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¿La depresión es bíblica?

Si usted está sufriendo de depresión, busque el apoyo de un profesional de confianza. No es pecado, Dios siempre nos dará la solución.

Rodgir Cohen / Adventist Today/

La palabra griega ἀδόκιμος (adokimos) significa  «rechazado o despreciable».

Esta palabra se utiliza para describir una sensación de incapacidad que puede acompañar a la depresión.

En 2 Corintios 13:5 (NVI) el apóstol Pablo insta a sus lectores a examinarse a sí mismos para ver si están en la fe, diciendo: “¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes? ¡A menos que sean adokimos?”

En 2 Timoteo 3:8, Pablo advierte a Timoteo sobre ciertos falsos maestros, diciendo: “Del mismo modo que Janes y Jambres se opusieron a Moisés, también esa gente se opone a la verdad. Son personas de mente depravada, reprobadas en la fe (ἀδόκιμοι / adokimoi).

La depresión en la Biblia

La Biblia describe a personas que mostraron síntomas de lo que nosotros consideraríamos depresión: los sentimientos de tristeza y desesperación son una parte común de la experiencia humana, incluso para aquellos que son fieles y consagrados a Dios.

Sin embargo, estas historias también ofrecen aliento, ya que muestran que Dios está presente en medio del sufrimiento y puede traer sanidad y restauración.

A continuación, algunos líderes bíblicos que experimentaron depresión o profunda tristeza:

Job era un hombre justo que experimentó una serie de tragedias que le dejaron deprimido y desesperanzado.

En el libro de Job, él expresa su desesperación y cuestiona la justicia de Dios por permitirle sufrir (Job 6:2-3) y suplica desesperado a Señor, preguntándole incluso por qué nació (Job 3:11-16).

La historia de Job es un ejemplo de cómo incluso los más fieles pueden tener problemas emocionales.

La historia de Job describe su inmenso sufrimiento -incluida la pérdida de sus hijos, su riqueza y su salud- y sigue mostrando un profundo sentimiento de desesperanza y desesperación en Job 3:20-21.

Elías experimentó una profunda desesperación y pidió a Dios que le quitara la vida, tras una serie de desafíos y amenazas contra su vida.

Éste era un profeta, que experimentó un período de intensa depresión después de ser amenazado por la reina Jezabel.

Se retiró de la sociedad y oró pidiendo la muerte (1 Reyes 19:4).

Después de que Elías triunfara sobre los sacerdotes de Baal, huyó de Jezabel porque le invadió el miedo.

Elías tenía un profundo sentimiento de desesperación (1 Reyes 19:10). La desesperación es un elemento común de la depresión. Elías experimentó aislamiento y soledad.

Uno de los casos de depresión más conocidos de la Biblia, es la historia del rey David.

Este rey tuvo una profunda tristeza y desesperación, como expresó en muchos de los Salmos, incluidos los Salmos 42 y 43. En uno de ellos David habla sobre su lucha contra la depresión y sus sentimientos de desesperación.

Por ejemplo, en el Salmo 38:6, escribe:

“Estoy agobiado, del todo abatido; todo el día ando acongojado”.

La tristeza y el dolor de David le llevaron a perder el apetito y a experimentar aislamiento (Salmo 42:3) y confusión interior (Salmo 42:5), así como sentimientos de abandono y traición y una desconexión de Dios (Salmo 42:9).

Jeremías, descrito a veces como “el profeta llorón”, luchó contra la depresión y la ansiedad durante toda su vida.

Escribió extensamente sobre sus sentimientos de desesperación y desánimo (Jeremías 15:10).

Vivó una profunda tristeza y dolor al presenciar la destrucción de Jerusalén y el exilio de su pueblo.

A través de esta destrucción, Jeremías cuestionó la fidelidad de Dios y expresó un sentimiento de abandono, que también puede asociarse con la depresión (Jeremías 15:18).

Jeremías manifestó un profundo sentimiento de desesperación y el deseo de no haber nacido nunca, síntomas comunes de la depresión (Jeremías 20:14-18).

Jonás mostró mucha tristeza y desesperación cuando fue tragado por una supuesta ballena y pasó tres días en el vientre del pez.

Experimentó ira y frustración (Jonás 4:1), y deseo de morir (Jonás 4:9), junto con síntomas de malestar físico y dolor emocional (Jonás 4:8).

El apóstol Pablo escribió sobre sus propias luchas con la desesperación y el desánimo. En 2 Corintios 1:8-10, la palabra griega utilizada para «desesperación» es “exaporeo” (ἐξαπορέο), que significa «estar completamente perdido», «estar sin recursos» o «estar en gran angustia».

Caricatura: Juan Gabriel Cascante.

Buscar asistencia y tener esperanza

Es importante señalar que, aunque estos personajes expresaron sentimientos de depresión o profunda tristeza, también encontraron esperanza y curación a través de su fe en Dios.

La Biblia ofrece mensajes de esperanza para quienes luchan contra la depresión, recordándonos que Dios nos ama y se preocupa por nuestro dolor.

Salmos 34:8,dice «El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido».

1 Pedro 5:7,afirma: «Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes».

Jeremías 29:11, expresa: «Porque yo se muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza».

Salmos 16:11, dice: «Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha».

Las personas que están tristes

Al igual que entonces, en la actualidad hay muchas personas que están tristes.

La depresión es una enfermedad mental muy extendida que afecta a millones de personas en todo el mundo.

Un estudio publicado en el American Journal of Preventive Medicine en 2022 encontró que entre 2015 y 2019, hubo aumentos generalizados en la depresión sin porcentajes proporcionales en el tratamiento, y en 2020, la depresión en los últimos 12 meses fue prevalente entre casi en 1 de cada 10 estadounidenses y casi en 1 de cada 5 adolescentes y adultos jóvenes.

Un estudio en el Journal of Clinical Psychology en 2015 encontró que la experiencia en el campo de batalla era un factor significativo de los síntomas de depresión entre los veteranos de los Estados Unidos (Blackburn & Owens, 2015).

Aunque la Biblia ofrece aliento, no hay nada antibíblico en buscar la ayuda de un psiquiatra o psicólogo.

Como sociedad, debemos seguir reconociendo la importancia de la salud mental y buscar el tratamiento adecuado cuando sea necesario.

Si usted está sufriendo de depresión, busque el apoyo de un profesional de confianza. No es pecado, Dios siempre nos dará la solución.

 

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