Formación

La Iglesia y el Big Data

El dataísmo sería la nueva religión, donde Dios es un potente algoritmo que se dedica al procesamiento de datos.

Mario Cortés Mesén / Arquitecto / Doctor en teología y ética cristiana /

No tengo la menor duda que la iglesia es un cuerpo EN Cristo, no CON Cristo. Es decir, la iglesia bíblica es, vive y subsiste solo EN Cristo, inserta EN Cristo, la que esta CON es periférica, externa, no importa cuán cerca este de Cristo, sigue estando fuera de Cristo y por lo tanto es un ente independiente a Él.

Lamentablemente, esto puede ser comprendido solo en el ámbito cognitivo y no bajar al corazón, ya que en la práctica tenemos más contacto vivencial con el CON que con el EN.

Esta es la razón por la que encontramos cada día con más frecuencia una “Iglesia”, sin poder, sin solución, sin conocimiento bíblico que privilegia lo emotivo y lo místico, que ha perdido credibilidad ante la gente y la sociedad por excesos y subjetividades que van desde el autollamado a la teología liberal que no solo busca reinterpretar la doctrina, sino sustituirla.

Este panorama es preocupante porque hemos normalizado el CON en lugar del EN y al hacerlo hemos inducido al error, hemos sido infieles a Cristo al reducirlo y sujetarlo a una religión que guarda una forma externa con apariencia de sumisión y adoración a Dios, mientras que a lo interno lo que encontramos es el entronamiento del yo.

 El antropocentrismo, busca su auto realización y para calmar su conciencia se viste de religiosidad y con esto la creación de una iglesia paralela a la iglesia bíblica, la llamada iglesia institución u organización.

Hemos intentado como mínimo, homologar el CON con el EN, lo cual es ontológicamente imposible.

La Iglesia hoy en día no es un cuerpo “bien concertado”, pero, aun así, está llamado a ser uno, no en termino de lo que hacemos, sino de lo que somos.

En Efesios 4:1-6 encontramos la necesidad de guardar la unidad del Espíritu. No dice que tengamos que hacerla, sino ponerla por obra.

Esta directriz, no es una sugerencia, ni un tema para el debate, es una orden y como tal solo deja lugar a la obediencia, lo que si deja es lugar a la reflexión de evidenciar que lo que hace un miembro de la Iglesia, afecta al resto del cuerpo.

En este sentido, cuando un miembro del cuerpo en lo personal o en lo gremial actúa bajo su propia cosmovisión, afecta la totalidad del cuerpo, esto es algo que con frecuencia olvidamos o queremos olvidar al no atender estos actos con seriedad bíblica, lo que va desgastando la credibilidad de la Iglesia y endureciendo el corazón al pensar que si yo «estoy bien, desde mi teología, sea esta personal o gremial», Dios dará su aprobación y bendición, aunque la doctrina diga otra cosa.

La visión y misión de la iglesia, nos fue dada por Cristo, no hay visiones y misiones validas fuera de estas, aunque se les ponga el rótulo de “cristianas”, para que como las hojas de higuera que uso Adán y Eva, busquen tapar la rebeldía y la autodeterminación fuera de Cristo.

Tampoco lo es el mensaje, si bien cada generación debe hacer frente a sus realidades y desafíos, el mensaje no cambia, adaptar, no es válido ya que, por definición, adaptar es:

Cambiar una cosa, modificarla o ajustarla para que sea válida, sirva, funcione, etc., en una situación nueva y con características distintas

Esta simple definición, parece no ser conocida en la Iglesia y es con frecuencia usada para justificar el “modernizar” la Iglesia, sobre todo por parte de los jóvenes y los adultos que sin criterio bíblico dan rienda suelta a estos cambios.

Puedes modernizar la organización, porque esta responde a intereses humanistas, pero no puedes “modernizar” la iglesia porque no es de este mundo, no busca la complacencia del mundo y solo responde al interés del Padre en Cristo, quien es su cabeza y quien la sustenta con su poder.

Dios no es antiguo o moderno, Dios es eternamente vigente y Él y su plan no cambian.

