La Biblia y los gobernantes
Dr. Carlos Araya Guillén /
El día 2 de junio del año 2018 el nuevo presidente de España, el socialista Pedro Sánchez, asumió el cargo de Presidente del Gobierno de España en el Palacio de la Zarzuela.
En el momento de su promesa de conciencia y honor, el líder del tradicional Partido Socialista Obrero Español (PSOE) hizo a un lado dos de los más importantes símbolos históricos del cristianismo, a saber, la Biblia y la Cruz.
Como duro defensor de una filosofía atea, a partir de un descreimiento de la fe religiosa, sustituyó la Palabra de Dios y prometió con esmerada firmeza sólo lealtad y fidelidad al Rey y a la Constitución Política (1978) como norma suprema del ordenamiento jurídico de ese país.
El político llegó a la presidencia de España tras la destitución de Mariano Rajoy con la intención de crear un estado laico, suprimir la religión de los colegios oficiales (públicos), revisar los concordatos con la Iglesia Católica y guardar distancia con toda referencia al nombre de Dios.
Por el contrario, muy lejos de España, en el país más pobre de América Latina Haití el nuevo mandatario de 48 años Jovenel Moise, líder del Partido Haitiano Tet Kale (PHTK) y protegido de Martelly, otro conductor de la misma agrupación política, reconoce de manera pública que Jesucristo es el único que puede ayudar a avanzar el país y sacarlo de su pobreza.
Enterado el pueblo de las declaraciones del nuevo presidente miles y miles de haitianos se lanzaron a las calles con panderetas, tambores, cánticos y proclamas cristianas para expresarle su apoyo.
Sin embargo, bien sabe el presidente que son muchas las personas que no aceptaran su posición cristiana y harán todo lo posible por oponerse a la fe espiritual de sus creencias. Por eso, se ha apresurado a decir que no renunciará a la presencia del Jesús de la Biblia en su gobierno.
Dos caras de una misma moneda. Anverso y reverso. “Cara o cruz”. Cara (esfigie) y cruz (escudo).
Una moneda y dos valores. Un gobierno y dos caminos. Una política y dos creencias. Un presidente con Dios o sin Dios.
El presidente electo tiene derecho a escoger según la fidelidad a sus principios. La opción no es bidimensional. Se elige en una sola travesía porque no se puede servir a dos señores (Mateo 6:24).
Por eso, el cristiano que asume la presidencia de la República (verbi gratia Jimmy Morales en Guatemala), una curul, un ministerio, una alcaldía, etcétera, sabe que dentro del espíritu de rectitud de su fe la Palabra de Dios es y será siempre lámpara a sus pies y lumbrera de su senda. Bien dice Lucas 11:28 que “son dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la obedecen”.
Durante una conferencia en el seno del Consejo Mundial de Iglesias el entonces presidente de Colombia Dr. Juan Manuel Santos Calderón (2014-2018) y premio nobel de la Paz (2016) expresó que ““Hay una constitución mucho más poderosa, mucho más rica y mucho más inspiradora. Es la Biblia, lo que dice la Biblia, si cualquier gobernante se guía por ella, hará un buen gobierno, le entregará a su sucesor un mejor país y ese ha sido también una fuente de permanente inspiración, en mi caso”
Amén y amén