Róger Murillo-periodicomaranata.com/
Desde el pasado viernes ocho de mayo, la Federación Alianza Evangélica Costarricense (FAEC), presentó ante las autoridades de salud, un borrador del protocolo solicitado por este ente rector para el eventual funcionamiento de las iglesias, una vez que inicien funciones el próximo 21 de junio, tal como lo anunció este lunes el ministro de Salud Dr. Daniel Salas.
Así lo explicó a periodicomaranata.com, Rigoberto Vega Alvarado, presidente de esta institución, quien señaló que el nombre del documento es “Protocolo nacional para la reapertura de iglesias evangélicas COVID-19”.
Vega expresó, que esto es apenas el primer paso de tres fases, quedando ahora en espera de que el Ministerio de Salud lo apruebe o que le haga los cambios que considere pertinentes, lo cual será el paso dos del proceso.
La tercera parte consiste en buscar las herramientas prácticas para iniciar una fase de inducción con el liderazgo nacional, para el adecuado uso de este protocolo.
Como ya se dijo, el Dr. Daniel Salas, presentó hoy un cronograma, donde se indica que dentro de las nuevas medidas del gobierno, está que la apertura de iglesias se realice el 21 de junio, siempre y cuando los resultados que se den en las etapas de flexibilización que van del 16 al 31 de mayo y del 1 al 20 de junio, no produzcan efectos negativos.
El ministro de Salud agregó, que en caso de abrir los lugares de culto, como se tiene programado, se harán con una primera etapa que va del 21 de junio al 11 de julio, manteniendo el protocolo debido de 1.8 metros de distancia y con un máximo de 75 personas.
En una siguiente fase que va del 12 de julio al 1 de agosto, las reuniones religiosas se ampliarán a 100 personas, manteniéndose siempre el distanciamiento mencionado.
En el cronograma presentado por el Ministerio de Salud, se aprecia que la apertura de iglesias le corresponde a la fase del 21 de junio al 11 de julio. La tercera de izquierda a derecha.
Sobre el protocolo
El protocolo presentado por la FAEC a las autoridades de salud, en calidad de borrador, es un documento de nueve páginas muy bien elaborado, que cuenta con una parte introductoria, el desarrollo del protocolo como tal, un segmento dedicado al alcance y finalidad del documento, el proceso de difusión del mismo, así como la mención de objetivos generales y específicos.
El contenido abarca aspectos como: protocolo de higiene, limpieza del templo o lugar de culto, control de entrada y de salida de la feligresía, liturgia, fiscalización, cuidado de las personas en riesgo de salud, así como medidas para el momento de recolección de ofrendas, cena del Señor y predicación, entre muchas aristas más.