La inteligencia artificial (AI), por siglas en inglés, se refiere a sistemas que imitan la inteligencia humana para realizar tareas.

Cuando adaptas no solo cambias lo externo, sino lo interno, este es el peligro y la trampa, cambiar el EN, por el CON, cuando adaptas, estás en función del requerimiento de otro al que te sujetas voluntariamente y con esto pierdes la autoridad, el control y la pureza propia del propósito y función del mensaje original, las cuales son entregadas a  este “otro” que asume de ahora en adelante el control y la referencia, ya no eres libre sino siervo de alguien que exige sus condiciones para ser aceptado o ser vigente.

Ese otro, generalmente es el mundo y cuando te sujetas a sus requerimientos has cambiado tu referencia autoritativa y te conviertes en agente de deconstrucción de la Iglesia, no la has modernizado, has creado una iglesia a tu imagen no a la imagen de Cristo y con esto un evangelio centrado en el hombre, aunque se hable de Cristo.

La Iglesia del siglo XXI vive tristemente esta realidad a lo interno y es amenazada también desde lo externo por aquellos agentes que arrebataron a la Iglesia terrenal la credibilidad, para convertirse en referentes de una verdad, una construida, no la verdad verdadera, valga la redundancia y por los que intencionalmente quieren una Iglesia hecha a su medida ya no de manera individual, sino mundial que pretende ser  una nueva propuesta de Iglesia como es el caso de los movimientos de ecuménicos y la iglesia de Roma a través de Laudato Si, el Pacto por la humanidad con el Islam y el judaísmo contenido en el pacto educativo de la Agenda 2030 de la ONU y la creación del complejo – Multi-religioso-Abu-Dahabi, llamado la casa  Abrahámica, recientemente inaugurado en Emiratos Árabes Unidos, en busca de una religión única mundial.

¿Le conviene a la Iglesia unirse a este sistema o mantenerlo a distancia?

Para lograrlo, es necesario conjuntar otros conceptos periféricos como el cambio climático, sostenibilidad y tecnología, que realicen cambios profundos generacionales como son:

  • Cambio de ambiente (educación conductista-crecimiento inteligente)
  • Cambio de conducta (educación-crimen odio-persecución, equipos país, misiones, derechos humanos, migraciones) desensibiliza-reprograma
  • Cambio de paradigma (El propósito)
  • Cambio de Dios (el fin.)

Aunque todos estos merecen una ampliación, por cuestión de extensión de este artículo solo me referiré a al crecimiento inteligente, por ser el boom del momento y donde no siempre se está apercibido de su consecuencia en la Iglesia.

La tecnología trae consigo promesas muy concretas, como son la felicidad y un mundo justo y asertivo.

 ¿Sabía usted que el ChatGPT, podría preparar sermones, planificar una actividad y responder cualquier pregunta bíblica?

La pregunta es ¿Cómo se lleva a cabo?

Primero la Inteligencia Artificial (AI), segundo la Nube y tercero la Big Data (grandes datos).

Estos buscan ser la nueva trinidad en el dataísmo que sería la nueva religión, donde Dios es un potente algoritmo que se dedica al procesamiento de datos, esto sería: la esencia básica de dios.

Y no hay especulación alguna en esta información, ya que así se promociona ChatGPT  (chat con inteligencia artificial, capaz de responder a cualquier cosa que se le pida).

“God in a box “ (dios en la caja): una línea directa entre ´”Dios” y tu, vía WhatsApp.

El nombre «Dios en la caja» es un apodo o una metáfora utilizada por algunas personas para describir el poder y la capacidad de ChatGPT, ya que es capaz de proporcionar respuestas precisas y útiles a una amplia gama de preguntas.

Parece inocente, parece solo una frase ingeniosa publicitaria para promover un producto, pero no lo es, ya que esta propuesta, está unida al concepto trinitario tecnológico del dataísmo:

Implementación de internet (incluye 5G + eliminación del dinero), la Nube y la Big Data (grandes datos).

