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Lo que está detrás y dentro de la emigración centroamericana a Estados Unidos

  Jaime Septién / Aleteia /

En la frontera sur de Estados Unidos, donde era habitual que miles de mexicanos fueran detenidos tratando de cruzar, la situación ha cambiado, sobre todo para las familias migrantes y los menores de edad no acompañados que intentan internarse en territorio estadounidense.

Ahora, la gran mayoría de las familias inmigrantes y menores no acompañados detenidos en la frontera entre México y Estados Unidos provienen principalmente de la región del Triángulo del Norte de Centroamérica: El Salvador, Guatemala y Honduras.

Por ejemplo, en diciembre de 2018, aproximadamente 95 por ciento de los miembros de familias aprehendidos tratando de llegar a Estados Unidos eran, justamente, del Triángulo del Norte y en los últimos años, ha habido más detenciones generales de no mexicanos que de mexicanos en las fronteras de los Estados Unidos.

Esto refleja una disminución en el número de inmigrantes mexicanos no autorizados que llegan a los Estados Unidos en la última década (, de paso, la posible inutilidad del muro que pretende construir el presidente Trump para evitar que los mexicanos crucen ilegalmente a Estados Unidos y trabajen en ese país).

Salen huyendo

Muchas familias y la mayor parte de los menores de edad no acompañados, están saliendo de países con altos niveles de delitos violentos, un hecho destacado en 2017 por el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, quien dijo que “pandillas viciosas y vastas organizaciones criminales” impulsan la inmigración ilegal a este país.

 Basta recordar que en 2016, El Salvador tuvo la tasa de homicidios más alta del mundo (83 homicidios por cada 100.000 personas), seguido por Honduras (a una tasa de 56 homicidios por cada 100.000 personas). Guatemala fue décimo (27 por cada 100.000), según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Por otro lado, la pobreza representa otra causa para la migración desde Centroamérica. Las naciones del Triángulo del Norte se encuentran entre las más pobres de América Latina, y aunque algunas han visto una reducción de la pobreza extrema en los últimos años, un alto porcentaje de personas aún vive con menos de dos dólares por día (la línea de pobreza internacional es de un dólar con 90 centavos)

En América Latina y el Caribe, Honduras tiene la segunda proporción más alta (16 por ciento de la población total) de personas por debajo de la línea internacional de pobreza, solamente después de Haití (24 por ciento), según los últimos datos del Banco Mundial.

Por su parte, Guatemala es el cuarto país con una mayor tasa de pobreza extrema, con nueve por ciento de la población, mientras que en El Salvador, dos por ciento de las personas vive por debajo del nivel de percepción salarial de dos dólares por día.

El tema de las remesas y el de la reunificación

Dado el nivel de pobreza en la región, algunos inmigrantes buscan oportunidades económicas en Estados Unidos con la esperanza de enviar dinero a sus familiares países de origen.

La mayoría de los dólares de remesas que se envían a América Latina provienen de Estados Unidos y, en particular, para los países del Triángulo del Norte, las remesas constituyen una proporción relativamente grande de la composición de su Producto Interno Bruto (PIB). En Honduras, por ejemplo, las remesas representaron 19 por ciento del PIB de la nación en 2017, según datos del Banco Mundial.

En comparación, las remesas representaron alrededor de tres por ciento del PIB de México en 2017, y cerca de cuatro por ciento en 2018, cuando se convirtieron en uno de los tres más grandes ingresos de divisas al país norteamericano, con 30.000 millones de dólares enviados por mexicanos a sus familias.

Para los niños no acompañados, la reunificación familiar también podría ser un conductor fuerte para enfrentar los peligros de migrar al norte. Los niños del Triángulo del Norte que fueron detenidos por Estados Unidos entre enero de 2014 y abril de 2015, aproximadamente 60 por ciento buscaba a un padre que ya vivía en los Estados Unidos, de acuerdo con un análisis realizado por la Oficina de Responsabilidad del Gobierno estadounidense.

Y sale otra caravana

En medio de todo esta marea de números, y en medio de amenazas de todas partes para que se regresen, en estos momentos avanza la nueva caravana de migrantes que partió la noche del lunes 14 de enero desde San Pedro Sula (Honduras). A esta caravana de hondureños, se le sumarán cientos de personas que buscan llegar hasta Estados Unidos acompañados (no en solitario, para evitar, entre otras cosas, a los “coyotes” o traficantes de indocumentados).

Según informa Radio Progreso, una radio comunitaria de Honduras, los testimonios de quienes integran la caravana señalan que salen del país por la situación de violencia, inseguridad y la falta de empleo.

“Yo salgo por la inseguridad, la persecución política, la represión que existe para quienes manifestamos que no queremos a este gobierno. A esto se suma la situación de violencia existente en el país, imagínese cuántas masacres en los últimos días, tenemos miedo que algún día seamos nosotros a quienes maten, a mis hijos, a mi esposa”, dijo un joven sampedrano, quien viaja junto a sus tres niños menores.

A la altura de la comunidad La Flecha en el municipio de Macuelizo, Santa Bárbara, un grupo de migrantes, en su mayoría mujeres y niños, dijeron que se han coordinado para ir unidos, evitando que exista dispersión que los exponga a peligros.

Sixto Rodríguez de la Pastoral de Movilidad Humana acompaña al grupo de migrantes que salió desde la Central Metropolitana de San Pedro Sula, al norte de Honduras. Él dice que un derecho como la migración, es criminalizado y hasta penado en Honduras, lamenta que en los últimos días el gobierno ha mantenido una campaña para contener la caravana, cuando él es responsable que la gente no encuentre oportunidades en el país y que deba migrar.

¿Cómo está la situación en Estados Unidos?

La actual administración, encabezada por Donald Trump ha dicho que, como en las anteriores caravanas –“invasiones” les llama—no se va a permitir el paso de uno de estos “ilegales” porque la cuota de indocumentados en Estados Unidos es enorme y le quitan empleos a los propios estadounidenses.

Sin embargo, hay datos que revelan que la realidad de los indocumentados en Estados Unidos es bien diferente. Ello porque la gran mayoría de los inmigrantes están legalmente en el país, pero menos de la mitad de los estadounidenses (no solamente el presidente) saben que ése es el caso.

Los inmigrantes legales representaron aproximadamente tres cuartos (76 por ciento) de todos los inmigrantes en Estados Unidos en 2016. Pero en una encuesta realizada en junio de 2018 por el Pew Research Center, quedó en claro que solo 45 por ciento de los estadounidenses dijo, correctamente, que la mayoría de los inmigrantes están legalmente en su territorio.

Alrededor de un tercio de los adultos estadounidenses (35 por ciento) dijo, incorrectamente, que la mayoría de los inmigrantes están ilegalmente en el país, mientras que el seis por ciento dijo que aproximadamente la mitad de todos los inmigrantes están aquí ilegalmente y la mitad legalmente. Otro 13 por ciento, simplemente, no respondió.

*Con información del Pew Research Center y Radio Progreso.

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