Un promedio de 300 personas al año se suicidan en Costa Rica
Róger Murillo / periodicomaranata.com / Fotos: Adina Hernández.
Costa Rica está entre los países de mayor índice de suicidios a nivel mundial y con una de las tasas más altas de Centro América, solo superada por El Salvador, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), por lo tanto es un problema de salud pública.
En nuestro país se quitan la vida un promedio de 300 personas al año según información del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, asi como de la Sección de Vigilancia de Salud.
Por tal motivo, en el marco de las Jornadas de Psicología 2018, de la Universidad Católica de Costa Rica (UCAT), realizada del 25 al 29 de junio, hubo una serie de conferencias cuyo objetivo fue complementar la formación de los estudiantes de la carrera de psicología, al tiempo que actualizarlos con temas que trascienden las aulas, según Luis Diego Chacón, director de dicha escuela.
El lunes 25 se habló sobre el tema “Prevención y atención del suicidio”, con un abordaje a sobrevivientes de casos de suicidio, al tiempo que se efectuó un diálogo sobre esta temática relacionándola con la psicología y la religión.
Para el martes se hizo la presentación del “Protocolo de atención a la población estudiantil que presenta lesiones autoinfligidas y/o en riesgo por tentativa de suicidio” , protocolo del Ministerio de Educación ( MEP), a cargo del máster Jorge Robles Murillo y la Lcda. Jeimy Mejía Salazar, funcionarios del MEP, quienes comenzaron a hacer este protocolo desde el 2017 y fue entregado al Ministerio de Educación en junio de este 2018.
Jorge Robles y Jeimy Mejía funcionarios del MEP, durante la charla en UCAT.
El suicidio es multifactorial
Según el máster Jorge Robles, especialista en Orientación y en Trastornos de Aprendizaje, el comportamiento suicida viene determinado por un gran número de causas muy complejas, tales como la pobreza, el desempleo, la pérdida de seres queridos, la ruptura de relaciones y problemas jurídicos o laborales.
Este profesional explicó que existen múltiples factores de riesgo, tanto sociales (pobreza, desempleo, drogadicción, entre otros) como psicológicos (depresión, duelo, por ejemplo), los cuales son muy frecuentes.
Para él, la identificación de estos factores es lo que determinará que se puedan realizar intervenciones sociales que minimicen el problema de salud que representa el suicidio en nuestro país.
Mencionó también conflictos conyugales, económicos, pasionales, por ejemplo, pero en todos los casos hay que revisar los antecedentes familiares de cada suicidio, así como el abuso de alcohol y estupefacientes, los maltratos en la infancia, el aislamiento social y determinados trastornos mentales, que también tienen una gran influencia en cantidad de suicidios.
“Hemos estado ‘apagando incendios’, pero la idea es que en cada Dirección General Regional (DRE), se capacite un equipo humano que pueda trabajar en conjunto con una red a nivel nacional que eventualmente apoye a los centros educativos”, aseveró Robles.
Y agregó “nosotros abogamos por el trabajo de prevención en los centros educativos, donde casi todos cuentan con orientadores, trabajadores sociales y sociólogos, por eso la idea es que juntos realicemos un trabajo de prevención del suicidio para ver si logramos bajar las cifras”.
Por su parte la licenciada Jeimy Mejía del Departamento de Salud y Ambiente del MEP, dijo entre otros puntos, que los daños colaterales del suicidio son terribles y que prevenir el suicidio salva más que una vida, porque protege a todo un entorno familiar del dolor, la tristeza y del estigma social.
También agregó que muchas personas caminan sin saber que requieren de un tratamiento terapéutico adecuado, lo cual es muy preocupante.
Expresó, que este protocolo del MEP, procura dar herramientas a los orientadores para hacer un abordaje desde la psicología educativa.
Afirmó además que esta guía le sirve a todos, pero que está adaptada para la población del Ministerio de Educación y que es un gran paso en una cadena de acciones que son claves para romper el silencio.
Ella explicó, que este esfuerzo se hizo en conjunto con el Consejo Nacional de Salud Mental, adscrito al Ministerio de Salud, con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y el Instituto de Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA).
Dijo que este protocolo es de 45 páginas y que procura explicar en su primera parte cómo debe abordar un docente las autolesiones en los estudiantes y en una segunda fase, la atención de menores que han pensado o intentado suicidarse.
Excelente asistencia hubo en cada charla de las Jornadas de Psicología 2018.
El protocolo no se hizo después del “tuit”
Don Jorge Robles aclaró que el “tuit” del ministro de Educación Edgar Mora, sirvió como plataforma para decirle al país que ya había un Protocolo, pero que no se hizo en tres días.
“Para cuando sale el tema del “tuit” ya nosotros habíamos entregado en digital el Protocolo una semana antes, pero es bueno insistir en que lo comenzamos desde 2017. Por eso cuando se le pregunta a mi jefa Katia Grosser, ella de una vez informa a la prensa que sí existe un Protocolo y lo pone a la disposición de una vez, pero no fue algo improvisado como se ha dicho”, afirmó Robles, quien adelantó que para agosto se espera una impresión física de 10.000 ejemplares.
Enfatizó que el Protocolo incluye instrumentos para que docentes y personal de escuelas y colegios puedan detectar conductas de riesgo o tentativa de suicidio en el estudiantado.
Dijo que uno de estos es C.A.S.A. (Cambios repentinos, Amenazas verbales y no verbales, Sentimientos, Acciones o conductas), modelo que permite medir ciertas señales de advertencia sin dejar de soslayo otras manifestaciones que pueden ser determinantes.
También se les enseña la Escala Nemotécnica P.A.L.I. (Pensamiento de muerte y plan, Aislamiento, Letalidad e Intentos previos), cuya herramienta le ofrece al docente la posibilidad de detectar una situación de riesgo y tener una visión general del peligro en el que se encuentra el estudiante con ideación suicida. Además, dar información relevante al momento de realizar la referencia respectiva a un centro de salud.