La operación de Israel contra Hamás alienta una escalada bélica en Gaza
Juan Carlos Sanz / Corresponsal en Oriente Próximo/ El País /
Un inesperado choque en la oscuridad de la noche ha llevado a Israel y Hamás a las puertas de una nueva guerra en Gaza. El incidente entre fuerzas especiales infiltradas y una patrulla islamista se saldó el domingo con siete milicianos palestinos muertos y un oficial israelí abatido. El disparo de más de 300 proyectiles desde la Franja en represalia por la acción encubierta fue seguido este lunes por tres decenas de bombardeos masivos de la aviación y la artillería israelíes sobre al menos 70 posiciones en el enclave. El lanzamiento de cohetes Qasam y granadas de mortero y las incursiones de castigo de helicópteros Apache y cazas F-16 tensaron los tambores de guerra de Gaza hasta quedar a punto de rasgarse. El menor error de cálculo en la volátil escalada de tensión amenaza con desencadenar otro conflicto como los tres registrados en la última década en el enclave costero.
Un proyectil disparado desde la Franja palestina impactó de lleno contra un autobús israelí, que quedó destruido por las llamas cerca del kibutz de Kfar Aza. Uno de los pasajeros, un joven soldado de 19 años, se encontraba anoche en estado crítico. La aviación de combate destruyó decenas de objetivos de las milicias palestinas —entre ellos, cuatro campos de entrenamiento, tres túneles de ataques, una fábrica de armas y una lanzadera de misiles— del movimiento islamista Hamás y de la Yihad Islámica. El Ministerio de Sanidad palestino dio cuenta de la muerte de al menos tres personas en las incursiones. La tensión se incrementó al anochecer con el bombardeo de la sede del canal de televisión Al Aqsa, próximo a Hamás, en la capital gazatí, que había sido previamente desalojada, y del edificio del hotel Al Amal, utilizado también por la organización. En otra acción de la aviación fue destruido un edificio en Al Farqan (norte de Gaza), considerado sede de los servicios de inteligencia de Hamás por el Estado Mayor israelí.
El Ejército desplegó baterías del escudo antimisiles Cúpula de Hierro que interceptaron decenas de proyectiles. El resto de los cohetes cayeron en su mayoría sobre zonas despobladas. Dos docenas de israelíes resultaron heridos. El eco de las sirenas de alarma antiaérea se extendía por las poblaciones situadas en torno a la frontera en la madrugada de este miércoles.
La aparente calma que reinaba en Gaza en los últimos días saltó por los aires en la noche del domingo tras la operación encubierta de Ejército de Israel destapada en el sur de la Franja. Las Fuerzas Armadas confirmaron la muerte de uno de sus comandos infiltrados, un teniente coronel de operaciones especiales de 41 años, identificado solo con la letra M, cuyo cuerpo pudo ser evacuado fuera del enclave. El incidente armado, el más grave registrado desde hace un mes entre ambas partes, parece haber arruinado las negociaciones para un acuerdo de tregua entre Israel y Hamás, en el que estaban mediando Egipto y Naciones Unidas.
El Ejército sostuvo que la operación encubierta de sus fuerzas especiales en el área de Jan Yunes, al suroeste de Gaza, solo estaba destinada a recoger información de inteligencia tras las líneas enemigas. Las mismas fuentes militaresnegaron que hubiesen participado en un asesinato selectivo o en un intento de secuestro de un jefe militar. “Las acciones del oficial israelí muerto no pueden ser publicadas, pero merecen todo nuestro reconocimiento”, aseguró un portavoz castrense.
Comando infiltrado
Fuentes de Hamás dieron una versión bien distinta. La unidad de fuerzas especiales israelíes se había infiltrado más de tres kilómetros en territorio palestino en un vehículo civil. Abrió fuego después contra el grupo en el que se encontraba Nur Baraka, de 37 años, comandante de una fuerza de élite de las Brigadas Ezedin Al Qasam, el brazo armado del movimiento islamista que gobierna de hecho en Gaza desde 2007.
Tras la muerte de su jefe, milicianos de Hamás atacaron al comando, que tuvo que replegarse bajo una intensa cobertura aérea. Aviones y drones israelíes dispararon más de 40 misiles, que causaron la muerte de siete islamistas armados. Miles de gazatíes clamaron venganza contra Israel en los multitudinarios funerales de los fallecidos
Las Fuerzas Armadas israelíes pidieron a la población de las localidades próximas que se mantuvieran cerca de los refugios antiaéreos. Las actividades escolares fueron suspendidas, así como el servicio de trenes que circula por la zona entre Ashkelón y Sderot, en medio de un masivo despliegue de refuerzos con carros de combate, helicópteros y cazas. Egipto llamó a ambas partes al cese de las hostilidades y se ofreció a reanudar su mediación. El enviado especial de la ONU para Oriente Próximo, Nickolay Mladenov, afirmó que estaba trabajando con Egipto para sacar a la franja de Gaza del «borde del abismo». «La escalada de las últimas 24 horas es extremadamente peligrosa», advirtió a través de Twitter.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, que se encontraba en París asistiendo a los actos de conmemoración del centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, anticipó el domingo su regreso a Israel. En la tarde del lunes se reunió con el Gabinete de Seguridad, el órgano del Gobierno que decide sobre las operaciones militares.
La esperanza de tregua se desvanece
La esperanza de un alto el fuego permanente para poner fin a la violencia que se vive en la frontera de Gaza desde hace más de siete meses vuelve a desvanecerse. Más de 220 palestinos, manifestantes en su gran mayoría, han muerto desde entonces por disparos israelíes. Mientras tanto, solo dos militares han perdido la vida en acciones en la Franja.
Netanyahu había declarado en la capital francesa que su Gobierno estaba intentado evitar “una guerra innecesaria” al autorizar la entrega de ayuda exterior a Gaza para contener un “colapso humanitario” ante la volatilidad de la situación interna. “No hay una solución política para Gaza, igual que no la hay con quienes quieren destruir a Israel, como Irán o el ISIS”, advirtió. Con el visto bueno israelí, Qatar ha distribuido durante el fin de semana 15 millones de dólares (13,3 millones de euros) para el pago de salarios atrasados a decenas de miles de funcionarios palestinos de la Administración de Hamás. Las autoridades de Doha también han enviado también camiones con combustible al enclave para duplicar la capacidad de suministro de la única central eléctrica del territorio. Ahora el Ejército israelí considera que Hamás ha atravesado una línea roja.