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Más de doscientos expertos llegan a una misma conclusión: el coronavirus se propaga por el aire

Apoorva Mandavilli  / The New York Times /

La Organización Mundial de la Salud se ha resistido a la creciente evidencia de que las partículas virales que flotan en interiores son infecciosas, dicen algunos científicos. La agencia sostiene que la investigación aún no es concluyente.

El coronavirus encuentra nuevas víctimas en todo el mundo, en bares y restaurantes, oficinas, mercados y casinos, lo que ha dado lugar a preocupantes focos de infección que confirman de manera cada vez más evidente lo que los científicos han dicho durante meses: el virus permanece en el aire en interiores e infecta a las personas cercanas.

Si la transmisión aérea es un factor significativo en la pandemia, especialmente en espacios abarrotados con escasa ventilación, las consecuencias para la contención serán importantes. Las mascarillas podrían necesitarse en interiores, incluso en entornos con distanciamiento social. Los trabajadores de la salud podrían necesitar mascarillas N95, que filtran incluso las gotículas respiratorias más pequeñas, para atender a los pacientes de coronavirus.

Los sistemas de ventilación en escuelas, asilos, residencias para adultos mayores y negocios podrían necesitar minimizar la recirculación de aire y agregar nuevos filtros poderosos. Se podrían necesitar luces ultravioleta para matar partículas virales que floten en diminutas gotículas en interiores.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sostenido que el coronavirus se propaga principalmente por gotas respiratorias grandes que, después de ser expulsadas por personas infectadas a través de la tos y los estornudos, caen rápidamente al piso.

No obstante, en una carta abierta a la OMS, 239 científicos de 32 países han descrito la evidencia que muestra que partículas más pequeñas pueden infectar a las personas y exhortan a la agencia a que corrija sus recomendaciones. Los investigadores planean publicar su carta en una revista científica.

Incluso en su más reciente actualización sobre el coronavirus, difundida el 29 de junio, la OMS dijo que la transmisión aérea del virus es posible solo después de procedimientos médicos que producen aerosoles o gotas de un tamaño menor a los 5 micrones (un micrón o micra equivale a una millonésima parte de un metro).

Según la OMS, una ventilación adecuada y mascarillas N95 solo son necesarias en esas circunstancias. Su guía de control de infecciones, antes y durante esta pandemia, más bien ha promovido de manera intensa la importancia del lavado de manos como una estrategia primaria de prevención, a pesar de que hay evidencia limitada sobre la transmisión del virus a través de superficies. (Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades —CDC, por su sigla en inglés— de Estados Unidos ahora dicen que es probable que las superficies solo desempeñen un papel menor).

Benedetta Allegranzi, coordinadora de prevención y control de infecciones de la OMS, dijo que la evidencia de que el virus se propaga por el aire no era convincente.

“Especialmente en el último par de meses hemos expresado en diversas ocasiones que consideramos la transmisión aérea como posible, pero ciertamente no respaldada por evidencia sólida o por lo menos clara”, dijo ella. “Existe un fuerte debate sobre esto”.

No obstante, entrevistas con cerca de 20 científicos —incluyendo a una docena de consultores de la OMS y a varios miembros del comité que produjo la guía— y correos electrónicos internos pintan un panorama de una organización que, a pesar de sus buenas intenciones, está fuera de sintonía con la ciencia.

Ya sea que viaje en grandes gotas que se elevan por el aire después de un estornudo o en gotículas mucho más pequeñas exhaladas que pueden deslizarse por el aire a través de una habitación, el coronavirus se transporta por el aire y puede infectar a las personas cuando lo inhalan, afirman estos expertos.

La mayoría de estos expertos comprenden que la OMS tiene cada vez un programa de trabajo más extenso y menos presupuesto, y señalaron las difíciles relaciones políticas que tiene que gestionar, especialmente con Estados Unidos y China. Alabaron al personal de la OMS por realizar reuniones diarias y responder preguntas sobre la pandemia de manera incansable.

Pero el comité de prevención y control de infecciones en particular, según los expertos, está atado por una rígida y sobremedicalizada visión de la evidencia científica, es lento y se empeña en evitar riesgos en cuanto a las actualizaciones de su guía y permite que algunas voces conservadoras acallen a quienes expresan desacuerdo.

“Todos morirán defendiendo su punto de vista”, dijo una consultora de la OMS de larga carrera, quien no desea ser identificada debido a su continua labor para la organización. Incluso sus simpatizantes más leales dijeron que el comité debería diversificar sus áreas de especialidad y relajar sus criterios de prueba, especialmente en un brote de rápido movimiento.

