Róger Murillo-periodicomaranata.com/
Este miércoles a los 60 años de edad partió hacia la “patria celestial”, el doctor Álvaro Burgos Mata, magistrado de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia.
Así lo confirmó su esposa Ana Cristina Lizano, por medio de su cuenta de Facebook.
“Con profundo dolor comunico el sensible fallecimiento de mi esposo, quien en vida fue un ser humano excepcional”, expresó doña Ana Cristina que también labora en el Poder Judicial.
Funcionarios de la oficina de prensa de la Corte Suprema de Justicia, expresaron que sus funerales se comunicarán oportunamente.
El doctor Burgos se encontraba internado en el hospital Calderón Guardia por un quebranto de salud, situación que se le complicó produciendo su muerte.
Dr. Álvaro Burgos Mata.
Desde diciembre del 2019, la Asamblea Legislativa lo había nombrado magistrado, luego de 28 años de laborar para el Poder Judicial.
Este profesional contaba con un postgrado en Ciencias Penales de la Universidad de Costa Rica, era máster en Psicología Criminal de John Jay College of Criminal Justice de la City University of New York, doctor en Derecho Penal de la Escuela Libre de Derecho, doctor del Programa Interuniversitario de Derecho Penal y Criminología de la Universidad de Cádiz, Málaga, Sevilla y Huelva, máster en Criminología de la Universidad para la Cooperación Internacional y además había obtenido una maestría en Sociología Jurídico Penal de la Universidad de Barcelona.
Don Álvaro fue formado en el evangelio desde niño y absorbió en forma sólida los valores inculcados por sus padres Alfonso Burgos y Aracelly Mata, líderes de la iglesia menonita de Guadalupe.
En una entrevista con el periodicomaranata.com realizada en diciembre del 2019, cuando había sido recién nombrado expresó: “Para mi es un honor este nombramiento y le pido al Espíritu Santo toda la sabiduría que siempre me ha dado, para lograr hacer una labor digna de esta responsabilidad y darle una remozada cara a la Sala III Penal y a la Corte Suprema de Justicia, algo que la ciudadanía costarricense añora con anhelo y justificada esperanza”.
