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Analizan el impacto político de los evangélicos en América Latina

Recapitulación: Róger Murillo / periodicomaranata.com / Fotos: Adina Hernández /

Recientemente en la Universidad Católica de Costa Rica se hizo la presentación oficial del libro publicado el año pasado, “Entre Dios y el César: El impacto político de los evangélicos en el Perú y América Latina”, del reconocido escritor peruano Dr. José Luis Pérez Guadalupe, vicepresidente del Instituto de Estudios Social Cristianos (IESC), asesor de la Conferencia Episcopal Peruana, Investigador de la Fundación Konrad Adenauer y profesor de la Escuela de Posgrado de la Universidad del Pacífico y del Posgrado de la Pontificia Universidad Católica del Perú, además  ex Ministro del Interior de ese país.

 Después de la bienvenida a cargo del Dr. Fernando Felipe Sánchez Campos, rector de la Universidad Católica y de las palabras del Dr. Werner Böhler representante para Costa Rica y Panamá de la Fundación Konrad Adenauer, así como el agradecimiento al Dr. Sergio Araya, Coordinador de Formación Política de dicha Fundación – quien fue  el enlace en la realización de este encuentro- se procedió a escuchar un resumen de esta obra. Adelantando eso así que al final de la ponencia el Dr. Nelson Zárate, director del programa doctoral, presentaría un resumen del tema.

El Dr. Pérez Guadalupe inició su exposición diciendo que después de cinco siglos de monopolio católico y de convivencia política con las instancias de poder, ahora en América Latina existe una diversificación y un cambio a la inversa, “donde los nietos de los protestantes europeos, hijos de los evangelicals y pentecostales norteamericanos, exmarginados sociales religiosos, invisibles en las encuestas de opinión, llegan a la mayoría de edad y se alzan con banderas políticas en todo el Continente, partiendo de sus convicciones religiosas; pero esta vez empoderados por la fuerza de los votos, debido al número creciente de sus miembros  a partir de los años 80, donde comienzan a levantar movimientos políticos evangélicos”, según comentó este estudioso del tema.

Dr. Fernando Felipe Sánchez Campos, rector de la Universidad Católica.

El autor aclaró que parte de la plataforma para entender el surgimiento de estos movimientos políticos a lo largo de todo el Continente, se da en función de un descenso en la población católica y un crecimiento en los evangélicos.

El escritor aseveró que según sus investigaciones, los porcentajes de diferencia entre la Iglesia Católica y el movimiento evangélico se mantuvo casi igual hasta el año 50, pero en la década de los 70 comenzó el ascenso evangélico y en aproximadamente 45 años la Iglesia Católica latinoamericana perdió 25 puntos, o sea la tercera parte de sus miembros.

Dijo que en la actualidad un 69 % de latinos son católicos y un 19 %  evangélicos, pero que la  diferencia es que una gran mayoría de los católicos solo son confesionales, o emocionales, pero no militantes y todo lo contrario se presenta con la comunidad cristiano evangélica que es más comprometida.

“Hay que recordar que el catolicismo fue una imposición de arriba hacia abajo. Desde la conquista española se impuso, fue algo obligado, en cambio el evangélico  toma una decisión voluntaria, ni siquiera el hijo de un pastor es cristiano a menos que tenga un encuentro con Dios. En otras palabras, no se hereda, es una decisión personal”, señaló.

Al referirse al tema de la emigración religiosa dijo que casi siempre es desde el catolicismo y advirtió que el movimiento de retorno para volver a ser católico, prácticamente no existe.

“Ellos (los evangélicos) son convertidos, convencidos y  comprometidos. Y sacan ventaja en que el pastor está mucho más cerca del feligrés, no hay tanta barrera o diferencia. El pastor evangélico no tiene que ir al seminario siete años, tampoco debe acatar el celibato y hace una vida  normal”, afirmó.

Respecto al tema económico de los líderes evangélicos del que tanto se habla, dijo que al principio se decía que crecieron por el capital estadounidense, pero eso es puro cuento.

 Añadió que los que más han crecido económicamente son los grupos pentecostales, que surgieron espontáneamente en América Latina.

Dr. Werner Böhler  de la Fundación Konrad Adenauer.

“En los años 60 empezó el cambio: el liderazgo pasó del esquema misionero-protestante-extranjero, al esquema pastor-evangélico-nacional. Y en los sectores populares donde se asentó el movimiento evangélico, todos eran aportantes. Desde su pobreza, aportaban al mantenimiento de su iglesia. Primero la instalaban en una cochera, luego compraban toda la casa, crecían a una capilla y luego a un templo entero. Y más tarde, a partir de los 80, pasan de los sectores populares a los medios y altos, donde comienzan a mover mucho dinero. Entonces pasaron de las cocheras a las mega-iglesias. Y luego a alquilar estadios, comprar señales de radio y televisión y ahora forman partidos políticos”, acotó.

 Entendiendo el tema político

 Para el doctor Pérez Guadalupe,  lo que ha sucedido en América Latina es que en la actualidad, pastores evangélicos han sabido utilizar sus feligresías como un capital político rentable que posteriormente trasladan a las urnas electorales.

