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La ONU alerta de un aumento del tráfico humano por el impacto del coronavirus

Protestante Digital /

Un informe de la oficina contra la Droga y el Delito pone el foco en las restricciones en la movilidad y la crisis económica.

Las medidas de seguridad adoptadas frente a la epidemia de la Covid-19 generarán un aumento del tráfico humano a largo plazo. Así lo asegura la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) en un informe que ha hecho público este mes de mayo.

Según la institución, las restricciones adoptadas en la movilidad, como el cierre de fronteras en muchos países de Europa, y la difícil situación económica podrían tener un efecto agravante en el tráfico de personas. “El impacto potencial a causa de las restricciones sobre los viajes, la movilidad y las actividades económicas, en el tráfico de personas a Europa y América del Norte, puede ser grave”, aseguran en su informe.

“En todo el Mediterráneo, los migrantes y refugiados del África Subsahariana, del Norte de África, de Oriente Medio y de Asia, están atrapados entre la necesidad de huir de los conflictos y la pobreza, las peligrosas aguas de mar abierto, la reducida operación de búsqueda y rescate en el mar, y el riesgo de transmisión de la Covid-19 en ausencia de las condiciones básicas de salud e higiene en las rutas”, añaden.

Aumenta el uso de las rutas de Italia y España

El informe de la UNODC aporta datos actuales sobre los movimientos migratorios en las costas del Mediterráneo.

Según la publicación, la de Italia, con la guerra de Libia entrando en nuevas fases, es la ruta que más ha crecido en uso desde principios de año. 

Si entre enero y abril de 2019 la organización dice que se registraron 667 llegadas a través de mar y tierra, en el mismo periodo de tiempo de este año se han alcanzado las 3.365. 

En el caso de España, el documento no refleja esa tendencia en el cómputo de los cuatro meses, pero sí que registra un incremento de las llegadas de migrantes durante los meses febrero y marzo respecto a 2019.

Grecia experimentó un considerable crecimiento de las llegadas en los meses de enero y febrero, a raíz de la crisis diplomática entre la Unión Europea y Turquía, pero a partir de marzo han ido descendiendo.

“Esto sugiere que las restricciones de viaje y movimientos por la Covid-19 no están deteniendo el movimiento de personas que huyen de conflictos, la violencia y condiciones peligrosas e inhumanas, como las que experimentan ahora mismo muchos refugiados y migrantes en Libia, y que generalmente no tienen más opción que acudir a traficantes”, dicen.

“El cierre de las fronteras terrestres, marítimas y aéreas puede aumentar el tráfico de migrantes, ya que las personas tienen una necesidad aún mayor de acudir a los traficantes para cruzar las fronteras. Los cierres y restricciones también a menudo resultan en el uso de rutas y condiciones más peligrosas y de precios más altos, exponiendo a los migrantes y refugiados a un mayor abuso, explotación y tráfico”, añaden.

El aumento de la trata, muy ligado a las condiciones económicas

El informe también presenta datos que relacionan de forma estrecha la situación económica en los países con el aumento de la trata de personas con fines de esclavitud sexual.

Por ejemplo, en 2013 el desempleo en Hungría se situaba en el 11% mientras que del total de las víctimas de tráfico sexual registradas en Países Bajos, el 12% eran húngaras. Sin embargo, en 2016 el desempleo era del 5% y el porcentaje de húngaras entre las personas que habían sido traficadas a Países Bajos con fines de esclavitud sexual era del 4%. 

“El contexto de estatus socioeconómico más bajo en algunos países de la Unión Europea sigue siendo un factor de riesgo para la trata de personas”, aseguran desde la UNODC.

“En los últimos 10 años, más del 60% de las víctimas de trata detectadas en la Unión Europea eran ciudadanos de la misma Unión, tanto nacionales como de otros países de la Unión”, añaden.

“Los países deben seguir apoyando el trabajo contra la trata”

La UNODC concluye su informe dando algunas recomendaciones, como la prevalencia de la cultura del Estado de derecho, el acceso garantizado a la justicia, la adaptación de la respuesta de la Administración para prevenir el tráfico humano y también la recopilación y el análisis sistemático de los datos sobre el impacto de la Covid-19 en el tráfico de personas.

“Los países deben seguir apoyando el trabajo contra la trata y adaptar sus programas de asistencia a las nuevas y extraordinarias circunstancias creadas por la pandemia y sus consecuencias”, remarcan. 

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