“Me frustran los temas de flujo de aire y el tamaño de las partículas, por supuesto”, dijo Mary-Louise McLaws, una integrante del comité y epidemióloga en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sídney.

“Si comenzáramos a volver a analizar el flujo de aire, tendríamos que estar preparados para cambiar mucho de lo que hacemos”, dijo. “Pienso que es una buena idea, una muy buena idea, pero causará una enorme sacudida en la sociedad del control de infecciones”.

A principios de abril, un grupo de 36 expertos en calidad del aire y aerosoles instó a la OMS a considerar la creciente evidencia sobre la transmisión aérea del coronavirus. La agencia respondió de manera pronta al llamar a Lidia Morawska, lideresa del grupo y consultora de la OMS desde hace mucho tiempo, a que organizara una reunión.

No obstante, el debate fue dominado por algunos expertos que respaldaban firmemente el lavado de manos y sentían que debía ser enfatizado más que los aerosoles, según algunos participantes, y las recomendaciones del comité permanecieron sin cambios.

Morawska y otros señalaron varios incidentes que indican la transmisión aérea del virus, particularmente en espacios interiores con escasa ventilación y mucha gente. Dijeron que la OMS estaba marcando una diferencia artificial entre los aerosoles diminutos y las gotas más grandes, a pesar de que las personas infectadas producen ambos.

“Hemos sabido desde 1946 que toser y hablar genera aerosoles”, dijo Linsey Marr, una experta en transmisión aérea de los virus del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia.

Los científicos no han sido capaces de cultivar el coronavirus de aerosoles en el laboratorio. Sin embargo, eso no significa que los aerosoles no infecten. Marr dijo que la mayoría de las muestras en esos experimentos han provenido de cuartos de hospital con buen flujo de aire que diluiría los niveles virales.

En la mayoría de los edificios, dijo, “la frecuencia de reemplazo de aire es usualmente mucho más baja, lo que permite al virus acumularse en el aire y representar un riesgo más alto”.

La OMS también se está basando en una definición anticuada de transmisión aérea, dijo Marr. La agencia cree que un patógeno que se transporta de manera aérea, como el virus del sarampión, tiene que ser altamente infeccioso y viajar distancias largas.

La gente generalmente “piensa y habla sobre transmisión aérea de manera profundamente estúpida”, dijo Bill Hanage, un epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de la Universidad de Harvard.

“Tenemos esta idea de que transmisión aérea significa gotas suspendidas en el aire capaces de infectarte muchas horas después, deslizándose por las calles, introduciéndose en los buzones de correos y encontrando cómo ingresar a los hogares en todos lugares”, dijo Hanage.

Soumya Swaminathan, directora científica de la Organización Mundial de la Salud, en una reciente conferencia de prensa. “No rehuimos a ser desafiados, es bueno para nosotros ser desafiados”, dijo en una entrevista. Foto: Pool photo por Fabrice Coffrini.

Todos los expertos están de acuerdo en que el coronavirus no se comporta de esa manera. Marr y otros dijeron que el coronavirus parece ser más infeccioso cuando las personas estuvieron en contacto prolongado a una distancia cercana, especialmente en interiores, y aún más en eventos superpropagadores, exactamente lo que los científicos esperarían de la transmisión por aerosoles.

Principio de precaución

La OMS ha estado en desacuerdo con grupos de científicos más de una vez durante esta pandemia.

La agencia se quedó atrás de la mayoría de sus países miembros al respaldar los protectores faciales para el público. Mientras que otras organizaciones, incluidos los CDC, han reconocido desde hace mucho la importancia de la transmisión por personas asintomáticas, la OMS aún sostiene que la transmisión asintomática es rara.

“A nivel del país, muchos del personal técnico de la OMS se están rascando la cabeza”, dijo un consultor en una oficina regional en el sudeste asiático, que no deseaba ser identificado por temor a perder su contrato. “Esto no nos está dando credibilidad”.

El consultor recordó que los miembros del personal de la OMS en su país fueron los únicos que siguieron sin cubrebocas después de que el gobierno los avaló.

Muchos expertos dijeron que la OMS debería adoptar lo que algunos llamaron un “principio de precaución” y otros nombraron “necesidades y valores”: la idea de que incluso sin evidencia definitiva, la agencia debería asumir lo peor del virus, aplicar el sentido común y recomendar la mejor protección posible.

“No hay una prueba incontrovertible de que el SARS-CoV-2 viaje o sea transmitido de manera significativa por aerosoles, pero no hay evidencia de que no sea así”, dijo Trish Greenhalgh, médica de atención primaria en la Universidad de Oxford, en el Reino Unido.

