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Muere Friedkin, director de «El Exorcista»: «Hice la película para difundir el Evangelio» había dicho

Esta película fue considerada la mejor y más influyente película de terror de todos los tiempos.

Pablo J. Gines /  Religión en Libertad /

Ha muerto este lunes, con 87 años, el premiado cineasta William Friedkin, en su casa de Bel Air en Los Ángeles.

Murió de neumonía y un fallo en el corazón, según anunció su esposa (actual, antes tuvo otras tres).

Friedkin fue el director en 1973 de El Exorcista, considerada la mejor y más influyente película de terror de todos los tiempos.

No llegó a ver los festejos que iban a celebrar los 50 años de su estreno en noviembre. Tampoco vio estrenarse en el festival de Venecia su última película, The Caine Mutiny Court-Martial.

De familia de origen judío, ante la prensa generalista se mostraba ambiguo sobre su fe y se defendía con preguntas a las preguntas.

«Las películas son sobre el misterio del destino o el misterio de la fe», declaró Friedkin en 2020, entrevistado en profundidad por Alexandre O. Philippe en el documental Leap of Faith, centrado en su carrera.

También dijo que el hombre vive en un estado de ignorancia perpetua y que la ambigüedad que hay en sus películas refleja la que hay en la vida y la muerte.

En 2018, presentando su película-documental sobre un famoso exorcista real, el padre Gabriel Amorth, decía a los periodistas: «No tenemos ni idea de qué hacemos aquí, de cómo hemos llegado hasta aquí o hacia dónde vamos. Lo importante no es tanto la fe o el escepticismo, como la curiosidad. Por eso he hecho esta película, por mi curiosidad», explicaba.

Y retaba a los periodistas en la sala: «¡Que alcen la mano los que estén seguros de que Dios no existe! ¡Por favor, tengo curiosidad!». Se levantaron solo tres manos. Les preguntó: «¿Por qué estáis seguros de que Dios no existe? ¿Cómo diablos lo sabéis?«.

Casi todos pensaban que era más bien agnóstico, pero en una entrevista en 2019 con L’Osservatore Romano se mostraba como un católico convencido, si bien no muy disciplinado.

Igual que el novelista y guionista de la película,  William Peter Blatty, dijo que escribió la historia para que fuera «apostólica» (evangelizadora) también Friedkin dijo en esta entrevista que quiso una película que «difunda el Evangelio».

«Creo en las enseñanzas de Jesús»

«Fui educado en la fe judía. Hice la Bar Mitzváh. Honestamente, nunca sentí cercano el ritual judío. Pero sí el ritual cristiano, de la fe católica», explicó al periódico oficioso del Vaticano.

«Creo en las enseñanzas de Jesús y creía en las enseñanzas de Jesús cuando hice la película, y aún hoy. Es el milagro de la fe. Como cualquiera que cree, no te puedo dar evidencia sólida. Solo tengo mi fe», declaraba.

Y añadía, más rotundo: «Personalmente creo en las enseñanzas de Jesús más que en ninguna otra cosa. ¡Y he leído mucho que va contra Jesús! Por ejemplo, me gustan mucho los escritos de Christopher Hitchens. Ya murió pero era un escritor prominente contra el cristianismo. Creo que era un escritor realmente bueno, pero solo hizo mi fe más fuerte», explica. (El hermano de Christopher, Peter Hitchens, también buen articulista, es, en cambio, cristiano converso y convencido).

«Hice la película, como él [Blatty, el novelista-guionista] para difundir el Evangelio. Si la ves con atención, ves que el verdadero protagonista no es la chica, sino el cura católico», añade. El demonio busca la desesperación del joven padre Karras, porque lo ve con dudas, en un mal momento, herido, explica.

Hubo colas interminables en los cines, incluso intentos de entrar a la fuerza, y fueron muchos los desmayos en las salas.

Este reportaje, en inglés, muestra el fenómeno sociológico que fue El Exorcista.

