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Las redes sociales versus la gran prensa

 

Erick Castro/ profesor de computación/

 Las redes sociales, hoy por hoy, ocupan el primer lugar como medio de comunicación a nivel mundial. Ellas revolucionaron completamente la forma de recibir noticias, al proveerle a la sociedad informatizada una amplia gama de herramientas interactivas multilaterales, con las que los usuarios dejamos de ser agentes pasivos y receptores unilaterales de los datos que, a la medida, los canales de televisión, emisoras de radio y periódicos, antes nos proporcionaban.

Es tal la revolución y la preponderancia de las redes sociales, y tan vertiginosa, que estos medios tradicionales tuvieron que correr hacia ellas y ponerse bajo la cobertura de sus servicios, como si fueran un individuo más.

El giro digital tomó desprevenidos a todos estos negocios de noticias, muchos de los cuales vieron caer dramáticamente sus ingresos, como por ejemplo, los periódicos y sus ventas impresas, o los canales de televisión y sus caros anuncios publicitarios. Es frecuente, y lamentable también, ver sobre periódicos y canales que anuncian recortes grandes en sus planillas debido a todos estos cambios.

Hoy un ciudadano común puede crear un blog en una red social y en poco tiempo tener más seguidores que cualquier medio noticioso. Conozco el caso de un empresario costarricense, un ciudadano común, que los contenidos de su blog llegan a ser leídos hasta 1 millón de veces en un mes, teniendo así un poder de difusión virtualmente igual al de cualquier canal televisivo o emisora de radio y sin invertir un centavo.

¿Qué han hecho estos medios tradicionales, dentro del universo de las redes sociales para sobrevivir, para adaptarse, para no perder seguidores, para poder competir hasta contra un solo individuo y para ver cómo sostienen sus ingresos?

La respuesta es lamentable y evidente, y creo que cualquiera que lea estas líneas va a estar de acuerdo conmigo: Han sacrificado su calidad intelectual y su ética y las han suplantado por amarillismos y parcialidades ideológicas para nada disimuladas.

Lo grave es que cuando un medio noticioso se parcializa ideológicamente al extremo, deja de ser útil al proceso democrático y más bien comienza a convertirse en un agente nocivo para ese proceso, pues se dedica a ignorar y hasta a atacar a amplios sectores de la sociedad.
No es que nunca haya habido periódicos, revistas o radios parcializadas ideológicamente. Lo que sí vemos hoy que es diferente, es que han caído en un extremismo abierto, pobremente argumentado y agresivo contra quienes se muestran disidentes.

Basta con leer los miles de reproches, burlas, chotas y comentarios de desaprobación que las personas les dejan en sus blogs a estas empresas, para darnos cuenta de que la percepción de los costarricenses es muy acertada sobre el grave problema que ellos tienen.

La parcialidad ideológica extremista que practican los medios tradicionales menosprecia la inteligencia de muchos de sus seguidores que no tienen sus mismos puntos de vista y quienes, al final, terminan desechándolos. Simplemente pierden más clientes, en vez de sumar, y pierden cada día más credibilidad y prestigio.

Voy a exponer dos casos muy recientes sobre cómo la prensa parcializada ideológicamente y alejada de la realidad y del sentir del pueblo costarricense, fue expuesta y salió perdedora en su accionar.

El primer caso es el de la marcha por la vida y la familia del 3 de diciembre pasado, cuando alrededor de un millón de costarricenses celebramos en San José de Costa Rica, una de las marchas cívicas más masivas de toda la historia.  Marcha ciudadana que la prensa ideologizada ignoró al punto que, ante el reclamo de la ciudadanía por esta desfachatez, uno de los periódicos más antiguos del país y con más seguidores en las redes sociales, tuvo que disculparse por escrito en un artículo, disculpa que llegó demasiado tarde y que nadie creyó.

El otro caso es lo que está sucediendo con estas singulares elecciones presidenciales en las que se hace evidente la parcialidad de la prensa ideologizada; esta vez en contra del Partido Restauración Nacional y su candidato Fabricio Alvarado, que aunque la prensa no lo quiera aceptar, representa el sentir de la mayoría de costarricenses con capacidad de voto.

La prensa insiste en que la razón principal por la que el Partido Restauración Nacional aumentó su caudal de electores en 1800% (mil ochocientos por ciento) entre 2014 y 2018, es el discurso religioso del candidato del PRN.

Lo grave es que esta insistencia de la prensa es totalmente falsa, y lo explico:

La injerencia de la Corte IDH en la política costarricense y nuestra soberanía como pueblo, es la causa principal por la cual cientos de miles de costarricenses decidieron votar por Fabricio Alvarado. En otras palabras, siendo esa injerencia la causa de ese voto masivo para el emergente candidato del PRN es, por lo tanto, una causa 100% política.

Pero, insisto, la prensa se empeña en señalar motivos religiosos, ofendiendo muchas veces los  sentimientos espirituales de la mayoría de costarricenses, quienes somos católicos o evangélicos.

La prensa, y todos lo sabemos , está parcializada con la imposición de la Ideología de género en la sociedad costarricense y vemos cómo en la mayoría de sus discursos y en el trasfondo de muchísimos de sus artículos, hace promoción de este tipo de ideas, ya sea abiertamente o descalificando o intentando silenciar a quienes tengan la osadía de oponerse a estas agendas.
Una vez más, con esta actitud, se empeña en divorciarse de la realidad nacional y de aquellos para quienes , al final de cuentas, trabaja.

Pero actualmente, gracias a las redes sociales, los medios noticiosos tradicionales han pasado a un segundo plano, casi prescindible en el intercambio de las noticias. Y eso es lo que parece que solo ellos no pueden ver o se empeñan en no aceptar. Los ciudadanos creamos nuestros propios entornos de intercambio de datos, al punto de que hacemos a un lado a la prensa tradicional.

A los ojos de la mayor parte de la sociedad, y este es un fenómeno que se viene dando en todo occidente, no solo en Costa Rica, la prensa goza de poca credibilidad y de mucho desprestigio. Y esa percepción ciudadana no ocurre de forma gratuita. Se debe a esa insistencia de haber tomado un camino que se aleja de sus principios éticos, de ser objetiva, imparcial y de haber renunciado al alto valor intelectual.

La democracia costarricense está pasando por un momento delicado y desgraciadamente, la prensa se está dedicando a crispar los ánimos de los ciudadanos, en vez de contribuir a aplacarlos brindando información objetiva y válida para el buen debate.

Por este medio, hacemos un llamado vehemente a los señores de la prensa, medios noticiosos, periódicos, radios y televisora, para que vuelvan a sus principios éticos, para que vuelvan a la imparcialidad ideológica, para que manifiesten respeto por la inteligencia de sus seguidores, para que tengan más tacto y sensibilidad a la hora de hablar sobre los valores del pueblo, para que en lo que queda de la campaña política sustituyan el amarillismo divisionista por el debate constructivo.

Creo que la prensa, retomando el camino de la ética periodística, también recuperaría muchísimo del terreno perdido en los aspectos económicos, pues la gente volvería a tomarlos en serio y a darles un papel más preponderante.

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