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Daniel Ortega reprimió a los estudiantes. Ahora ellos piden ayuda a Trump para derrocarlo

Fuente : Franco Ordoñez / Nuevo Herald/

Los estudiantes universitarios se han convertido en los oponentes más poderosos del gobernante nicaragüense Daniel Ortega, y esta semana, tres de ellos están en Washington pidiendo ayuda al presidente Donald Trump y al Congreso para derrocar al líder autocrático.

Las protestas pacíficas en Managua, que se convirtieron rápidamente en un levantamiento político hace dos meses, ya han dejado al menos 113 muertos y más de 1,000 heridos. Entre ellos hay compañeros de clase de Zayda Juniette Hernández, una estudiante de 24 años de Ingeniería Química y líder destacada de un inesperado movimiento estudiantil, la mayor amenaza para la presidencia de Ortega desde que fue reelecto en el 2007.

Hace apenas unas semanas, Hernández regresaba a la escuela en Managua después de ser la guía turística de unos amigos que visitaban la Nicaragua colonial, cuando se enteró de un enfrentamiento de sus compañeros de clase en con las fuerzas de seguridad nicaragüenses.

«Nunca imaginé que esa mañana terminaría en la puerta de mi universidad arrojando piedras para defenderme», dijo Hernández. «Estaba camino a mi casa para limpiarla, tal vez hacer ejercicio y tomar una siesta antes de regresar a mi vida cotidiana. Y me enfrento a esta nueva realidad”.

Hernández es una de los tres líderes universitarios de Nicaragua que están en Washington esta semana recabando la ayuda de Trump y los miembros del Congreso para obtener apoyo internacional.

Al igual que los estudiantes de Parkland de Florida que se han convertido en defensores del control de armas, los estudiantes nicaragüenses son inteligentes, elocuentes, valientes y decididos a promover cambios que generaciones anteriores no lograron. Y están tomando riesgos personales al enfrentarse a Ortega, cuyos aliados han sido acusados de agredir y matar a opositores.

«Tienes que entender que estamos en el centro, en el ojo del huracán», dijo Víctor Cuadras, de 25 años, un estudiante de Ingeniería Química líder del Movimiento Estudiantil 19 de abril, llamado así por el día en que los estudiantes comenzaron a morir en las protestas. «Una situación que te colma de mucha responsabilidad y te sumerge en una crisis emocional y existencial sobre la vida, pero también que pone sobre tus hombros una obligación política, social y económica».

La administración de Trump ha prometido tomar medidas, incluidas sanciones, contra el gobierno nicaragüense si no aborda adecuadamente las preocupaciones de los estudiantes y otros grupos cívicos sobre el aumento de la violencia y la represión política.

Un alto funcionario del gobierno le dijo a McClatchy que Estados Unidos no está dirigiendo a los estudiantes, sino que apoya sus esfuerzos. También deben tener cuidado en cómo EEUU muestra su apoyo, dadas las acusaciones anteriores de Ortega sobre el imperialismo estadounidense.

«Este es un país que, a nivel gubernamental, disfruta golpeándonos en la primera oportunidad que tienen», dijo un alto funcionario de la administración. «El peligro es que si nos ponemos demasiado retóricos con la situación, nos arriesgamos a debilitarla».

Los estudiantes se reúnen esta semana con el embajador Michael Kozak, del Buró de Derechos Humanos y Democracia del Departamento de Estado, y el administrador de la USAID Mark Green.

En una entrevista con McClatchy, Green dijo que se inspiró en el coraje y la pasión de los estudiantes para enfrentar la represión que, en su opinión, ha arrojado un «manto oscuro» sobre Nicaragua. Green dijo estar particularmente preocupado por las nuevas denuncias del gobierno nicaragüense contra activistas de la sociedad civil, como Félix Maradiaga, director del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas, y el periodista Anibal Taruna, así como el encarcelamiento de defensores de los derechos humanos.

Green les dijo a los estudiantes que esta es su pelea y ellos deben liderarla. Pero dijo que la administración de Trump, la USAID y el Departamento de Estado buscarán la manera correcta de apoyar sus esfuerzos.

«Quiero ser cuidadoso, obviamente, en este momento, pero les dije que no les daríamos la espalda», dijo Green. «Necesitamos apoyar a aquellos que defienden las cosas en las que debemos creer».

