OPINIÓN

Las redes sociales provocan sufrimiento a nuestros hijos

Debemos ser más conscientes de cómo las tecnologías de la comunicación moldean nuestro pensamiento y nuestras interacciones.

Joe Carter / Coalición por el Evangelio /

La historia: El cirujano general de Estados Unidos, Vivek Murthy, ha emitido una advertencia sobre los riesgos potenciales de las redes sociales para la salud mental de los niños. Aquí se explican las razones por las que los padres cristianos deberían preocuparse y lo que podemos hacer para proteger a nuestros hijos.

El contexto: La advertencia del cirujano general responde al creciente escrutinio sobre los efectos nocivos de los contenidos inapropiados en las redes sociales y su uso excesivo. Estas plataformas se han relacionado con una serie de consecuencias nocivas, desde alteraciones del sueño hasta el fomento de pensamientos suicidas entre los jóvenes.

Murthy ha pedido a los legisladores, las plataformas y los padres que establezcan límites seguros, y cree que los niños no deberían entrar en las redes sociales antes de los trece años.

Al mismo tiempo, el gobierno de Biden está publicando planes para mejorar la seguridad de los niños en Internet, que incluyen crear un grupo de trabajo interinstitucional, fomentar la alfabetización y los hábitos digitales, y apoyar los esfuerzos para prevenir el acoso y el abuso infantil en Internet.

Se calcula que el 95 % de los adolescentes y el 40 % de los niños de entre ocho y doce años están en las redes sociales, a menudo expuestos a contenidos extremos y nocivos.

Los que pasan más de tres horas al día en estas plataformas tienen el doble de probabilidades de sufrir depresión y ansiedad. Además, un tercio o más de las niñas de entre once y quince años han declarado sentirse «adictas» a determinadas plataformas.

Como señalan los investigadores sobre la familia Jenet Erickson y W. Bradford Wilcox:

Las investigaciones más recientes indican que sí, las redes sociales son un factor; algunos adolescentes y jóvenes adultos se ven especialmente afectados por plataformas como TikTok e Instagram.

El mayor estudio realizado hasta la fecha reveló que las niñas de entre once y trece años parecían ser especialmente vulnerables. La propia investigación de Facebookfiltrada por un informante el año pasado, reveló un vínculo para las adolescentes entre el uso de Instagram y el aumento de pensamientos suicidas (13,5 %), trastornos alimentarios (17 %) y sentirse peor con su cuerpo (32 %).

Qué significa: Los inventos humanos son parte de la gracia común de Dios a la humanidad y la mayoría tienen el potencial de ser utilizados para nuestro florecimiento.

Sin embargo, al centrarnos en los beneficios potenciales de la tecnología, a menudo restamos importancia o descartamos los daños y sufrimientos evidentes que pueden causar.

Esto ha sido especialmente cierto en el caso de las tecnologías de la comunicación, como las redes sociales. Aunque los cristianos, en particular, han tardado en responder a la amenaza de las redes sociales, no podemos seguir ignorando los efectos en nuestros niños y adolescentes.

Debemos ser más conscientes de cómo las tecnologías de la comunicación moldean nuestro pensamiento y nuestras interacciones.

Harold Innis, un estudioso de la comunicación del siglo XX, postuló que las tecnologías de los medios de comunicación tienen tres efectos profundos en nosotros: moldean (1) la estructura de nuestros intereses, (2) el carácter de los símbolos y (3) la naturaleza de la comunidad. La aplicación de este modelo a las redes sociales revela importantes áreas de preocupación.

La estructura de intereses se refiere a los temas que captan nuestra atención. En la era de los algoritmos, las redes sociales pueden influir mucho en lo que piensan nuestros hijos y adolescentes.

No es de extrañar que se haya disparado el número de adolescentes que exploran y se involucran en la bisexualidad, los trastornos alimenticios y la transexualidad, cuando las redes sociales han estado promoviendo estos temas entre los adolescentes.

Es fácil que los adolescentes empiecen con un interés valioso y luego se vean arrastrados por un camino de sufrimiento. Un adolescente interesado en el ejercicio físico puede recibir una avalancha de mensajes que promueven ideales corporales poco realistas, lo que conduce a la insatisfacción corporal y a comportamientos poco saludables.

Los algoritmos de las redes sociales pueden entonces dirigirlo a sitios proanorexia («pro-ana»), probulimia y a comunidades en línea donde puede interactuar con otras personas que promueven la «thinspiration» (es decir, fotos «inspiradoras» de cuerpos extremadamente delgados).

El carácter de los símbolos, o la forma en que interpretamos y comunicamos la información, también se ha visto revolucionado por las redes sociales.

