OPINIÓN

«Del escritorio del pastor»

 “Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz.”  (Marcos  4:22)

Pastor:  Jorge Luis Soto Gould /

Es bueno soñar con lograr avances en lo cualitativo del cuerpo ministerial en cada país y ministerio. 

En ocasiones asistimos a convocatorias y notamos una ausencia de compañeros ministeriales.

A veces esto se da porque a nosotros los líderes, nos gusta oír a quienes hemos seleccionado como favoritos y también rechazar a quienes tenemos como non gratos.

Por otra parte, en estos tiempos, hablar de religiosidad, secularismo e integridad, no es algo atractivo siquiera de escuchar, menos  si no andamos en los niveles espirituales adecuados.

Pienso que, si hiciéramos una “introspección” y existiera una tecnología llamada “frutómetro”, a lo mejor en algunos de nosotros no llegaría ni al 30 por ciento, eso inhibe a un líder de asistir a una convocatoria importante, reunión ministerial o fraternidad de ministerios.

Recuerdo hace unos años una cumbre de la Federación Alianza Evangélica (FAEC), donde al reconocido conferencista Serafín Contreras Galeano se le pidió hablar sobre la integridad sexual.

La asistencia de líderes fue muy pobre y uno entonces piensa, si no fue asunto de ausencia justificada ante Dios, esto podría ser -entre otras razones- a que se está lejos de vivir Hebreos 13:4   “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”. 

Alguien quizá diga: «este escritor es de los que tienen una piedra en la mano para lanzarla sin misericordia».

Debo advertir, que en a mi edad y mis tiempo de ministerio (el cual inicié a los 27 años), ya no estoy para eso, ni es mi intención atacar a nadie porque todos tenemos techo de cristal, pero sí el objetivo de este comentario es poner las barbas en remojo y examinarnos a nosotros mismos, para ver si el poco fruto de nuestra labor se debe a algunas acciones que no están bien delante de Dios.

Debo confesar delante de ustedes y de mi Dios, que antes de convertirme realmente a Cristo, era un evangélico que estaba lleno de adulterio y llevaba una vida saturada de levadura espiritual. Pura apariencia, por eso hablo con juicio de valor sobre el tema.

Una vez convertido, luché y lucho cada día, por morir a mis pasiones y deseos de la carne.  Incluso, he sido calumniado un par de veces, pero ante Dios fui hallado inocente (Ref. Daniel 6:22). Entonces pude avanzar hacia el otro escalón y así continuar sirviéndole a Él, en temor reverente. (Ref. Salmo 2:11).

Viene a mi memoria los tiempos en que tuve la experiencia de escribir artículos para una revista cristiana muy reconocida en Latinoamérica, “Vino Nuevo”.

Recuerdo, dos en particular: a uno le titulé “Cómo ministrar un traidor”, basado en la experiencia de Jesús junto a Judas Iscariote, el cual, sabiendo quién era Judas, aun así, lo escogió. 

El otro artículo, se titulaba «Sansón sin Dalila».  Aquel flamante líder, quien, habiendo perdido todos sus dones impresionantes, ahora ciego, gritó “¡muera yo…!” (Jueces 16:30). Ese nivel es el que Pablo anheló cuando dijo: “que ya no vivo yo”. Debe ser Jesús reinando en mi corazón.

Cómo deseamos no haber vivido la etapa o época de los tele-evangelistas que cayeron en descrédito, a la par, mucha gente noble y santa fue avasallada, como si hubieran sido ellos quienes los que habían incurrido en los pecados de aquellos.

Uno se pregunta, ¿cómo es que algunos ministros “encontraron” caminos secretos para evadir la disciplina que trasgrede las normas santas del evangelio? Se apoyaron quizá en algún líder, el cual, inocentemente, escuchando la versión falsa que daban como “justificación”, los recogió y los cubrió.

¿Acaso creen que Dios tiene preferencia con ellos o que Éxodo 20:7 / Dt. 5:11 no se les aplica.

 ¿Pensarán que Dios cambió de opinión con respecto al pecado? Eso es ley, no es gracia.  

Entonces, según ese criterio, las palabras de Jesús en Lucas 16:17, las habría dicho por salir del paso… Siendo así, no sacaríamos sabiduría del Antiguo Testamento, donde se nos solicita en el libro de Cantares 2:15 “cazar las zorras pequeñas”, asunto del que me he ocupado cada día y cada noche, humillándome ante la misericordia del Señor.

¿Cómo entender que si no atiendo pequeños detalles, no lograré ser excelente en lo que hago?

 Lastimosamente, no queremos dejar las costumbres, hábitos y tradiciones familiares de la tierra de Harán. Estamos dispuestos a sacar basuras superficiales, pero no los “escombros de mis generaciones”, según Isaías  61:4.

La cultura del reino nos obliga a ser distintos, los valores y los principios no han menguado frente a un mundo que enloquece cada día más en su sedimento.

Torpeza es pensar que terminaré mis días disimulando mis pecados no confesados, sabiendo que inclusive existen testigos de aquellos. O tratando de demostrar a la iglesia que mis malas decisiones fueron por inmadurez y no por un carácter viciado.

El Salmo 139:7 dice:“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?; esto es suficiente para entrar en temor a Dios.

Quizá logremos engañar a la iglesia, a nuestra pareja o hijos, pero no a Dios.

Al final, ellos sabrán si logré construir con los materiales recomendados en la Palabra, como oro, plata, piedras preciosas, resistentes al fuego de la prueba, o si construí con madera, heno u hojarasca.

Lo más fuerte es engañarnos a nosotros mismos, tratando de taparnos con las hojas de higuera que utilizaron Adán y Eva.

Que Dios nos ayude a decidir y hacer cambios inmediatos antes de que llegue el grito de “¡Sansón, los filisteos sobre ti!”. “…él no pudo discernir que Jehová ya se había apartado de él”.  (Jueces 16:20).

¡El Señor Jesucristo viene!

(Los comentarios, artículos de opinión, de testimonio o de formación espiritual, así como las informaciones que reproducimos de otros medios, sean noticias o debates, son propios de las personas que los escriben y no necesariamente representan el pensamiento de este medio).

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