OPINIÓN

Meditando en la Reforma de Lutero

Me pregunto ¿qué haría Martín Lutero si existiera actualmente?

Erick Soto / Pastor /

 La Reforma se inició en Wittenberg, en la actual Alemania, a principios del siglo XVI.

Su impulsor fue el monje y teólogo alemán Martín Lutero, quien el 31 de octubre de 1517 clavó Las 95 tesis, en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg.

En ese documento de su autoría, criticó diversas prácticas de la iglesia Católica, entre ellas la venta de indulgencias y la acumulación de bienes materiales.

Su prédica, a favor de un retorno a los valores del cristianismo primitivo y  de la autoridad del papa sobre toda la cristiandad, dio origen al protestantismo.

Se podría resumir que la Reforma tuvo su origen en las críticas y propuestas con las que diversos religiosos, pensadores y políticos europeos, apoyando a Lutero, buscaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres del catolicismo.

A propósito de la celebración del «Día de la Reforma», el 31 de octubre, he pensado que haría Lutero si se levantará en esta época.

Vivimos tiempos donde algún sector del evangelio «vende milagros» al mejor postor por un poco de dinero, para lucrar y hacer fortunas.

Que haría Martin Lutero al encontrar la apostasía por la que él luchó, donde enseñaba que la idolatría no era el mejor camino de la adoración.

Cuántas veces nos preguntamos ¿si la idolatría y el culto que se le rinde al hombre en algunas denominaciones y lugares no es algo parecido a lo que se practica en otras religiones?

Yo he ido a lugares donde uno percibe más veneración al pastor o un ministerio que al mismo Dios.

¿Qué haría Lutero si se levantará en estos días de apostasía, dónde se manipulan la Escritura y se dicen cosas que no tienen respaldo bíblico.

Es tiempo de volver a la Biblia, de regresar a las sendas antiguas.

Vivimos una época como la que Pablo predicó, donde mucha gente estaría presta para escuchar doctrinas engañosas y algunas hasta con tintes demoniacos.

Cuán importante es volver a la humildad de ayudarnos los unos a los otros, dando una mirada al pobre, a las viudas, al necesitado y al huérfano, algo que según la Sagradas Escrituras es la verdadera religión.

Sería saludable meditar en estos aspectos para la próxima fecha en que tengamos que celebrar un nuevo “Día de la Reforma”.

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