La Big Data, promulgan los dataístas, es omnipotente, está en todos lados y “el universo nos recompensará conforme mejoremos nuestra capacidad de procesar datos”.

Estos cambios buscan de manera solapada pero consistente, hacer cambios que afectan la Iglesia como cambiar el altar físico y la reunión física, por una virtual, donde el altar será el celular, la Tablet o la computadora. Promoviendo aislamiento individual al no tener contacto de koinonía, aunque se tenga la sensación de ser parte de algo.

No habrá libre albedrío, ni necesidad de orar o ir a la presencia de Dios en busca de dirección para tener respuesta a tus consultas porque la Big Data lo responderá de inmediato y en un marco racional.

De otro modo, los algoritmos le dirán lo que a usted más le conviene “evitando el riego y malas decisiones”.

La Iglesia está en el metaverso y esa será “la verdadera” porque dirá la verdad procedente de la Big Data, una, donde cada uno puede ser lo que quiera y nadie lo censure a menos que quieras mantener los “viejos valores”, donde todo sea posible, una que lo conoce personalmente y guía por la data.

Esta deconstrucción de Iglesia solo es posible en aquella Iglesia que se mueve en el CON, ya que esta es terrenal y busca ajustarse desde la perspectiva humanista de cómo hacer Iglesia y esto no empezó con la AI, no, empezó con cambiar el púlpito por un escenario con luces y producción audiovisual para promover lo emotivo y cambiando el mensaje expositivo por uno interpretativo.

AI, en cualquiera de sus modalidades actuales Chad GPT, Stable Diffusion, Midjourney y DALL-E, entre otras, nunca llegaran a ser Dios de manera real, porque Dios es un ser increado y subsiste por sí mismo.

AI, es creado y necesita de retroalimentación de data de humanos y aun cuando esto sea mínimo, ahí todo lo que tenga es producto humano de programación.

AI, no es capaz de crear ex nihilo, pero sus creaciones a partir de conceptos indicados con palabras, puede servirnos para mostrar que si la inteligencia artificial puede crear a partir de palabras, cuanto más posible es que una inteligencia suprema pueda crear a partir de palabras, como encontramos al abrir la Biblia de primero; y leer «En el principio creó Dios los cielos y la tierra» … y dijo Dios…hágase...«

En lo conceptual AI, nos sirve de ejemplo para afirmar que nuestra fe no se basa en supercherías o ignorancia prehistórica, tampoco es una elucubración filosófica, no, nuestra fe está fuertemente sustentada  en la certidumbre de quien es Dios y el poder de su Palabra y que todo lo que Dios dice se hará conforme a su propósito y para su gloria.

AI, ha despertado tanto curiosidad como miedo, no solo ante la inminente pérdida de trabajos sino de que esta sustituya al ser humano en algún momento volviendo al dilema de que la creatura sea mejor que el creador y que esta busque sustituirlo; ¿No es este el problema del humanismo?, ¿No es este el problema de Dios con el Ser humano?

No hay manera de escapar del avance tecnológico, pero la función sigue a la forma, este es un principio real aplicado en arquitectura y es aplicable en la Iglesia.

Si cambias la función, cambias la forma, cuando buscas “modernizarte”, forma y fondo pueden ser cambiados, el peor de todos, es cambiar el EN por el CON, donde lo emotivo, lo que me funciona, son la norma de lo que considero “la verdad” y si lo tecnológico o lo teológico me lo da, lo consumo por igual creyendo que al hacer esto sigo siendo cristiano, lo cual es un autoengaño ya que no se puede ser cristiano sin Cristo, su ortodoxia y su orto praxis.

La conclusión es simple, solo en el EN encontramos la seguridad de estar en el camino correcto, solo al estar en el EN podremos sortear los peligros del mundo y ser hallados fieles ante Dios. Solo el EN da gloria a Dios.

(Los comentarios, artículos de opinión, de testimonio o de formación espiritual, así como las informaciones que reproducimos de otros medios, sean noticias o debates, son propios de las personas que los escriben y no necesariamente representan el pensamiento de este medio).

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