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Netanyahu gana las elecciones con mayor participación de los últimos 20 años

Los sondeos a pie de urna le otorgan a su bloque entre 61 y 62 escaños, lo que le permitiría formar gobierno.

Mikel Ayestaran / Corresponsal en Jerusalén /ABC Internacional / Foto Amir Levi / The Wall Street Journal /

Israel volvió a las urnas por quinta vez en menos de cuatro años en unos comicios convertidos de nuevo en todo un plebiscito sobre la figura de Benjamín Netanyahu.

Pese a ser las quintas elecciones en apenas cuatro años los ciudadanos respondieron con la participación más alta de las últimas dos décadas. Los primeros sondeos a pie de urna de los principales canales del país otorgaron la victoria al Likud, con 30 escaños, y apuntaron que el bloque pro Netanyahu consigue la mayoría en la cámara con al menos 61 escaños, lo que le permitiría formar Gobierno.

Se trata de un margen muy estrecho, de tan solo un diputado, por lo que exministros del Likud pidieron cautela hasta conocer la marcha del recuento.

Los ciudadanos ya han cumplido con su parte y los seguidores del ex primer ministro han demostrado que no les influye su juicio por corrupción a la hora de depositar la papeleta. Ahora es el turno de los líderes políticos, que deben negociar para intentar formar una coalición sólida que permita a Israel recuperar cierta estabilidad.

En el bloque pro Netanyahu se confirma la entrada con fuerza de Sionismo Religioso, formación radical liderada por los colonos y herederos del kahanismo Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir.

Los primeros sondeos le colocan como tercera fuerza del país con 15 diputados, un resultado sin precedentes para el supremacismo judío. Junto a ellos estarán los partidos ultraortodoxos, con 17 diputados, y se conformaría el gobierno más radical de la historia del Estado judío.

Vacunación masiva

En las elecciones de marzo de 2021 la campaña masiva de vacunación fue el monotema. Netanyahu intentó hacer suyo el éxito de la administración de las dosis y no dudó a la hora de apropiarse del eslogan del ministerio de Salud para su campaña: «¡Volvemos a la vida!».

Esta vez la campaña del Likud ha consistido en atacar a la coalición liderada por Yair Lapid y Naftali Bennet, que les ha mantenido un año apartados del poder.

Bennet ha pagado su fugaz paso por la jefatura de Gobierno con la retirada de la política y su partido, Hogar Judío, ni siquiera superaría el mínimo porcentaje de 3,25 exigido para estar en el nuevo parlamento.

Lapid se consolida como la alternativa más seria a Netanyahu tras sus cuatro meses como primer ministro interino y Yesh Atid se haría con 22 escaños. En las últimas semanas ha mejorado su imagen política dentro del país tras firmar el acuerdo con Líbano para explotar el gas en el Mediterráneo, un paso histórico ya que se trata de dos países vecinos en guerra. Netanyahu, sin embargo, ya ha adelantado que piensa echar por tierra el pacto si recupera el poder.

A las puertas de los centros de voto del centro de Jerusalén, los seguidores del Likud y de Sionismo Religioso intentaron lograr electores hasta el último segundo.

Netanyahu fue uno de los primeros líderes en acudir a las urnas y dijo que «espero que terminemos este día con una gran sonrisa. Quienes voten por nosotros tendrán a Netanyahu como primer ministro y un verdadero gobierno de derecha».

En las calles los seguidores del Likud ponían a todo volumen canciones para ensalzar a su líder con lemas como «eres fuerte, puedes hacer todo, eres un genio», que se escucharon sin parar hasta el cierre de los colegios.

«Para eso es mejor una dictadura»

«No importa quién gane, hay que prepararse para las sextas elecciones y luego las séptimas, así hasta que ‘Bibi’ deje la política y abandone el Likud. Esto es una trampa, un círculo vicioso y aunque gane uno de los bloques, tener un margen tan corto hace que los gobiernos sean muy débiles», considera Meir Margalit, autor de libros como ‘Jerusalén, la ciudad imposible’. Para Margalit, «lo más grave es que los jóvenes se preguntan para qué sirve la democracia si cada año o año y medio cae un Gobierno, para eso mejor una dictadura. Lo que está en juego aquí es la democracia».

El Likud volvió a trasladar su cuartel general para seguir los resultados a Jerusalén, algo que ya hizo el año pasado, aunque no le trajo mucha suerte. Nada más conocerse los primeros sondeos estalló el ambiente de fiesta, pero las voces más cautelosas recordaron que en 2021 la fotografía inicial de los sondeos fue parecida y finamente el bloque pro Netanyahu perdió la mayoría. En esta ocasión, la posible entrada del partido árabe Balad en la cámara privaría a Netanyahu de la posibilidad de formar gobierno.

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