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Nace en Córdoba la primera iglesia con diversidad de género de la Argentina

Matías Calderón / La Voz.com/

  • Es el primer templo que incluye a la comunidad LGBTQIA+ y la acepta en la tarea pastoral.
  • La pastora cordobesa es lesbiana y cuenta su búsqueda de un espacio para su vida espiritual.

“El lugar es pequeño, pero el corazón es grande. En este templo tenemos una capacidad para entre 50 y 70 personas”.

Las palabras, y la sonrisa que las acompaña, son de Noemí Farré. Ella es pastora y está parada al frente del templo cristiano del Movimiento Reconciliador de la Iglesia Metodista Unida, que encabeza. En Argentina, se trata de la primera iglesia metodista abierta a lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travestis, queer, intersex, andróginos y más (LGBTQIA+).

La edificación se erige en pleno Centro de la ciudad de Córdoba, a metros de la intersección de las calles Tucumán y La Rioja. En las proximidades, se destacan la iglesia Catedral (a 11 cuadras) y el colegio de La Sagrada Familia, en la manzana colindante.

Ayer, el “templo inclusivo” quedó inaugurado tras la primera liturgia. La congregación pertenece a la rama evangélica considerada la segunda denominación protestante en Estados Unidos.

“La Iglesia Metodista Incluidos por su Gracia (IPG) cree que la salvación se logra a través de la gracia divina y mediante la fe en Jesús, un regalo de Dios, independientemente de su raza, sexo, género, identidad de género u orientación sexual, porque Dios no hace acepción de personas”, detalla.

Entre los fundamentos aceptados y enseñados por la Iglesia Metodista IPG, se destacan la diversidad y la afirmación e inclusión plena del público LGBTQIA+. “En la puerta encontrarán la insignia del movimiento LGBTQIA+. Aclaro que estamos registrados en el Registro Nacional de Cultos que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto”, asegura Farré.

Al llegar al templo, una cruz cubierta por la bandera multicolor que representa a la diversidad de género causa el primer impacto. “Acá recibimos a todas las personas. Nos distingue el hecho de que no hay condiciones para los miembros de la comunidad LGBTQIA+ en el ministerio, en la vida eclesiástica. Una persona de la comunidad puede ser pastora”, explica.

Farré considera que Argentina y Córdoba en particular son “muy tradicionalistas”. “Hay 12 textos de la Biblia que han sido gatillos en contra de la comunidad LGBTQIA+. En nuestro caso, sostenemos que no hay acepción de personas para Dios”, plantea.

La religiosa sostuvo que su iglesia contextualiza los textos de la Biblia. A partir de una mirada situada en la realidad, es que se considera que toda persona, en independencia de su identidad de género, tiene derecho y capacidad para vivir su fe.

Primera misa. Se realizó ayer en el templo céntrico. (Ramiro Pereyra)

Flexibilización

También destacó que el movimiento al que pertenece intentó flexibilizar algunos cánones doctrinales. “Luego entendimos que lo más importante es ejercer nuestro derecho a la espiritualidad y a la creencia en Cristo, más que intentar cambiar a otras ramas. Nuestra iglesia ha crecido en Brasil, junto con mil iglesias más, en plena época de (el presidente) Jair Bolsonaro”, desarrolla.

Farré cuenta que en su templo se practica el llamado “lenguaje inclusivo”, que utiliza el neologismo “todes” para hacer visible a través del lenguaje las disidencias de género. “Algunas personas de nuestra comunidad no están acostumbradas. Por eso, a veces alternamos su uso. Pero también es cierto que estamos acostumbrados a usarlo, es nuestra base y así lo hacemos”, dijo la pastora.

También dio su opinión personal sobre la despenalización del aborto. “El movimiento por el derecho al aborto no incentiva esta práctica. Sólo pide que haya acceso a su práctica. En mi caso, creo que la penalización del aborto hace que los sectores más vulnerables corran más riesgos al abortar en la clandestinidad. Por eso estoy a favor de su despenalización, pero esto no significa, insisto, su incentivo”, asevera.

Farré está ansiosa. Quiere que el reloj marque las 10 porque esta inauguración, según ella, marcará un hito en su vida. Dentro de la estructura ministerial, forma parte de la Junta Doctrinal de la Iglesia Metodista IPG. Pero, al ser oriunda de Córdoba, este hito –cree– será el más importante.

“A lo largo de muchos años busqué, en otras iglesias, practicar mi religión. En los templos, tanto evangélicos como católicos, se puede decir que se practica la inclusión, porque no se expulsa a las personas por su orientación sexual. Pero sí nos piden que disimulemos, que seamos discretos, y tenemos vedado el camino ministerial”, comenta.

Cuando habla no deja de sonreír. Y, ante temas obligados que pueden generar polémica, se expresa con tranquilidad y convicción. “Nosotros no queremos convencer a nadie. Pero sí sostenemos que es nuestro derecho ejercer la fe, que nadie nos puede negar por nuestra orientación de género”, dice.

Cuenta que desde chica supo que era lesbiana. Pero que, con la misma seguridad, sabía que “tenía una fe profunda en Cristo”. “Es probable que la gente reaccione ante el ejercicio de nuestra fe, pero somos pacientes y estamos dispuestos a dialogar, sin enfrentamientos. Vivimos en libertad nuestras íntimas creencias”, expresa.

Entre las acciones que impulsan, está el diálogo con la Municipalidad para pintar murales en los refugios para personas en situación de calle. Además, tendrán instancias de formación y reuniones.

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