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El Estado Islámico asume la autoría de la cadena de atentados de Sri Lanka

Macarena Vida Liy /El País /

El Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) se ha atribuido finalmente los atentados contra tres iglesias en plena misa de Pascua y tres hoteles de lujo en Sri Lanka el pasado domingo. Unos atentados que, con más de 320 víctimas mortales y más de 500 heridos, se encuentran entre los más sangrientos en Asia en lo que va de siglo, y que amenazan con agravar la crisis latente en el seno del gobierno del país.

Quién supo qué, y cuándo lo supo, sobre las repetidas advertencias de los servicios de inteligencia de la India acerca de que se preparaban atentados contra cristianos y turistas se ha convertido en un arma arrojadiza en un Gobierno donde el jefe de Estado, Maithripala Sirisena, y su primer ministro, Ranil Wickremesinghe, llevan meses enfrentados. Desde que Sirisena cesó al jefe del Ejecutivo y se vio obligado a readmitirlo en el puesto tras una decisión de los tribunales.

Este martes, el presidente esrilanqués, al que los atentados del domingo encontraron en el extranjero, ha negado haber tenido conocimiento alguno de la advertencia, pese a que la policía y los servicios de inteligencia forman parte de su cartera. Sirisena también ha anunciado que habrá nombramiento en Defensa -los responsables directos de los servicios de inteligencia- en las próximas 24 horas.

“Voy a reestructurar por completo la policía y las fuerzas de seguridad en las próximas semanas. Espero cambiar a los responsables de los cuerpos de Defensa en las próximas 24 horas”, ha anunciado el jefe de Estado, en un discurso televisado a la nación. “Los funcionarios de seguridad que recibieron el informe de inteligencia de un país extranjero no lo compartieron conmigo. Se habrían tomado medidas adecuadas. He decidido tomar medidas duras contra esos funcionarios”.

Con esa iniciativa, Sirisena intenta acallar el descontento popular por el comportamiento del Gobierno en los días previos al baño de sangre, que el Gobierno ha atribuido al grupo radical islámico National Tawhit Jamaat, una organización local de reciente creación caracterizada por su antibudismo radical. El mismo Gobierno también había matizado que no descartaba vínculos de ese grupo con entidades extranjeras.

Pero parece improbable que esta medida -o su declaración de que no sabía nada de lo que debía conocer- sea suficiente para recuperar la confianza de un país que ha sufrido en carne propia las consecuencias de las rencillas internas de su cúpula política. “Los servicios de seguridad recibieron una notificación, la comunicaron al Gobierno, pero el Gobierno no se ocupó. ¿Cómo podemos confiar en ellos?”, se pregunta Maduri de Silva, hija de una de las víctimas de los atentados.

Las informaciones de que el ISIS ha asumido la responsabilidad de los ataques no ha contribuido a tranquilizar a la población, que daba por superados los días de terror de la guerra de 26 años -terminó en 2009- entre el Ejército y la guerrilla de la minoría tamil Tigres de Liberación de Tamil Eelam. 

Una familia acomodada

La Policía ha dado a conocer este martes que entre los autores materiales de las matanzas en Sri Lanka se encontraba una familia entera: dos hermanos, hijos de un muy acomodado empresario en el sector de las especias, y la esposa de uno de ellos.

Los dos hermanos, menores de treinta años, llevaron a cabo dos de los tres atentados en hoteles de lujo en Colombo, la principal ciudad del país. Un cuarto atentado, en otro hotel vecino, se frustró cuando la bomba que llevaba uno de los terroristas no llegó a explotar. Alertados por las noticias que llegaban de otros hoteles, el personal de este establecimiento empezó a sospechar del comportamiento de esta persona, que salió huyendo. Perseguido por la policía hasta un hostal en las afueras de Colombo, allí hizo explotar un artefacto que le mató a él y a dos viandantes.

La dirección falsa que uno de los hermanos aportó al registrarse como huésped en su hotel permitió a los agentes llegar a su domicilio familiar, en un barrio comercial de la ciudad. Cuando llegaron policías de la unidad de operaciones especiales para investigar, la esposa hizo estallar explosivos que guardaba en la vivienda, causando la muerte a ella misma y a sus dos hijos pequeños. “Era una única célula terrorista, operada por una familia”, ha dicho uno de los investigadores del caso, informa Reuters. Los hermanos, ha agregado, “tenían el dinero y la motivación” para perpetrar los atentados. “También influyeron en otros miembros de su familia “, varios de los cuales se encuentran entre los 40 detenidos desde el domingo en relación con los ataques.

Parte de la investigación se centra ahora en determinar si los dos hermanos recibieron influencia de otros grupos radicales extranjeros, ha indicado la Policía.

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