OPINIÓN

Estados Unidos moralmente está en caída libre

Michael Brown / Christian Post /

Desde hace muchos años, ha quedado claro que Estados Unidos ha atravesado un pronunciado declive moral y espiritual, a pesar de algunos movimientos de avivamiento genuinos junto con algunas santas reacciones contra la creciente locura cultural. Pero dos ejemplos recientes confirman que ahora estamos en caída libre moral.

El primero es el presidente. La proclamación de Biden  el 31 de marzo, que este año cayó en Domingo de Resurrección (Pascua), lo declaró “Día de la Visibilidad Transgénero”.

Este no es un anuncio inoportuno. Ni siquiera es una bofetada. Es una patada debajo del cinturón acompañada de una risa y una sonrisa.

Es tan insultante como perverso, no importa cuánto nos preocupemos por nuestros amigos y colegas identificados como trans y queramos que experimenten plenitud y libertad en el Señor.

El segundo ejemplo es una publicación del líder bautista William Wolfe, que contrasta este anuncio presidencial, que se hizo el Viernes Santo, con el Viernes Santo de 1956. En aquel momento fue: Tres cruces en el horizonte de Nueva York. En el 2024:  el ‘Día de la Visibilidad Transgénero’.

 “Acabamos de cambiar el cristianismo y la cruz por la religión LGBTQIA+ y la bandera del arco iris», afirmó este líder bautista.

Esto llevó a David Limbaugh a volver a publicar  lo que dijo Wolfe con el comentario: «¿Es justo decir que ahora seamos una sociedad pagana en toda regla?»

Sí, es bastante justo, al menos para quienes celebran la proclamación de Biden y por el significado simbólico de este acto, que emana de la propia Casa Blanca.

Por supuesto, esta retorcida tendencia (en nombre de la compasión y a veces, del amor “cristiano”) no es nada nuevo.

En febrero de 2020 escribí un artículo titulado “Mientras avanzamos sin pensar por la pendiente resbaladiza”.

Comenzaba con estas palabras: “¿Alguien se sorprende de que HGTV haya presentado recientemente su primer “triple”, en este caso, un hombre y dos mujeres?

Pero ¿qué más deberíamos esperar? Esta es la dirección inevitable del resbaladizo descenso de nuestra sociedad. La avalancha va hacia abajo, no hacia arriba”.

En ese sentido, hemos estado en caída libre moral durante muchos años, y filósofos cristianos como Francis Schaeffer llamaron a Estados Unidos una “nación poscristiana” hace más de 50 años.

Como señaló Elliot Clark en diciembre de 2020: “Sí, allá por 1970, Schaeffer decía que Estados Unidos (no solo Europa continental) ya era poscristiano, es porque la realidad es que el cristianismo histórico se ha convertido en una minoría en Occidente, despojado de poder e influencia cultural”.

Schaeffer también hizo esta profética advertencia: “En esta situación, se identifica un gran peligro para los evangélicos: tomar partido por las élites políticas para conservar la comodidad, la riqueza y la paz personal. Lo anterior frente al caos y la agitación social.  Schaeffer no aprueba que un creyente reciba beneficios, a cambio de una comodidad de corta duración”.

Entonces repito, hemos estado en decadencia espiritual, moral y cultural durante décadas, a pesar, como señalé anteriormente de que se reconocen algunos avances positivos en medio de la decadencia.

A lo anterior habría que agregar que allá por 1944, nueve años antes de que se publicara la primera edición de “Playboy”, el reverendo Peter Marshall declaró: “Seguramente ha llegado el momento, en que debemos decidir. Y la elección que tenemos ante nosotros es clara: Dios o Baal. Cristo o caos. Convicción o compromiso. Disciplina o desintegración”.

De manera similar, en 1959, el profesor Robert Coleman proclamó:

“En una época en la que un número sin precedentes de personas tienen una forma de religión y al mismo tiempo la Iglesia parece incapaz de detener la creciente marea de degeneración que amenaza al planeta, la pregunta debe ser Planteó: ¿Por qué esta paradoja? ¿No debería la Iglesia tener influencia en la justicia en proporción a su número? Independientemente de cómo se intente responder a estas preguntas, es obvio que lo que necesitamos no es más religión, sino más poder, pero del cielo. En resumen, ¡necesitamos un verdadero avivamiento!”

Estoy seguro de que podemos remontarnos a las colonias americanas y encontrar advertencias atronadoras similares, que hablan de nuestra apostasía espiritual y podredumbre moral.

Después de todo, el Primer Gran Despertar, que presupuso una gran apostasía, tuvo lugar en las décadas de 1730 y 1740 , “en una época en la que se enfatizaba la idea del racionalismo secular y la pasión por la religión se había vuelto obsoleta”.

Incluso existe el peligro de acostumbrarnos tanto a la precipitada condición de nuestra nación, que simplemente bostecemos ante el último ejemplo de nuestra depravación.

Revisemos un poco

¿Drag queens leyendo a niños pequeños con el apoyo entusiasta de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas? Esto algunos lo ven normal.

Nota: Las drag queens son personas, generalmente hombres, que se disfrazan de mujeres, exagerando el maquillaje, peinado y vestuario, como es característico en el drag. En este caso, la palabra queen, se traduce como «reina», por lo que una drag queen es literalmente una reina del drag

¿Niñas de trece años a las que les extirpan los senos sanos y varones de 11 años castrados químicamente debido a luchas de corta duración con su identidad de género? ¿Acaso no hay nada de qué preocuparse?

¿Feministas radicales lanzando un movimiento “Grita tu aborto”? ¿No es esto alarmante?

¿Se censura a los cristianos porque se atreven a aferrarse a sus valores bíblicos en público?  ¿Tampoco es esto para preocuparnos?

¡Cuán mortal puede ser la complacencia!

Es por eso que necesitamos sentir toda la fuerza de la indignación del momento, cuando el presidente de los Estados Unidos, un católico profeso, utiliza su plataforma de intimidación para burlarse de los seguidores de Jesús en todo el mundo.

Primero, anunció el «Día de la Visibilidad Transgénero» el Viernes Santo. Luego, programó las cosas para que este año se celebrara el Domingo de Resurrección (Pascua).

¡Despierta, América! Realmente es un avivamiento o morimos y ese avivamiento, ese resurgir, ese volver a la vida, ese regresar al Señor con todo nuestro corazón y alma, debe ser acompañado de un arrepentimiento genuino de nuestros propios pecados. Debe comenzar con cada uno de nosotros.

Para decirlo nuevamente: “¡Señor, que el despertar comience conmigo!”

(Los comentarios, artículos de opinión, de testimonio o de formación espiritual, así como las informaciones que reproducimos de otros medios, sean noticias o debates, son propios de las personas que los escriben y no necesariamente representan el pensamiento de este medio).

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