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López Obrador abre las puertas de su Gobierno a los evangélicos

 Luis Pablo Beauregard El país /

Sobre el escritorio de Arturo Farela hay una desgastada copia de 2018: La salida,el libro que Andrés Manuel López Obrador utilizó como plataforma a su exitosa tercera campaña presidencial. En la primera página, justo sobre la firma del hoy mandatario de México, se lee: “Para mi amigo de siempre, cristiano auténtico y demócrata sincero”. El ejemplar se ha convertido para este pastor cristiano en un objeto de consulta tan recurrido como La Biblia. “Con el Gobierno tenemos una afinidad espiritual. Mi relación no es con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ha sido siempre con López Obrador, el presidente de México”.

Este pastor de 65 años originario de Frontera, Coahuila, al norte del país, puede presumir lo que muy pocos en algo más de 100 días de la nueva Administración. Ha sido recibido en Palacio Nacional por el presidente López Obrador en dos ocasiones en menos de un mes, el 21 de febrero y el 13 de marzo. A las reuniones acudió acompañado de 20 ministros cristianos de la organización que fundó y encabeza desde hace 30 años: la Confederación Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice). “Dios nos ha abierto unas gigantescas puertas porque hemos sido invitados a colaborar con el Gobierno Federal en algunos programas sociales”, dice Farela en entrevista.

Estos encuentros han hecho alzar la ceja a más de uno en México, un país que cela con cuidado su laicidad y en el que se tomaron las armas para luchar por la separación entre la Iglesia y el Estado a mediados del siglo XIX gracias a leyes decretadas por el presidente Benito Juárez, uno de los referentes de López Obrador. El gesto del hoy mandatario parece ir en contrasentido. “Hay una enorme confusión creada por el presidente, quien se quiere convertir en el sumo sacerdote moralizador de la vida política mexicana”, considera Roberto Blancarte, uno de los máximos estudiosos de la religión en el país.

López Obrador se apoyó en un partido de corte evangélico, el PES, para su coalición presidencial Juntos Haremos Historia. La organización perdió el registro recientemente cuando el Tribunal Electoral ratificó que el partido no alcanzó el 3% de los votosnacionalmente en los comicios de 2018. Se calcula que en México hay 30 millones de evangélicos. De las 9.285 asociaciones religiosas registradas ante el ministerio de Gobernación más de 5.500 pertenecen al universo evangélico, incluyendo a las metodistas, bautistas, Pentecostés, adventistas, espiritualistas y grupos bíblicos. Confraternice dice agrupar a 7.000 iglesias en todo el país a pesar de que los analistas ponen en duda su influencia. “Es solo un grupo de 100 iglesias chiquitas en el mar de 4.000, no son todos. Hay más expresiones y más grandes”, matiza Blancarte.

Farela recuerda con precisión los discursos en los que López Obrador utiliza citas o referencias religiosas. Entre ellos el del 30 de enero, cuando el presidente dijo que era un “pecado social” que los empresarios retuvieran el salario de los trabajadores. “Está en la Biblia, en el Antiguo Testamento y hasta se los puedo citar”, dijo al día siguiente el mandatario. Frases como esta han dado munición a pastores como Farela, quienes saltan indistintamente de los versículos bíblicos a la doctrina del Ejecutivo de Morena.

En la última semana, representantes de Confraternice se han reunido por instrucciones de López Obrador con los secretarios de Estado de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; Salud, Jorge Alcocer y Bienestar, María Luisa Albores. También han sido entrevistados por Gabriel García, el poderoso coordinador nacional de los programas sociales. Farela explica, sin dar demasiados detalles, que su organización participará en programas centrales del Gobierno como Jóvenes Construyendo el Futuro, donde personas que no trabajan ni estudian reciben una mensualidad por capacitarse en un empleo. “Vamos a ir a buscar a los jóvenes para presentarles el programa y que alguien de nuestras iglesias los adopte. Y también que se les enseñen principios y valores bíblicos porque el estudio, el trabajo y el dinero sin Dios no son suficiente”, agrega el pastor.

Un vocero del ministerio del Trabajo, la Secretaría que coordina Jóvenes Construyendo el Futuro, afirma que los evangélicos no están contemplados específicamente en el proyecto. “El programa tiene un blindaje. No pueden participar partidos políticos, empresas de seguridad o limpieza ni nada de cuestiones religiosas”. EL PAÍS también buscó la opinión del coordinador nacional de programas sociales, pero no obtuvo respuesta.

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