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Visitación gloriosa de los años 70 y 80: hasta los católicos hablaban nuevas lenguas

(Parte 1)

Róger Murillo / periodicomaranata.com/

La visita de T. L. Osborn en 1952 dejó interesantes secuelas, no solo un porcentaje alto de creyentes se llenaron de una fuerte fe en Dios y en su palabra, sino que aun las iglesias que no apoyaron esta cruzada, se vieron nutridas por tanta gente que abrazó el evangelio. Nació también una gran cantidad de obras nuevas en el área metropolitana y en la rural.

Pero fue 1963 que “Evangelismo a Fondo” -una organización de los misioneros Strachan radicada en Costa Rica-  consideró la necesidad de hacer algunos cambios dentro de la visión  original, por lo tanto, decidió hacer un congreso interdenominacional para ministerios radicados en Costa Rica, cuya sede fue la otrora iglesia central de las Asambleas de Dios, ubicada por  “La Castellana”, pastoreada por don Enrique Vargas.

Dentro de los conferencistas invitados estuvieron dos argentinos: Juan Carlos Ortiz y Osvaldo Mottesi, quienes trajeron una palabra fresca y con ello, un mover del Espíritu Santo más que impresionante, lo que produjo el nacimiento de un neopentecostalismo para los pentecostales de la época y un desafío para los grupos conservadores. Los temas fueron la unidad de la Iglesia, el discipulado y la adoración.

Luego de este congreso, se realizó un retiro para líderes en un campamento, donde  el derramamiento del Espíritu de Dios fue extraordinario, provocando un despertar maravilloso en el liderazgo de la época y una presencia de Dios sobrenatural que terminó afectando a cientos de comunidades cristianas.

Don Álvaro Muñoz quien empezaba a laborar con Faro del Caribe en ese tiempo, recuerda “que aquella palabra que esos ministerios trajeron, confrontó todas las estructuras en que los pentecostales de la época habíamos caído, permitiendo que ingresara una corriente nueva que nos hizo cambiar la idea que teníamos del bautismo del Espíritu de Dios, de los dones, la forma de realizar los cultos, el compañerismo con los otros ministerios y muchas cosas más. Fue realmente una renovación total la que vivimos”, afirmó.

El pastor Muñoz expresó, que el impacto fue tan fuerte que afectó en forma positiva inclusive a los estudiantes del Seminario Bíblico Latinoamericano, que era en ese tiempo uno de los mejores centros de estudios teológicos de América Latina. Algunos de los estudiantes de la época terminaron realizando su tesis en temas como el discipulado, el bautismo del Espíritu Santo o los dones, por ejemplo.

Dijo además, que paralelo a esa nueva corriente espiritual, estaba en ciernes la Fraternidad de pastores de San José, que primero comenzó en casas, luego en algunos templos, después en Faro del Caribe y posteriormente en el Templo Bíblico.

Otro de los efectos de este movimiento fue que muchos pastores recibieron la llenura del Espíritu Santo, lo cual produjo que  las iglesias que ellos dirigían recibieran ese impacto también, pero hubo casos que no fue tan positivo, como el Templo Bíblico pastoreado por el peruano Euclides Padilla, quien tuvo que dejar la iglesia ante la oposición de un buen sector del liderazgo de la organización, que no vio con buenos ojos que él recibiera aquella experiencia espiritual.

 

Católicos hablando nuevas lenguas

El pastor Guyon Massey quien participó en este proceso, dijo a periodicomaranata.com, que este mover de Dios fue tan especial que no solo revolucionó todas las creencias teológicas de la época, bautismo del Espíritu por doquier, compañerismo pastoral muy sincero, el nacimiento de la Fraternidad de pastores de San José, la organización de eventuales congresos, seminarios y cruzadas evangelísticas, sino que unos  años después, ya ingresando en la década de los setenta, Dios comenzó a visitar a las comunidades católicas con su Espíritu.

Massey recuerda que  para ese tiempo, era normal hacer reuniones con líderes católicos que habían recibido el bautismo del Espíritu Santo, por lo que en ocasiones se hacían actividades mancomunadas, con monjas o sacerdotes que visitaban iglesias evangélicas para predicar. Ellos habían recibido una experiencia espiritual sobrenatural con el Espíritu de Dios.

“Recuerdo que una vez en un desayuno de este tipo, nos tomamos de la mano para orar y me tocó tener en mi mano derecha a un sacerdote y en la izquierda a otro y ambos estaban hablando en lenguas. ¡Fue extraordinario!”, indicó.

Expresó que tiene en su memoria el caso del padre Reynaldo Pool, de la iglesia  La Merced, a quien Dios lo llenó de su presencia y con el tiempo  comenzó a predicar con mucha autoridad, a tal grado que se animó a echar fuera demonios (ellos le llamaban exorcismos), lo cual le trajo serios problemas con las autoridades eclesiásticas católicas del momento.

También mencionó el caso de un cura de Coronado, que desde el púlpito durante una misa, dijo claramente que se oponía al movimiento carismático y que si había alguno de ellos en esa homilía, que era mejor que saliera y para sorpresa se levantó casi la mitad de la gente y se fue. Eso nos muestra la cantidad de carismáticos que había en ese tiempo.