“Por eso  algunos líderes evangélicos pretenden extender su militancia religiosa al fuero público y convertir ese bien ganado ‘capital religioso’, en un rentable ‘capital político’. De esta manera, han surgido partidos confesionales que buscan ser los ‘brazos seculares’ de sus iglesias —con la intención de equipararse o, simplemente, reemplazar a la Iglesia Católica—. Sin embargo, la historia política de los evangélicos en América Latina es mucho más compleja y no se limita a esos intentos de mesianismos políticos con visiones ‘reconstruccionistas’, dice este investigador.

Afirma que en el Perú el tema sobre la participación política de los evangélicos se fue postergando porque no había mayor participación política hasta las elecciones de 1990, en donde ingresa repentinamente un número considerable de evangélicos al Congreso. Esta incursión en la política peruana ha sido evaluada desde diferentes perspectivas y ponderación, tanto por evangélicos como por no evangélicos, pero lo que si desmiente el autor, es que Fujimori haya llegado al poder gracias al voto de los evangélicos.

 Asegura que en el Perú, en menos de 50 años, los evangélicos pasaron de ser el 2,5% de la población al 15% y 18%. La comunidad evangélica en el Perú crece firmemente y lo hace en gran parte, quitándole terreno a la feligresía católica.

 “En este sentido y frente al incontrastable cambio del panorama religioso latinoamericano, la pregunta analítica sobre el impacto político de los evangélicos en el Perú y América Latina, es totalmente válida y necesaria con el objetivo de encontrar las posibles líneas directrices de dicha participación política”, expresó.

“En esta misma línea, es importante para el análisis preguntarse si se trata del ingreso  de ‘las iglesias evangélicas’ en la política, o solo de la participación de ‘los evangélicos’, a título personal”, indicó.

Comentó además, que la sociedad latina se enfrenta ahora a dilucidar el tema, si son «evangélicos políticos» o “políticos evangélicos”, si son moralizadores o gestores.

«El caso de Fabricio Alvarado no es nuevo en América Latina»: Dr. Pérez Guadalupe.».

 El caso de Costa Rica

 Al referirse al fenómeno Fabricio Alvarado en Costa Rica, el doctor José Luis Pérez dijo que es algo nuevo en este país, pero no en América Latina, porque la temática y el surgimiento de líderes ha sido similar en otros países  y hasta hay partidos con el mismo nombre de Restauración Nacional.

Aclaró, que sus convicciones no tienen que ver con el apoyo a uno u otro candidato en Costa Rica  porque no vive aquí, sino más bien su intención es dejar un análisis coyuntural.

No obstante, expresó que lo que pasó en Costa Rica no fue  gratuito, sino que era algo que se veía venir, por el caso de un candidato que apoyaba los temas provida y familia, y que gracias a la resolución de la Corte Interamericana de Justicia, se fue arriba en las preferencias de voto.

Indicó que bajo otras circunstancias no estaría tan seguro de que pudiera subir tan rápido en las encuestas, en virtud de que no lo han logrado ni siquiera países como Honduras, Salvador o Nicaragua con mayor porcentaje de creyentes.

Alta jerarquía de la Universidad en la mesa principal.

“Lo de Costa Rica fue el manejo de agendas temáticas trasversales, donde la gente no tanto votó por Fabricio sino por el tema de los valores”, dijo.

Al hacer un breve análisis desde su óptica de lo acontecido en nuestro país, hizo un recuento histórico relacionado con América Latina y comento que, si bien en la década de 1980 los intentos por consolidar «partidos confesionales evangélicos” fueron un fracaso, desde 1990 se viene fortaleciendo el neopentecostalismo.

“Esta propuesta no es política ni técnica. Ellos atraen a través de una agenda moral. De «adecentar la política» han pasado a centrarse en temas provida, profamilia y contra el matrimonio homosexual. Aunque los neopentecostales son solo una parte de los evangélicos, estos se aglutinan en torno a estos temas. Y también el conservadurismo católico. Aunque unos siguen siendo anticatólicos y los otros antievangélicos, en estos temas van juntos”, expresó.

En cuanto a la participación de pastores en la Asamblea Legislativa, afirmó “ustedes como país deben de preguntarse si necesitan llevar pastores al Congreso o políticos cristianos, gestores o moralizadores, hay que tener cuidado con la envestidura que llevamos a cada lugar, porque si vamos a la Asamblea Legislativa como pastores y cometemos un error, la sociedad nos cae encima y en alguna medida comprometemos los principios e involucramos a toda la Iglesia, eso ya lo he visto en otros países de América Latina y tiene serias consecuencias”, enfatizó.

Respecto al decrecimiento de la Iglesia Católica en Costa Rica dijo que para 1910, era del 99%, en el 70  un 93% y en el 2014 descendió al 62%. O sea, perdió 31 puntos en 50 años.

Dijo que al igual que en otros países, en Costa Rica existe un porcentaje de cristianos denominado “evangélico clásico”, que es aquel que no le interesa la política y que piensa que el mundo es corrupto y la política también. Era la forma en que a ellos les enseñaron hace muchas décadas atrás.

Dijo que luego vino la Teología de la Liberación, que tocó  temas políticos y sociales, pero que no pudieron hacer nada. Sin embargo, atrás venían aquellos del nuevo pensamiento sobre teología política que es más reconstruccionista, que quieren cambiar el mundo, anhelan el poder y pretenden casi una teocracia.

“O sea los de la izquierda calentaron el agua y los de la derecha se tomaron el café”, indicó.

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