¿Eutanasia en Holanda para mayores de 55 años, cansados de vivir?
Redacción Internacional / El Espectador/
La Ley de Eutanasia en Holanda entró en vigor en 2002 y desde entonces miles de personas en ese país se han sometido a ella. Sin embargo, hoy crece la polémica porque buscan legalizarla para personas mayores de 55 años que no quieran vivir más porque «han completado su vida».
En Holanda la eutanasia es una práctica diaria. Desde que la Ley de Eutanasia, que la regula y penaliza su mala práctica con 12 años de cárcel entró en vigor, en 2002, el número de personas que accedieron a ella ha crecido. En 2002 hubo 1.882 eutanasias según cifras oficiales; en 2016 el número ya iba en 6.091. De acuerdo, con los datos registrados, la práctica sigue creciendo. Sin embargo, un proyecto presentando recientemente despierta la polémica.
De acuerdo con datos oficiales, el 83% de pacientes a los que se les practicó la eutanasia en 2016 padecía enfermedades como cáncer, Parkinson u otros males degenerativos. Un porcentaje menor sufría de demencia en su fase inicial y otros tenían problemas psiquiátricos o desgastes propios de la edad. El 85% de los holandeses apoya la eutanasia.
Sin embargo, un reciente proyecto que busca ampliar las condiciones para aplicar la eutanasia desata la polémica.
¿Eutanasia para mayores de 55 años?
Un grupo político progresista holandés (D66) presentó un proyecto que busca legalizar la eutanasia para personas mayores de 55 años «que no quieran vivir por considerar que ya han completado su vida». El partido liberal (VVD) tiene dudas sobre el tema y las organizaciones políticas llamadas Democristiana y Unión Cristiana están contra la ampliación de la ley en estos casos.
Por eso mandaron realizar una investigación para medir el apoyo que la idea tiene entre los holandeses. Un grupo de investigación entrevistó a 21.000 holandeses mayores de 55 años, a 1.600 médicos y analizaron 200 solicitudes de eutanasia en los últimos meses, para analizar quiénes la solicitaban, bajo qué argumentos y cómo se resolvía su caso.
Encontraron que 10.000 holandeses, casi el 50% de la muestra, pondrían fin a su vida recurriendo a la eutanasia cuando hayan «completado su vida». La ampliación que ha sido bautizada como «para aquellos que estén cansados de vivir» se presentará en los próximos días. La investigación también reveló que de esos diez mil, un tercio pediría ayuda médica con el suicidio, mientras que dos tercios prefieren morir en casa si se le proporcionan las sustancias necesarias para una muerte asistida cuando tengan «una acumulación de quejas por la edad» y un «sufrimiento insoportable y sin esperanza».
«La investigación estudia a un grupo más amplio (de más de 55 años) que el objetivo de nuestro proyecto de ley (más de 75). Se trata de dar la opción de poder morir con dignidad en la vejez, cuando uno considere que su propia vida está completa. La gente quiere garantías de futuro», aseguró la diputada progresista Pia Dijkstra.
¿Todos los ancianos están cansados de morir?
Los investigadores, que no hacen recomendaciones futuras, subrayan que el deseo de morir no es un «hecho establecido» en el caso de los ancianos y puede tanto disminuir como desaparecer si su situación física y financiera mejora, impactando para bien en la calidad de vida, o en que dejen de sentirse solos o dependientes.
Además, una de las características del grupo que muestra su deseo a morir es que «no es precisamente un grupo saludable», sufren quejas físicas y mentales, luchan contra la soledad o incluso lidian con problemas financieros y familiares.
El ministro de Sanidad, Hugo de Jonge, cree que «si nos fijamos en lo diverso que es el grupo estudiado, una regulación legal no es la respuesta», y aseguró que «no hay una solución única para todos» los que tienen deseo de morir.
El funcionario, del partido democristiano, considera que la sociedad holandesa debería hacer todo lo posible «para garantizar que estas personas recuperen las ganas y el sentido de la vida», y analiza que este informe «en todos sus tonos grises» proporciona una buena base para un diálogo sobre la fase final de la vida en los Países Bajos.
Por su parte, Unión Cristiana lamenta que la investigación dé la imagen de que esas 10.000 personas son un grupo de «ciudadanos totalmente autónomos que, después de una vida exitosa, principalmente quieren estar a cargo de su propia muerte». «Darles una pastilla suicida sería la respuesta más cínica a las preocupaciones que tienen estas personas con deseo de morir. Lo que estaríamos haciendo es abandonarlos, en lugar de estar ahí para ellos», alertó la diputada de CU, Carla Dik-Faber.
Polémicas eutanasias
Holanda ha tenido polémicos casos de muerte asistida. Uno de ellos fue el de Mark Lagedijk, de 41 años, quien sufría depresión, era alcohólico y tenía un transtorno de ansiedad. Era divorciado, tenía dos hijos pequeños y se la pasaba en clínicas de desintoxicación. Entonces, solicitó que le aplicaran la eutanasia. Su familia estuvo de acuerdo y se le aplicó, pero no cumplía con los requisitos establecidos por la ley y desató un debate. Fue su médico de cabecera el que consideró que su sufrimiento era insuperable.
Igual pasó con una mujer con demencia aguda. Cuando estaba consciente firmó ante un notario que solicitaría la eutanasia cuando creyera conveniente. Perdió la razón y ante su mal estado y con el documento firmado, su médico consideró que «había llegado el momento». Le puso un medicamento en el café y luego le inyectó una sustancia letal por vía intravenosa. Aunque ella se resistió el procedimiento se completó.
«Creo que la legalización de la eutanasia en Holanda ha ayudado a la gente a vivir más tiempo de lo que lo hubieran hecho si fuera ilegal», le dijo al diario El País, un exdiputado de D66, ahora alejado de la política.
Familiares de personas que han recibido la eutanasia aseguran que la ley es buena y útil, pues “la vida no es una obligación”.