El secretario de Estado Mike Pompeo acusó el lunes a la policía nicaragüense y al ejército controlado por el gobierno que, dijo, «han matado a docenas, simplemente por protestar pacíficamente».

Durante una recepción el lunes por la noche con ministros de relaciones exteriores en todo el hemisferio, el vicepresidente Mike Pence pidió a los aliados unirse contra «la terrible violencia» en Nicaragua.

«La violencia debe terminar, y la violencia debe terminar ahora», dijo.

Al igual que los estudiantes de Parkland, Hernández, Cuadras y los otros líderes estudiantiles han sorprendido a todos, incluidos ellos mismos.

A seis semanas de comenzar las manifestaciones, los esfuerzos han llevado a llamados internacionales al diálogo con el gobierno de Ortega.

Desde las primeras manifestaciones, Hernández y los otros estudiantes no han disminuido la marcha. Se han mantenido estudiando lo mejor que pueden, pero dicen que sienten que no tienen más remedio que cargar con el gran peso que se les ha impuesto.

Fernando José Sánchez, un estudiante de Comunicación de 20 años, dijo antes del 19 de abril que estaba pensando en graduarse y encontrar un buen trabajo, pero el destino tiene otros planes.

«Nunca imaginé que me convertiría en activista «, dijo Sánchez. «Pero se trata de nuestro país».

Hernández dijo que las cosas están cambiando tan rápido para el grupo, para Nicaragua, que no puede seguirles el ritmo.

«No sabemos qué día es, qué hora es. No sabemos si nos van a arrestar cuando regresemos a Nicaragua», dijo Hernández. «Lo único que sabemos es que estamos vivos y vamos a aprovechar cada minuto que podamos».

Los estudiantes también se reunieron esta semana con los senadores Marco Rubio, republicano de Florida, y Ted Cruz, republicano por Texas, así como la representante Ileana Ros-Lehtinen, republicana de Florida, quienes dirigieron una carta bipartidista el martes pidiendo más sanciones contra funcionarios de Nicaragua.

Cuadras dijo que han venido a Washington con una lista corta, pero estratégica, con solicitudes que consideran clave para su éxito. Primero, quieren el apoyo público de Trump para su causa. Dos, quieren sanciones financieras específicas contra seis líderes clave del régimen de Ortega responsables de tomar medidas drásticas contra las protestas pacíficas y evitar que los manifestantes heridos recibieran atención.

Los estudiantes mencionan a varios altos funcionarios en las sanciones, incluyendo a Francisco López, jefe de la compañía privada Albanisa, una empresa conjunta entre la petrolera estatal venezolana PDVSA y su contraparte nicaragüense, por lavado de dinero y corrupción. También apuntan a Francisco Díaz, quien dirige la Policía Nacional, por orquestar la represión y el asesinato de nicaragüenses, y a la ministra de Salud, Sonia Castro que, según los estudiantes, evitó que los manifestantes heridos recibieran tratamiento.

Los estudiantes están acompañados en Washington por la esposa del periodista asesinado Eduardo Gahona López, de 42 años, y piden una investigación internacional independiente sobre las muertes durante las manifestaciones.

Migueliuth Sandoval Cruz, de 30 años de edad, dijo que los responsables deben rendir cuentas.

Dos jóvenes fueron arrestados por el asesinato de Gahona, pero su esposa dijo que la familia no cree que sean responsables y que son víctimas de un complot. Ella le está pidiendo ayuda a la administración de Trump para iniciar una investigación independiente e internacional sobre la muerte de su esposo y de los demás que fallecieron en las manifestaciones.

«Queremos justicia», dijo. «Las personas que son realmente responsables deben rendir cuentas».

Y, finalmente, los estudiantes quieren el apoyo público, privado y diplomático de la administración de Trump para nuevas elecciones presidenciales independientes en Nicaragua antes de fin de año.

Hernández dijo que hay muchos momentos en los que está nerviosa, momentos en los que no está segura de lo que sucederá después, pero no tiene miedo.

«Tenemos una gran responsabilidad. Tenemos que llevar un mensaje para toda la comunidad nicaragüense. Es uno de los roles más importantes que como jóvenes emprenderemos. Pero eso es lo que estamos haciendo”.

 

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