Rony Chaves Predicando en la «Cruzada un Milagro en tu Vida».
Pavlo Chaves Illanes / Periodista /
“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla. Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas” (Salmo 126: 5,6).
La familia de Rony Chaves no era adinerada, por el contrario, ante el abandono de su padre, todos los hijos del matrimonio Chaves Monge pasaron mucha necesidad desde su infacia.
Sus posibilidades económicas fueron pocas para viajar a otros países, por lo tanto, Rony nunca tuvo un pasaporte.
Para 1984 solo había visitado dos naciones; Panamá, a la que llegó vía terrestre y los Estados Unidos, a la cual fue invitado para un congreso cristiano de difusores de radio y televisión.
En la mente del joven predicador viajar al mundo era más que un sueño, una gran imposibilidad.
En un Día de Oración en el estadio «Colleya» Fonseca.
En aquel momento solo iba a otros países a predicar, si Dios abría las puertas proveyendo los boletos de avión.
Para 1985, Rony estaba ya casado con Lía Illanes y tenía su primer hijo, Pablo Josué. El niño primogénito nació en 1984 y Lía esperaba a su segundo hijo Rony Andrés.
Para finales del 84 ella viajó con Pablo a su país natal Chile, para compartir unos días con su familia.
Fue para ese entonces que Rony entró en un período de ayuno largo.
En una tarde de enero del 85, él oró fervientemente y se quedó dormido. En medio de aquel reposo, Dios le dio una experiencia sobrenatural.
Rony se miró junto a su equipo evangelístico (seis personas), viajando en un pequeño volkswagen descapotable.
Ejerciendo su ministerio como maestro.
Lo curioso es que volaban sobre la carretera y rápidamente iban pasando por naciones de Centro América, como Panamá, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice.
La velocidad era tal que recorrían vertiginosamente muchas ciudades surcando los aires, pero también lo hacían tan lento, que Rony sacaba su mano del «automóvil volador» y la ponía sobre la cabeza de las multitudes, sanándoles en el nombre de Jesús.
Predicando en un día de clamor por Costa Rica.
El enviado del Cielo le dijo: “Así te dice el Señor: Yo te he dado un ministerio viajero, prepara tus maletas porque viajarás a las naciones de la tierra para predicar mi palabra”.
Entre dormido y despierto, Rony fue envuelto por el poder de Dios, se postró ante el Señor en el piso y en medio de un silencio celestial oyó la voz del Padre que decía: “Busca en tu closet en el lugar donde guardas tus monedas, ahí está el dinero para tu boleto a Guatemala”.
Rápidamente Rony se levantó, abrió su closet y buscó donde él y su esposa guardaban monedas de bajo valor.
La sorpresa fue mayúscula porque al empezar a contar, se habían multiplicado y eran tantas, que sumaban lo suficiente para pagar un boleto de avión a Guatemala.
Rony había sido invitado a asistir a esta nación, por lo que oraba y ayunaba al Señor para la provisión de sus gastos.
Al viajar a esta bella nación, Dios usaría al apóstol Otoniel Ríos Paredes de la Misión Elim, para profetizar y confirmar el llamado apostólico del joven evangelista.
Desde aquel día en adelante, las naciones se abrieron para el muchacho.
Ya han pasado treinta y siete años de aquella experiencia reveladora y Rony Chaves ha ministrado en los cinco continentes de la tierra, dejando una huella profunda y poderosa por más de ochenta naciones.
Miles de hombres han sido marcados por la unción de su ministerio profético y le consideran su mentor y padre ministerial.
Dios lo ha llevado por cada nación del continente americano y es uno de los conferencistas más invitados entre el pueblo hispano, donde cada boleto fue provisto por Dios.
Él ha movilizado a su equipo de evangelistas y apóstoles por muchos países con la provisión divina para sus gastos.
Cada dólar fue dado por Señor, aunque Rony no tenía posibilidades, el Espíritu Santo lo hizo posible.
Así ha renovado una gran cantidad de pasaportes y el Dios viviente ha cumplido cabalmente su bendita Palabra.
“Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. ¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío de generación en generación”. (Daniel 4: 1,2,3).