En el minuto 2:15, un empresario que lleva toda la vida en el negocio dice que nunca vio nada semejante, y las imágenes nos muestran a la policía teniendo que vigilar las colas en los cines para que no se descontrolasen, con gente haciendo cola desde la madrugada anterior.

En el minuto 4:45 vemos a algunas personas que abandonan la sala porque no pueden soportar el miedo.

En el minuto 6:45 un empleado del cine explica que nunca había visto gente desmayarse por una película, y efectivamente la grabación muestra un caso en directo. En el minuto 8:38 escuchamos algunos testimonios del terror causado por algunas escenas, como el célebre giro de cabeza de la niña poseída o las sacudidas de su cama.

A partir del minuto 10:10 varias chicas muy afectadas explican el impacto que les produjeron algunas escenas.

En el minuto 12:15 una imagen de Pablo VI ilustra el hecho de que la existencia y actividad del demonio forma parte de la doctrina católica.

En el minuto 18:15, un sacerdote que dirige un programa televisivo entrevista al director de la película, William Friedkin, y al autor de la novela en la que está basada y del guión, William Peter Blatty, y les pregunta (aunque no se recoge la repuesta) por la aportación que el libro y la película suponen a la teología.

Dos jesuitas reales en El Exorcista que bendecían el set

Daba más datos sobre el rodaje. «Pusimos a dos sacerdotes jesuitas reales en la película en el papel de sacerdotes, y también eran consejeros técnicos. Periódicamente les encargaba que bendijeran el set de rodaje. Recuerdo que el escritor del libro [Blatty] y yo y uno de los sacerdotes solíamos ir a una casa que yo tenía en Fire Island, Nueva York, y el sacerdote celebraba la misa para nosotros tres«, detalla.

«Era muy emocionante, muy poderoso. Después hice que el sacerdote, el personaje principal de la película [el actor Jason Miller, que interpreta al joven padre Karras] dijera la misa como si creyera cada palabra de ella. A menudo oyes la misa en una parroquia y la dicen muy deprisa. Pero el cura en la película la dice muy despacio, con una creencia grande y profunda en las palabras y las ideas. Porque yo creía en ellas. ‘Tomad y comed, porque este es mi Cuerpo; tomad y bebed, porque esta es mi Sangre. Y se decía de forma lenta y creíble delante de la cámara».

Jason Miller (como padre Karras) pero habían otros dos sacerdotes de la película que eran verdaderos jesuitas y que bendecían el set, así como asesoraban la historia.

Según explicó el cineasta a L’Osservatore, viendo la película más personas se hicieron católicas, «como creyentes, o se hicieron sacerdotes mientras El Exorcista estuvo en los cines d etodo el mundo, que fue mucho tiempo». Aún hoy, detalla, ven la película cada año cientos de miles, o millones, de personas. «Quizá sea una de las cinco películas más populares que se ha hecho», aventura.

En L’Osservatore admitía que hay una lucha entre el bien y el mal en cada persona, una lucha constante, que para algunos es más difícil, una lucha por no manifestar «el lado oscuro», «y de eso es de lo que tratan todas mis películas».

Ciudadano Kane y Ordet: por Dreyer se atrevió

Aunque Friedkin era un autodidacta criado en una familia pobre en Chicago, en temas de cine era un erudito. En 2020, en Leap of Faith, explica que ‘Ciudadano Kane’ se basa en una frase clave de Jesús en el Nuevo Testamento: «¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo si pierde su propia alma?»

En cuanto a «Ordet», de Carl Dreyer (de 1955), la alababa sin medida. «Ordet muestra una resurrección literal, muy creíble. La vi años antes de hacer El Exorcista y supe por esa película que podía mostrar un exorcismo literal.