Trajo a su memoria algo que le escuchó a don Álvaro Muñoz, a quien le correspondió asesorar a un sacerdote de una iglesia de Alajuela, quien durante un pequeño estudio sobre el libro de los Hechos de los Apóstoles, alguien le hizo una pregunta sobre el tema de las lenguas y mientras el cura procuraba responder, cayó sobre ellos el Espíritu Santo y comenzaron a hablar en nuevas lenguas.

Esto hizo la situación más comprometedora y como todos estaban tan asustados, el sacerdote fue a llamar a don Álvaro Muñoz para que fuese la semana siguiente y les explicara lo que había pasado, lo cual era muy nuevo para ellos.

Don Guyon agregó también, que en la década de los setenta le correspondió asistir con don Hugo Zelaya, Noé Martínez y José Ángel Solano, a un congreso en Guatemala de carismáticos católicos y evangélicos. Solo para darnos una idea de lo que Dios hacía en esos años.

La reunión carismática de donde saldrían dos líderes

Como ya dijimos, era algo común el surgimiento de grupos carismáticos católicos en las comunidades, todos dirigidos por seculares que habían recibido el bautismo del Espíritu Santo. Esto ocurría en todo el país.

Dos casos interesantes fueron Marvin Aguilar y Alex Alvarado, quienes con vestimentas del hippie de la época y un tanto drogados, llegaron a una reunión carismática católica en Hatillo donde predicaba un pastor evangélico. Ese mismo día Dios los tocó con el mensaje y recibieron a Jesús como Señor de sus vidas.

Ambos se convirtieron luego en reconocidos líderes nacionales, con sendas iglesias, una en Hatillo y otra en Santo Domingo de Heredia.

 

El Espíritu cayó sobre jóvenes muy “carnales”

Y para los que intentan cuestionar a Dios por las cosas extrañas que hace cuando derrama su Espíritu sobre personas que a nuestro juicio no califican por ser muy religiosas, o porque no caminan en santidad, les contamos el siguiente caso relatado por el pastor Carlos Chacón.

“Era el año 71, celebrábamos en la Iglesia Evangélica Nacional de Guadalupe el día de la madre. La congregación la formaban si acaso 40 personas. Éramos 21 adolescentes los que asistíamos  a  la “Sociedad de Jóvenes”, a quienes desde niños nuestros padres nos traían a la congregación, pero realmente no vivíamos para Dios. Nuestras madres habían estado orando por nosotros durante años  porque andábamos en una vida muy carnal. Ese día de dicha celebración reunidos  en un salón del templo todos los jóvenes,  teníamos platicas sobre  las carnalidades que habíamos hecho la noche anterior. Las madres estaban en un recinto y los padres cocinando los alimentos. De pronto cayó sobre nosotros la presencia de Dios en una forma tan fuerte que no logramos sostenernos. Caímos al suelo llorando y pidiendo perdón, sintiendo una gran convicción de pecado. Fuimos bautizados con el Espíritu Santo y el impacto fue tan fuerte, que de los 21 jóvenes que estábamos en aquel recinto, 20 fuimos llamados al servicio de Dios y todavía estamos en el ministerio”, comentó don Carlos.

¿Bautismo del Espíritu Santo por teléfono?

Pero si lo anterior fue algo extraño y difícil de entender,  todavía más la siguiente anécdota contada por  don Rubén Córdoba.

“Entre las muchas cosas que Dios hacía en ese tiempo lleno de milagros y sanidades, un día después de un tiempo glorioso en la iglesia local que pastoreaba, al llegar a la casa me llamó un hermano por teléfono y me dijo que él no entendía nada de eso del Espíritu Santo y que no había podido ir al culto. Yo procuré explicarle  y mientras esto ocurría, cual fue mi sorpresa que cuando lo oí estaba hablando en otras lenguas.”, recordó don Rubén.

Resumiendo

La visita de Osborn en los años 50 y luego la de Juan Carlos Ortiz y Osvaldo Mottesi  en los 60, fueron la plataforma usada por el Espíritu Santo para el mover de Dios o avivamiento de los 70 y 80, un “tiempo de oro” en la historia cristiana de Costa Rica.

Esta fue una época gloriosa de bautismo en el Espíritu Santo, milagros, manifestaciones de los dones del Espíritu, el nacimiento de infinidad de iglesias, donde se dio el llamado de gran cantidad de ministerios y la visitación de Dios sobrenatural en algunos sectores de la Iglesia Católica, además del surgimiento de los carismáticos dentro de esta agrupación religiosa.

Era un tiempo en que las personas predicaban en las calles, se subían a los buses a testificar, hacían largas vigilias hasta el amanecer y el ayuno fue una práctica regular.

 Las manifestaciones del poder de Dios también eran una constante, donde a veces los cultos terminaban y las personas no se querían ir, porque se sentían llenas de la presencia de Dios.

Pero, ¿por qué se perdió todo eso?, ¿qué hay que hacer para volver a tenerlo?, ¿puede un clamor sincero provocar que la mirada de Dios se vuelva sobre Costa Rica otra vez? ¿El avivamiento es obra soberana en la agenda de Dios en forma exclusiva o puede el clamor atraerlo?

A partir del próximo reportaje y con diversas entregas, les ofreceremos las apreciaciones de los pastores: Raúl Vargas, Carlos Chacón, Rodolfo Sáenz, Álvaro Muñoz, Guyon Massey, Jorge Luis Soto, Hugo Zelaya, José Luis Madrigal, Rubén Córdoba, Orlando Álvarez, Alex Alvarado y Reynaldo Salazar.

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