OPINIÓN

Atacar las causas de la delincuencia

Fernando Berrocal / abogado y periodista /

Hace una semana reiteré, en esta columna, la necesidad de reformar a fondo la Ley General de Policía y lograr una obligada coordinación operativa y funcional de todos los cuerpos de policía y seguridad, nacionales y municipales, para fortalecer el liderazgo y la efectividad del Ministerio de Seguridad Pública, como es lo que corresponde según la Constitución Política.

Pero aun logrando esa necesaria meta de funcionalidad operativa, se necesita paralelamente atacar fuertemente y con una política integral del Estado, las verdaderas causas de la criminalidad y el narcotráfico. No solo sus efectos.

Este es un punto esencial y espero que así lo contemple la propuesta que prepara el ministro Michael Soto.

Se necesita una política integral del Estado. La lucha contra la criminalidad y el narcotráfico y no me canso de decirlo desde que fui Ministro de Seguridad Pública, no es solo policial y responsabilidad de la Fuerza Pública. El problema es integral, incluyendo la derogatoria de las leyes alcahuetas, consecuencia de un garantismo mal entendido y peor legislado en la Asamblea Legislativa.

Las causas están en varias esferas de acción irrenunciable del Estado:

1- En el ámbito de las políticas sociales:

¿Cómo no va a haber criminalidad en un país en el que un millón y medio de seres humanos viven en condiciones de pobreza extrema, lo que representa más del 20 % de nuestra población?

Y… ¿Cómo no va a haber delincuencia con casi 250.000 desempleados?

Este es el país de América Latina que, proporcionalmente, dedica más fondos del presupuesto nacional a la lucha contra la pobreza y no hemos logrado reducir ese porcentaje en más de 20 años. Un gran fracaso. La razón: la estrategia burocrática del IMAS y más de 40 programas asistenciales.

Si algo necesita una reformulación a fondo es la política social del Estado de los últimos seis gobiernos. Son solo pellizquitos a un gran problema integral.

2.- En el ámbito de la educación y la salud públicas.  Tenemos que regresar a ser una verdadera sociedad democrática y de oportunidades reales para todos.

En este país, no solo no crecemos lo suficiente económicamente, sino que cada día es más grande la brecha y la desigualdad social.

Estas variables de necesaria acción pública, además de la seguridad ciudadana, conforman el tríptico de las responsabilidades irrenunciables del Estado. 

Agréguele falta de vivienda digna, lugares de deporte y esparcimiento comunitario y familiar, ausencia de empleo y hasta cosas tan simples como alumbrado público, aceras y calles pavimentadas en los barrios marginales.

3.- La necesaria cooperación y alianza estratégicas con otros países. El narcotráfico y su terrible incidencia en el país, es un fenómeno de criminalidad organizada transnacional y necesitamos el refuerzo activo de las patrulleras estadounidenses y sus sistemas de información y seguridad tecnológica, así como la cooperación informativa de Colombia, México y los dos países fronterizos: Panamá y Nicaragua. Este es un dato duro de la realidad.

CONCLUSIÓN:  Atacar de inmediato policialmente los efectos y enfocarse en las causas reales de la pobreza, la marginalidad y la falta de oportunidades.

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