en la actualidad es frecuente la aparición de nuevos énfasis doctrinales con una aparente firmeza teológica, pero que en el fondo son verdaderas herejías. (2 Pedro 2:1). Se escuchan muchas palabras emocionales, pero no se escudriña la Palabra de Dios.

Se ha sustituido la responsabilidad, lastimosamente de leer y exponer los textos bíblicos por la atención visual de películas, videos o documentales, desconociendo las palabras del salmista “lámpara es a mis pies tu palabra y una luz en mi sendero”. (Salmos 119:105).

Asimismo, el paso tecnológico de la electricidad, de la radio a la televisión en colores, de la sencilla máquina de escribir a los ordenadores, de la fotografía al video, del libro a la pantalla digital de un celular, de la carta cursiva al WhatsApp, de la comunicación manual a la Internet, Facebook y YouTube, entre otros inventos, nos ha alejado de tener más discernimiento personal que todos los maestros, como dice el salmista. (Salmo 119:99).

No se lee la Biblia ni se conocen sus contenidos ni propósitos de fe. Los hermanos se conforman con recitar versículos aislados y memorizados o con saber varias historias del Antiguo y Nuevo Testamento.

Se cita la Biblia con frases imaginarias que no aparecen en el libro santo.

Jesús nos llamó a escudriñar las Escrituras.

Veamos diez ejemplos:

  1. “Tres reyes magos visitaron al niño Jesús, Melchor, Gaspar y Baltasar” (No se sabe cuántos eran ni los nombres Mateo 2:1).
  2. “Los muros de Jericó cayeron después de la sétima vuelta” (Fueron 13 vueltas Josué 6:11-16).
  3. “Elías subió al cielo en un carro de fuego”. (Fue en un torbellino 2 Reyes 2:11).
  4. “Dalila le cortó el pelo a Sansón” (Fue un hombre Jueces 16:19).
  5. “Dios bendice al dador alegre” (La Biblia dice que lo “ama” 2 Corintios 9:7).
  6. “Judas se ahorcó y permaneció así hasta la muerte” (Cayó de cabeza, se reventó por medio y todas sus entrañas se derramaron, Hechos 1: 18).
  7. “El Espíritu Santo tiene forma de paloma”. (El Espíritu Santo bajaba sobre él como una paloma, Marcos 1:10).
  8. “Únicamente María, la madre de Jesús, fue declarada una mujer bendita”. (También Jael, esposa de Héber el quenita, fue declarada una mujer bendita, Jueces 5:24).
  9. “Goliat murió de una pedrada”. (Fue víctima de su propia espada, 1 Samuel 17:48-51).
  10. ¡Increíble! Un hermano me preguntó por qué en la Biblia se menciona a un “tiquito (costarricense).” (Pablo menciona a Tíquico, hermano de la congregación de Éfeso).

Pareciera a veces que el estudio de la Biblia y la predicación expositiva, ya no tienen ningún papel en la vida cotidiana del creyente.

El mensaje de rigor exegético se ha cambiado por agitados conjuntos musicales “de adoración”, por una predicación delirante de pastores y “profetas”,  acompañadas de frases aprendidas de memoria que se repiten como recurso para imponer su voluntad a los feligreses.

Está bien alabar al Señor en los cultos. Saltar y danzar como David delante de Dios. (2 Samuel 6:14). Orar en voz alta. Aplaudir a Cristo. Llorar, reír, abrazar al hermano y dar vivas al Altísimo, pero lo que no está bien, es ignorar la lectura y el estudio analítico de la Biblia durante el servicio religioso y en la vida cristiana.        

Hoy más que nunca, se hace necesario que los creyentes estudien, con fe y convicción, la Biblia para su propia edificación, dar razón de los fundamentos firmes de su fe y enfrentar preparados tantas doctrinas extrañas, en especial, aquellas, que quieren pervertir el evangelio de Cristo, como lo hicieron, en la época de Jesús, los saduceos que negaban la resurrección. (Mateo 22:23).     

Conviene ser constantes, fieles servidores en el Señor y testigos de la Palabra de Dios (Hechos 1:8), como Epatras (Colosenses 1:7) y Onésimo (Colosenses 4:9) y todos los demás hermanos en la fe como Eubolo, Pudente, Lino, Onesíforo, Trófimo y Erasto (2 Timoteo 19-22, Cf. Romanos 16).

Por eso, vale recordar aquí, las hermosas alabanzas del salmista que, pensando en la lectura consciente de las Escrituras y el conocimiento de sus enseñanzas, escribe “¡Cuánto amo yo tu ley!”, todo el día medito en ella” ¡Cuán dulces son a mi paladar sus palabras! ¡Son más dulces que la miel a mi boca! (Salmo 119: 97,103).

Por último, si se quiere dejar de ser un analfabeta bíblico, es menester leer y estudiar la Palabra de Dios en la cual Cristo está revelado (Hebreos 1:1).

En la promoción de esta imprescindible tarea, debe participar la Iglesia, la familia y la convicción personal de los creyentes.

Tenemos que   leer y estudiar la Biblia  para honrar de todo corazón a Cristo como Señor. Y estar siempre preparados para responder a todos aquellos que nos pidan razón de la esperanza que hay en la fe cristiana. (1 Pedro 3:15).

Una congregación atenta a los signos de los tiempos, está llamada a aportar a la Iglesia la belleza de escudriñar las Escrituras y renovar, así su ardor espiritual y vigor apostólico.

Nota: Citas bíblicas de la Nueva Versión Internacional NVI, 1999).

(Los comentarios y artículos de opinión o de formación espiritual, son propios de las personas que los escriben y no necesariamente representan el pensamiento de este medio).

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