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Alcanzando a los indígenas para Cristo

Pero existen todavía cientos de comunidades indígenas que nunca han oído del evangelio de Jesucristo.

Róger Murillo-periodicomaranata.com /

En el mundo hay 476 millones de personas indígenas cuya esperanza de vida es 20 años menos que el resto de las comunidades, según datos del Banco Mundial.

Afirma esta misma fuente, que estos pueblos ocupan una cuarta parte de la superficie del planeta, pero a la vez protegen el 80% de la biodiversidad que aun queda en el globo terráqueo.

Pero desde la óptica espiritual, existen cientos de comunidades indígenas que nunca han oído del evangelio de Jesucristo, según el misionero coreano Joshua Chang, director del Ministerio Ventana Verde, quien recientemente estuvo en Costa Rica para compartir con pastores que laboran con el pueblo bribri, que constituye uno de los grupos étnicos originarios más numerosos del país, ubicados entre las fronteras de Costa Rica y Panamá.

Joshua Chang, (Corea) junto a Javier Espinoza (Costa Rica).

Platicando con líderes ministeriales de la zona bribri, en Costa Rica.

 La Ventana Verde es la zona pluvial (bosques verdes) ubicada entre el Trópico de Capricornio y el de Cáncer, donde el mundo se divide por una línea imaginaria en el Ecuador, en los hemisferios norte y sur.

Ahí en esta región, hay un aproximado de 2.200 tribus, de las cuales cientos de sus integrantes mueren a diario sin la oportunidad de haber escuchado el evangelio, porque tampoco tienen acceso al Internet (puede que tengan celular, pero no señal) según explicó a periodicomaranata.com el misionero Chang, durante una entrevista.

Pero también se le llama Ventana Verde, a los bosques pluviales que dominan porcentajes muy grandes del territorio en otros países.

“Importantes estudios de organizaciones cristianas, muestran que el mayor esfuerzo misionero actual está enfocado en lugares de mucha población, pero muy poco en dichas zonas”, afirmó nuestro entrevistado.

Obstáculos

Comentó, que para llegar a estas regiones hay que enfrentar varios desafíos. Por ejemplo, los geográficos, por cuanto son verdaderas junglas.

“Nosotros podemos llegar prácticamente a cualquier ciudad del mundo viajando cómodamente en avión o vehículo, pero cuando se trata de llegar a los pueblos tribales dentro de estos bosques, no solo toma mucho tiempo y dinero, sino que es fácil perderse”, aseveró.

Indígenas de Brasil alabando a Dios con mucho júbilo. (Foto Conplei).

Agregó además, que en el caso del Amazonas (la selva más grande del mundo), no se puede hablar de distancias en millas o kilómetros, debido a que dependiendo de las condiciones del tiempo, puede tomar días cubrir una distancia de 100 kilómetros.

«Otra dificultad del factor geográfico es que las personas de estas tribus son nómadas, lo que significa que se mueven regularmente en busca de comida y seguridad. También en ocasiones cuando alguien se les acerca, ellos se alejan  para evitar contacto con el mundo exterior», aseveró.

Entre otros obstáculos están las políticas internas de ciertos gobiernos, que procuran aislar las tribus de “influencias externas”, argumentando que ellos deben preservar la cultura.

De esa manera no dejan que los misioneros cristianos ingresen, aunque extrañamente si les permiten a los antropólogos llegar, los cuales les llevan vicios, películas no adecuadas y muchas cosas más, afirma Joshua.

También está el tema cultural, uno de los más desafiantes, porque incluye costumbres, lenguajes, dialectos, tipos de comidas, rituales, brujería, dioses, en fin, todo un estilo de vida.

Pero en la opinión de este misionero que cuenta con 23 años de estar lidiando con estos asuntos, la mayor dificultad que se tiene con los grupos trivales son las denominaciones, por cuanto cada misionero o pastor que lograba ingresar, les “vendía” la idea a las tribus de pertenecer solo a su grupo, alejándolos de una visión de reino, entonces el trabajo de equipo se hacía complicado.

“Creo que Satanás siempre ha intentado destruir esa unidad en nosotros, dividiendo el cuerpo de Cristo en idealismos y doctrinas que muchas veces conducen a la frustración y al desánimo”, afirma Chang.

Al no unirse y compartir los dones, los misioneros que ingresaron en estas zonas, lo que les ha ocurrido es que terminaban cargados y fundidos, lo cual los llevó posteriormente a la soledad, frustración y estados depresivos.

Dios está haciendo grandes cosas en estas comunidades. (Foto Conplei).

Líderes indígenas se logran unir

Pero si los pastores denominacionales no pudieron unirse, los líderes indígenas si lo hicieron, luchando incluso contra las regulaciones de los gobiernos de que los misioneros evangélicos, extranjeros y nacionales, no podían ingresar a estas zonas porque «estropeaban» la cultura de ellos. Pero eran imposiciones gubernamentales que los mismos indígenas no compartían.

Humillados delante de Dios. 

Nace Conplei

Así es como en 1991 en la sede de Sociedades Bíblicas de Brasilia, se realizó la primera reunión de lo que llegaría a denominarse el Consejo Nacional de Pastores y Líderes Evangélicos Indígenas (Conplei) con el objetivo de alcanzar las tribus de Brasil y de la región amazónica.

En la actualidad, Conplei tiene varias actividades y proyectos desarrollados en alianza con varias organizaciones, agencias e iglesias a lo largo de los años y lo forman unos 1.200 pastores indígenas. No aceptan blancos, mestizos, ni extranjeros.

Se puede decir entonces que a nivel de la evangelización de estas tribus, han existido tres tipos de “olas” o movimientos misionológicos.

El primero fue el ocasionado por extranjeros, luego hubo un esfuerzo de la iglesia nacional brasileña y la tercera ola fue la tribal, o sea indígenas evangelizando indígenas.

Esta es la única que ha venido dando resultados en las últimas dos décadas y en buena parte por los esfuerzos de Conplei, del cual es asesor el misionero Joshua Chang para toda América del Sur, zona donde Dios ya ha levantado más de 2.000 pastores indígenas.

En uno de los congresos de las comunidades indígenas en Sur América.

El misionero Joshua Chang dirigiéndose a los líderes de las tribus.

¿Quién es Joshua Chang?

Joshua Chang nació en Corea del Sur, de padres norcoreanos que huyeron durante la guerra.

En 1973, toda la familia emigró a Bolivia. De ahí se trasladaron a Brasil en 1982.

En 1989, vinieron a los Estados Unidos donde siguió estudios teológicos, recibiendo un M.Div en Misiones en el Seminario Teológico de Westminster.

Comprendiendo que Dios lo había preparado para ser un misionero en América Latina, obedeció el llamado en 2001 y fue enviado por su iglesia para servir a los pueblos indígenas de la región amazónica.

En 2008, comenzó un nuevo paradigma de su misión y fundó los Ministerios de Ventana Verde, con Steve Saint en 2014, donde se desempeña como presidente.

Para más información en:  www.greenwindowministries.org

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