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 “Cachimbal” fue cuatro veces diputado y no tenía formación académica

Róger Murillo / periodicomaranata.com/

Capacitar los diputados electos, a los asesores y al personal de planta, es una tarea que todos los partidos realizan cuando se inicia una nueva legislatura. Se hace con los profesionales y también con los de poca academia. Restauración Nacional no será la excepción, por cuanto ya se está encargando de ese proceso.

Pero en virtud de que muchos se están rasgando las vestiduras por la falta de preparación académica de algunos futuros diputados, es imperativo aclarar,  que  la educación no es un requisito constitucional. De acuerdo al artículo 108 de la Constitución Política, las condiciones para ser diputado son: ser ciudadano en ejercicio, ser costarricense por nacimiento o por naturalización y haber cumplido 21 años de edad. Nada más.

También es imperativo denunciar, que en la historia legislativa,  algunos han ocupado una curul en la Asamblea Legislativa con muchos títulos académicos, pero que han pasado sin pena ni gloria. Y otros con menos preparación, han hecho más por sus comunidades. El tema está en función de la honestidad, transparencia, empeño, dedicación,  responsabilidad y la pasión por el trabajo que se haga. La academia es buena, la formación es necesaria, pero no es imprescindible.

“Cachimbal”: el gran  ejemplo

Juan Guillermo Brenes Castillo, más conocido como “Cachimbal”, alguien que las nuevas generaciones no conocieron, fue cuatro veces diputado y otrora emblema del Partido Unión Agrícola Cartaginesa (PUAC).  

 Él es una excelente muestra de alguien que no tenía preparación académica, pero que obtuvo muchos beneficios para la provincia de Cartago. Por ejemplo consiguió que se concluyera la segunda etapa del acueducto a la localidad, partidas específicas para grupos de agricultores y la instauración de una fábrica de cemento en la provincia, entre una gran cantidad de logros.

Este hombre sencillo, de origen campesino, fue diputado durante las administraciones de Mario Echandi, Daniel Oduber, Oscar Arias y José María Figueres. El pueblo de Cartago lo eligió una y otra vez.

De hecho, poca gente sabe que la razón por la cual el plenario no trabaja los viernes, fue gracias a las largas peroratas que “Cachimbal” realizaba este día, durante la administración de 1958 al 62. El directorio de este tiempo decidió no trabajar más los viernes, con tal de no escuchar los kilométricos discursos de don Juan Guillermo. Aquel sencillo campesino, resultó ser un gran orador aunque fuera con su lenguaje coloquial.

En ese primer cuatrenio llegó el primero de mayo a juramentarse y los ujieres no lo dejaron entrar, porque no traía ni saco ni corbata. No le creyeron que fuera diputado.  El día siguiente tuvo que traer la autorización del Tribunal Supremo de Elecciones para que lo dejaran pasar.

La primera sorpresa que se llevaron los diputados con este representante cartaginés, fue ese segundo día que se presentó para juramentarse, porque venía vestido sencillamente con una chaqueta desteñida y sin corbata; algo casi como un delito para aquella época.

“Esa sesión la presidía Fernando Lara Bustamante, abogado de gran experiencia parlamentaria, quien con voz suave, casi como un ruego, le dijo que no podía integrarse a la Asamblea si no usaba corbata. No sabía el señor Lara en el enredo en que se estaba metiendo. Aquel campesino, sin estudios, era un hombre de inteligencia sobresaliente y de lógica apabullante. Parecía que, al nacer, algún espíritu con autoridad le había otorgado el título de abogado y filósofo”, afirma un periodista de La Nación.

Juan Guillermo, entonces le contestó que él había sido campesino toda la vida y que la corbata no la usaba ni siquiera para manear vacas, y que ahora, en función de diputado, no iba a cometer el ridículo de usarla.

Ante la insistencia –y ahora casi con tono amenazante del señor Lara– Juan Guillermo le contestó que él le obedecería si don Fernando le demostraba que la obligación de usar corbata era requisito constitucional.

Don Fernando de inmediato, suspendió la sesión y fue a consultar con los licenciados Mario Leiva y Daniel Oduber, quienes le dijeron que se olvidara de ese asunto y permitiera a Juan Guillermo no usar corbata.

Minutos después, don Fernando abrió la sesión de nuevo y dijo que el señor diputado Brenes Castillo estaba autorizado para asistir sin corbata.

Así  se  inició  la  legendaria  carrera  legislativa  del  humilde  pero muy inteligente  y  probo  campesino,  conocido  como “Cachimbal”, oriundo  del  Cantón  cartaginés  de  Cervantes.

Fue un autodidacta , que en muchas ocasiones simulaba una candidez campesina que estaba lejos de poseer, para descontrolar a quienes adversaban  argumentos  esgrimidos por él en los debates.

 De rostro prematuramente arrugado por el sol y envejecido por el duro trabajo del campo. Y por la forma de hablar, era sin duda un campesino de pura cepa, condición que él resaltaba con orgullo.

Así era Juan Guillermo Brenes Castillo a quien le pusieron su sobrenombre cuando dijo en la Asamblea, que las  escaleras eléctricas que se iban a comprar para el Banco Anglo “costarían un cachimbal de plata”.

 Él siempre brilló por su lógica excepcional y su inteligencia sobresaliente. No necesitó de colegios ni universidades para dar lecciones de talento político, alcanzando un récord, en cuanto a elección legislativa se refiere, que ni los más inteligentes y cultos hombres públicos de nuestro país lograron obtener jamás.

Actualmente,  que los detractores  del cristianismo  arremeten con violencia sanguinaria tratando  de denigrar a personas que solo pusieron sus nombres para colaborar con una causa, bueno es recordarles  que no siempre se requiere de una gran formación académica para obtener buenos logros en la Asamblea Legislativa. “Cachimbal” es una buena muestra.

Fuentes:  Primera Plana, Diario La Nación, Libro “Parlamento y Prensa: Hechos y Figuras”,

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