Las plataformas tienden a favorecer la brevedad y la gratificación instantánea, reduciendo las ideas complejas a emojis, etiquetas y retos virales. Este cambio puede socavar las habilidades de pensamiento crítico y fomentar una comprensión superficial de temas como la Biblia y la fe. En lugar de acudir a padres, pastores o adultos maduros que puedan ayudarles a resolver sus preguntas y dudas, se anima a los adolescentes a que aprendan de sus pares frívolos y mal informados.

La naturaleza de la comunidad se ve muy afectada por las redes sociales. Aunque estas plataformas ofrecen una forma de conectar con los demás, promueven interacciones superficiales y fugaces en lugar de relaciones significativas y profundas.

Esto puede perjudicar el desarrollo de habilidades sociales críticas como la empatía y la resolución de conflictos.

Los adolescentes tienden a confundir las redes sociales con la «vida real». En plataformas como Instagram, Facebook y TikTok, los usuarios están expuestos regularmente a representaciones idealizadas y a menudo poco realistas de la vida de los demás.

Ver a sus contemporáneos famosos presumir cuerpos «perfectos» (a menudo retocados), estilos de vida lujosos y apariencias impecables puede dar lugar a comparaciones malsanas y a una imagen distorsionada de uno mismo.

Muchos adolescentes y preadolescentes se sienten presionados a cumplir estos estándares inalcanzables, lo que puede provocar insatisfacción corporal, baja autoestima y trastornos alimentarios.

El ciberacoso es otro problema importante. Antes de Internet, el acoso se limitaba sobre todo al ámbito escolar. Ahora se ha infiltrado en los hogares a través de las pantallas.

Las plataformas en línea se han convertido en un caldo de cultivo para el acoso, el troleo y el abuso, donde el anonimato a menudo envalentona a los acosadores (como cualquier adulto que haya estado en Twitter puede atestiguar).

Los efectos del ciberacoso pueden ser devastadores y provocar ansiedad, depresión y, en casos extremos, ideas suicidas. Según una encuesta realizada por Pew Research en 2022, casi la mitad de los adolescentes estadounidenses de entre trece y diecisiete años (el 46 %) afirma haber sufrido alguna vez al menos uno de los seis comportamientos de ciberacoso.

¿Qué podemos hacer para proteger a nuestros hijos? Aunque la Biblia no dice nada directamente sobre las redes sociales, tiene mucho que decir acerca de considerar la compañía que mantenemos y evitar las influencias negativas:

El que anda con sabios será sabio,
Pero el compañero de los necios sufrirá daño (Pr 13:20).

Hijo mío, si los pecadores te quieren seducir,
No consientas (Pr 1:10).

No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres» (1 Co. 15:33).

No podemos controlar por completo a quién se exponen los niños y adolescentes en Internet. Pero podemos orar fervientemente al que cuida de las almas de los niños y los recibe en Su reino. Podemos pedirle que actúe en sus corazones y en los de quienes los rodean, apartando sus pies de malos caminos y haciendo que se deleiten en Él por encima de todo.

Los padres también pueden y deben tomar mayores precauciones para proteger a sus hijos. La forma más eficaz es limitarlos o quitarles el acceso a los teléfonos inteligentes. Como dice Leonard Sax:

Como médico de familia, presto atención a estos aspectos. Aconsejo a los padres que instalen programas de control parental en cualquier dispositivo con acceso a Internet, para establecer límites al uso de las redes sociales. Common Sense Media recomienda Net Nanny y Qustodio, así como Bark o Circle, entre otras aplicaciones de control parental.

Explica a tu hijo adolescente que el uso de un dispositivo inteligente es un privilegio, no un derecho. Un uso inadecuado del teléfono inteligente supondrá la pérdida de ese privilegio. ¿Qué constituye un uso inadecuado? Descargar o compartir fotos obscenas es un uso inadecuado. El ciberacoso es un uso inadecuado.

Publicar comentarios desagradables de forma anónima es un uso inadecuado. Una aplicación de control parental te permitirá saber si algo de esto está ocurriendo, y es tarea de los padres saberlo. 

«Mi consejo a los padres: no esperen a la legislación estatal o federal», añade Sax. «Podrían estar esperando mucho tiempo. Los padres tienen que actuar ya».

Publicado originalmente en The Gospel Coalition.Traducido por Eduardo Fergusson.

(Los comentarios, artículos de opinión, de testimonio o de formación espiritual, así como las informaciones que reproducimos de otros medios, sean noticias o debates, son propios de las personas que los escriben y no necesariamente representan el pensamiento de este medio).

 

 

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