“Así que en este momento tenemos que tomar una decisión ante la incertidumbre y, Dios mío, será desastroso si tomamos la decisión equivocada”, dijo. “Así que, ¿por qué no ponernos mascarillas durante algunas semanas? Por si acaso…”.

Después de todo, la OMS parece dispuesta a aceptar sin mucha evidencia la idea de que el virus podría transmitirse mediante las superficies, mencionaron ella y otros investigadores, incluso a pesar de que otras agencias de salud han dejado de enfatizar esa vía.

“Estoy de acuerdo en que la transmisión por fómites no está directamente demostrada para este virus”, dijo Allegranzi, la coordinadora de prevención y control de infecciones de la OMS, en referencia a los objetos que podrían ser infecciosos. “Sin embargo, se sabe que otros coronavirus y virus respiratorios son transmitidos, y se ha demostrado así, por contacto con fómites”.

La agencia también debe considerar las necesidades de todas las naciones que la integran, incluidas aquellas con recursos limitados, y asegurarse de que sus recomendaciones consideren “la disponibilidad, la viabilidad, el cumplimiento y las implicaciones de recursos”, dijo ella.

Los aerosoles podrían desempeñar algún papel limitado en propagar el virus, dijo Paul Hunter, un miembro del comité de prevención de infecciones y profesor de Medicina en la Universidad de East Anglia en el Reino Unido.

No obstante, si la OMS decide presionar para que se apliquen medidas de control riguroso sin pruebas, los hospitales en países de bajos o medianos ingresos podrían verse forzados a destinar recursos escasos de otros programas cruciales.

“Ese es el equilibrio que una organización como la OMS tiene que lograr”, dijo. “Es lo más sencillo del mundo decir: ‘Tenemos que seguir el principio de precaución’, e ignorar los costos de oportunidad de ello”.

En entrevistas, otros científicos criticaron este punto de vista como paternalista. “¿No vamos a decir lo que realmente pensamos porque creemos que algunos países no pueden lidiar con eso? No me parece que eso sea correcto”, dijo Don Milton, un experto en aerosoles de la Universidad de Maryland.

Incluso los cubrebocas de tela, si toda la gente los usa, pueden reducir de manera significativa la transmisión, y la OMS debería decirlo claramente, agregó.

Varios expertos criticaron los mensajes de la OMS durante la pandemia, y dijeron que el personal parece valorar la perspectiva científica por encima de la claridad.

“Lo que dices está diseñado a ayudar a las personas a entender la naturaleza de un problema de salud pública”, dijo William Aldis, un antiguo colaborador de la OMS en Tailandia. “Eso es diferente de solo describir científicamente una enfermedad o un virus”.

La OMS tiende a describir “una ausencia de evidencia como evidencia de ausencia”, agregó Aldis. En abril, por ejemplo, la OMS dijo: “Actualmente no hay evidencia de que las personas que se han recuperado de la COVID-19 y tienen anticuerpos estén protegidas de una segunda infección”.

La declaración tenía la intención de indicar incertidumbre, pero la redacción avivó la inquietud entre el público y se ganó el reproche de varios expertos y periodistas. Más tarde, la OMS se echó atrás en sus comentarios.

En una instancia menos pública, la OMS dijo que “no hay evidencia que sugiera” que la gente con VIH estaba en mayor riesgo por el coronavirus. Después de que Joseph Amon, el director de salud global en la Universidad de Drexel en Filadelfia, que había sido parte de muchos comités de agencias, señaló que la redacción era engañosa, la OMS la cambió para decir que el nivel de riesgo era “desconocido”.

Pero el personal y algunos miembros de la OMS dijeron que los críticos no dieron suficiente crédito a sus comités.

“Los que pueden haberse sentido frustrados pueden no ser conscientes de cómo trabajan los comités de expertos de la OMS, y ellos trabajan lenta y deliberadamente”, dijo McLaws.

Soumya Swaminathan, la directora científica de la OMS, dijo que los miembros del personal de la agencia tratan de evaluar la nueva evidencia científica lo más rápido posible, pero sin sacrificar la calidad de su revisión. Agregó que la agencia intentará ampliar los conocimientos y las comunicaciones de sus comités para asegurarse de que todos sean escuchados.

“Nos tomamos en serio cuando los periodistas o los científicos o cualquiera nos desafía y dice que podemos hacerlo mejor”, dijo. “Definitivamente queremos hacerlo mejor”.

Apoorva Mandavilli es reportera del Times y se enfoca en ciencia y salud global. En 2019 ganó el premio Victor Cohn a la Excelencia en Reportaje sobre Ciencias Médicas. @apoorva_nyc

 

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