¿Las posesiones demoníacas ocurren en occidente?
La Iglesia primitiva también se encontró con personas poseídas por demonios.
CHUCK LAWLESS / Decano de Estudios de Posgrado en el Seminario Southeastern / Coalición por el Evangelio /
Es imposible leer el Nuevo Testamento y no ver a Jesús y a la Iglesia primitiva enfrentándose a la posesión demoníaca. Los resúmenes del ministerio de Jesús (Mt 4:24, Hch 10:38) nos muestran que Jesús no solo se encontró con personas poseídas por demonios, sino que también las liberó.
A pesar de los diversos síntomas de la posesión y los métodos de liberación (p. ej. Mt 15:22-28; Mr 1:21-28; 5:1-20; Lc 13:10-17), los demonios no fueron rivales para el Hijo de Dios.
La Iglesia primitiva también se encontró con personas poseídas por demonios (p. ej., Hch 5:16). El ministerio de Felipe incluía el exorcismo (Hch 8:5-8), al igual que el de Pablo (Hch 16:16-18).
Como ha observado Bill Cook, «Aquellos que encontraron resistencia demoníaca —ya sea persecución, posesión demoníaca o magia— no mostraron temor a enfrentarse a ella en el nombre de Jesús».
¿Sigue siendo posible la posesión?
Sin embargo, la pregunta que se nos plantea en este artículo es si la posesión demoníaca se presenta hoy en día, especialmente en Occidente.
Hay que hacer tres aclaraciones. Primero, debemos basarnos en la verdad de que «el corazón humano es el mayor problema al que nos enfrentamos; por lo tanto, la proclamación de la Palabra tiene prioridad sobre la expulsión de demonios».
Segundo, los demonios no pueden poseer a los creyentes, aunque esta opresión puede ser tan severa que puede sentirse controladora (otros difieren con esta posición sobre los creyentes y la posesión, pero ese debate está fuera del alcance de este artículo). Tercero, nuestro Enemigo es astuto (Ef 6:11), un estratega sagaz que elige las artimañas que considera más eficaces en una cultura o situación determinada. La posesión es solo una de sus estrategias, y a menudo no es la principal.
Teniendo estas consideraciones en cuenta, debemos aceptar la posibilidad de la posesión demoníaca en la actualidad, pero evaluando cada situación en oración y con sabiduría.
Mi experiencia es que la prevalencia de esta actividad es diferente alrededor del mundo. Gran parte de la población mundial, por ejemplo, es animista y cree que «las fuerzas espirituales tienen poder sobre los asuntos de los humanos» por lo que deben ser apaciguadas o incluso manipuladas.
El miedo suele caracterizar a estas culturas religiosas, con lo cual tiene sentido que los poderes se manifiesten a través de la posesión para profundizar el miedo local (y alarmar a los misioneros mal preparados para un conflicto espiritual tan evidente).
Además, muchas de esas culturas están en las fronteras de la oscuridad espiritual alrededor del mundo. Que el enemigo haga todo lo posible —incluida la posesión— para mantener a esos no creyentes en un estado de ceguera (2 Co 4:3-4), en el dominio de las tinieblas (Col 1:13) y bajo su poder (Hch 26:18) no debería sorprender. Durante las misiones a corto plazo en esas culturas, he visto lo que los creyentes nacionales señalaron como posesión demoníaca.
Enemigo común, estrategias diferentes
Sin embargo, la estrategia del enemigo en Occidente parece diferente. Recordemos la advertencia de C. S. Lewis: «Hay dos errores iguales y opuestos en los que nuestra raza puede caer sobre los demonios. Uno es no creer en su existencia. El otro es creer, y sentir un excesivo y malsano interés por ellos».
Curiosamente, algunos estudios muestran un porcentaje creciente de estadounidenses que creen en el diablo, y otros muestran un número creciente de exorcismos —sobre todo por parte de sacerdotes católicos— desde que comenzó la pandemia. A pesar de ello, el pensamiento occidental ha tendido a inclinarse más hacia el primer extremo de la famosa cita de Lewis.
Quienes creen en la existencia de Satanás rara vez lo consideran un enemigo realmente amenazante que busca destruir. Cuando la ceguera espiritual propia lleva a dudar de la realidad o el poder de las fuerzas demoníacas en general, no es probable que la posesión demoníaca sea la estrategia principal del Enemigo. ¿Por qué manifestarse a través de la posesión cuando puede deslizarse sin ser reconocido?
De hecho, esa puede ser la principal diferencia respecto a la obra del Enemigo en las culturas animistas: donde quiere que los animistas le teman más, quiere que los occidentales le teman menos, si es que lo hacen. De ser así, su estrategia no excluiría la posesión —y he oído informes creíbles de posesión demoníaca en Norteamérica— pero tampoco la enfatizaría. Mantener a los no creyentes en la esclavitud del naturalismo, la independencia y la idolatría tiene mucho más sentido en gran parte de la cultura norteamericana.
Debes estar preparado
Ahora bien, los seguidores de Cristo deben reconocer que las advertencias sobre la guerra espiritual (p. ej. Ef 6:10-17; 1 P. 5:8) se escriben para los creyentes por una razón. El enemigo nos apunta con sus flechas porque somos los testigos de Dios en un mundo oscuro.
Está al acecho, buscando devorar a los líderes y sembrar división entre el pueblo de Dios. Nuestra responsabilidad es mantenernos firmes en Cristo, vivir nuestra fe de forma práctica y proclamar el evangelio a nivel local y global. La «cacería de demonios» no es parte de esa tarea.
Dicho esto, los creyentes occidentales pueden enfrentarse en algún momento a lo que podría ser una posesión. Estoy convencido de que la forma en que caminemos con Dios cada día —empezando hoy— determinará lo que haremos si llega ese momento.
Si no oramos ni tenemos fe, fracasaremos al igual que los discípulos (Mr 9:14-29). Pero si caminamos fielmente con Dios en el contexto de una comunidad de eclesial sana, podemos confiar en que Él nos guiará para hacer frente a las potestades.
En otras palabras, llevar «toda la armadura de Dios» (Ef. 6:11) no es algo que hacemos rápidamente como reacción a una manifestación satánica; es un requisito previo diario para hacer frente a los demonios.
Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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