Podía mostrarlo literalmente, no como algún tipo de película de terror. Dreyer se acercó al tema del milagro muy directamente, mostrando la resurrección exacta del personaje principal, sin glosas,sin esconderse tras un arbusto. Así quería yo tratar el tema del exorcismo», dijo a L’Osservatore.

Friedkin reveló en 2020 en Leap of Faith algunos detalles más que no se conocían, como que Blatty, el escritor de la novela y guionista del film -también él católico y hombre de fe firme-, se había ofrecido a representar el papel del padre Karras renunciando a sus porcentajes de ingresos por taquilla (Blatty falleció 3 años antes de esa entrevista y no pudo confirmarlo, pero parece que así fue).

Por un exorcismo real

En 2016, Friedkin visitaba Italia y gracias a un amigo, el teólogo romano Andrea Monda, consiguió entrevistarse con el padre Amorth, veterano exorcista de la diócesis de Roma, quien le permitió acudir con él y grabar una sesión de exorcismo de una mujer, el noveno que realizaba sobre ella en nueve meses. Así se cumplía otra vez su deseo de tratar el exorcismo «sin tapujos».

El cineasta William Friedkin con el ya muy anciano padre Gabriel Amorth.

«Me asusté, fue una experiencia aterradora», explicó el cineasta, destacando el cambio en la personalidad de la chica, la necesidad de sujetarla entre cuatro o cinco personas y, sobre todo, su voz, que sobrecogió incluso a uno de los psiquiatras a quien le mostró luego la grabación, aclarando que no se ha editado.

Friedkin acudió a psiquiatras y a neurocirujanos a mostrar su metraje. «Acudí a estos doctores a intentar conseguir una explicación racional y científica de lo que yo había experimentado. Pensé que dirían ‘Esto es un tipo de trastorno psicosomático que no tiene nada que ver con la posesión’. No fue lo que me llevé de allí».

Sobre el padre Amorth habló con admiración y respeto. «Era un hombre muy divertido», dijo; «no trataba al diablo como una potencia superior del mal, sino como un necio». De todo ello surgió el documental El diablo y el padre Amorth (The Devil and Father Amorth) de 69 minutos.

«Entiendo que haya escépticos. Yo no lo soy”, contaba en abril de 2018 en The Guardian. “No hago películas ni mi vida se mueve como escéptico. No estoy interesado en el escepticismo. Nadie sabe si hay vida más allá, o cielo, o infierno. ¿Cuál es nuestro propósito aquí? Nadie lo sabe. Nadie tiene ni idea», decía Friedkin a los periodistas más o menos desdeñosos.

Grande en el cine

Más allá de sus inquietudes espirituales, Friedkin será recordado por sus logros en el arte del cine. Nació en Chicago, en una familia judía y pobre en 1935.

Alcanzó fama con ‘Contra el imperio de la droga’ (The French Connection, en el original), de 1972, con la que ganó cinco premios Oscar, entre ellas a mejor película y mejor director, el único de su carrera. Actuaba en ella el español Fernando Rey, al que Friedkin siempre alabó. ‘El Exorcista’, en 1973, no obtuvo Oscars porque se los llevó su competidora ‘El Golpe’.

Se le considera un modernizador del cine en los setenta, como Brian de Palma, Martin Scorsese, Francis Ford Coppola o Michael Cimino, todos muy marcados por la cultura católica e italiana.

Recibió premios a toda su carrera, como el de honor de Sitges en 2017. Desde agosto de 1997 tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

En 2013, hace diez años, recibió el León de Oro de Venecia por toda su carrera como cineasta. Tenía una fuerte conexión con Italia por el mundo de la ópera, que amaba y del que era un gran conocedor.

En 2013, al recibir su premio, dijo en una entrevista en ABC que “muchas de las  películas de terror que veo –el 95% de ellas- son simplemente, ¡basura! ¡No hablan de nada! Solo intentan asustar a la gente. Con El Exorcista no intentamos asustarles, intentamos que piensen sobre el misterio de la fe en torno a un caso real».

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