Se nos fue un singular pastor llamado José Luis Madrigal
Róger Murillo-periodicomaranata.com/
En febrero cumpliría 81 años de edad, pero algunos tropiezos en su salud no lo dejaron llegar.
Así fue como este viernes 18 de diciembre, a eso de la una de la tarde en la Clínica Bíblica, partió hacia la vida eterna, José Luis Madrigal Chacón, fundador de la Misión Cristiana La Rosa de Sarón.
Don José Luis, quien nació el 8 de febrero de 1940 en Puriscal, se unió en matrimonio con Vilma Villalobos el 4 de agosto de 1962. Juntos procrearon a Fabiola, Teresita, Francisco y Luis.
José Luis con doña Vilma Villalobos, su esposa.
Llegó al Señor a los 29 años
Por su formación en contabilidad, administración empresarial y auditoría, fue asesor comercial de una importante cadena de negocios del país, luego tuvo sus propias compañías, pero debido al descalabro financiero de una de ellas, aunado a una paupérrima situación de salud, se vio en la obligación de dirigir su mirada a Dios.
Llegó a los pies de Jesucristo a los 29 años de edad, siendo un hombre con serios problemas de alcohol, artritis y úlceras cancerosas, razón por la cual los médicos le daban tan solo dos meses de vida.
Esto lo llevó a una seria depresión, por lo cual deseaba suicidarse.
Él siempre guardó un grato agradecimiento a Dios por la vida de don Guillermo Brown, de las Iglesias Bíblicas, quien en forma paciente pasaba a la casa por él y doña Vilma Villalobos, su esposa, para llevarlos a la iglesia. Luego los iba a dejar.
También tenía mucho cariño por los hermanos Pritchet, pastores de la Iglesia Cuadrangular, quienes oraron por él durante tres años consecutivos.
“Ellos me profetizaban que iba a ser un siervo de Dios, con un ministerio a nivel mundial, hasta que Dios trató con nosotros. Primero con mi esposa y unos meses después conmigo, luego decidí entregar mi vida a él, fue lo mejor que pude haber hecho, porque milagrosamente me sanó, por eso es que vivo tan agradecido con él y decidí servirle para siempre”, afirmó José Luis Madrigal, en una entrevista para Maranata realizada en el 2001.
José Luis Madrigal, en los inicios de su ministerio. (Foto archivo Maranata).
No pudo resistir el llamado de Dios
La venida del guatemalteco Gumercindo Melgar a Costa Rica, en una cruzada de seis meses, fue demasiado importante en la historia ministerial de José Luis, porque ese lapso lo marcó con enseñanzas que iban a definir su ministerio más adelante.
Madrigal, comenzó a asistir a la iglesia pastoreada por Luis Pereira, en Paso Ancho, donde se daba un avivamiento enorme, quizá de los más impresionantes del país para esa época.
Cuatro años después vino el llamado a pastorear, algo que él no pidió, ni deseaba, todo lo contrario, tenía mucho miedo de aceptar.
Por eso se dio a la tarea de ponerle siete señales al Señor, en medio de un ayuno de 15 días apoyado por su madre y su esposa.
Él abrigaba la esperanza de que como eran tantas señales, con seguridad no iban a ocurrir, pero se equivocó, todas se cumplieron y no le quedó otra que aceptar el desafío.
“Comenzamos con un pequeño grupo de cinco personas en Barrio Luján, en 1975, luego hicimos el traslado a Barrio Amón y de ahí nos ofrecieron el local por la zona roja en los altos de Canada Dry. Jamás nos imaginamos lo que iba a ocurrir en ese lugar: liberaciones, sanidades, borrachos restaurados, prostitutas y drogadictos en grandes cantidades que cambiaron sus vidas, en fin fue algo impresionante”, dijo don José Luis en aquella ocasión.
Don José Luis, tenía una serie de canciones inéditas que él hizo para Dios.
Traslado a las cercanías del Kamakiri
Tal fue el crecimiento de la Rosa de Sarón en la zona roja de San José, que decidieron construir un edificio en las cercanías del restaurante Kamakiri, donde están todavía.
Hubo un tiempo en que a esta congregación llegaban un promedio de 300 buses semanales, teniendo los domingos hasta seis cultos, por lo que se puede decir que sumaban hasta 15.000 personas a la semana, incluyendo todas las reuniones.
Esto hizo que cuando la Rosa de Sarón cambió de modelo, dejando libre a muchos pastores que no siguieron con la organización, La Rosa de Sarón contó con aproximadamente 1.500 líderes, ya que se trabajaba muy fuerte en el discipulado y en pequeños grupos de células, cuyo eslogan era «hacer de cada cristiano, un discípulo».
Luego esta entidad tuvo una visión internacional, llamándose Misión Cristiana Mundial La Rosa de Sarón, con iglesias hijas en muchos países.