OPINIÓN

Vivimos en una sociedad relativista ¿Y qué haremos como Iglesia?

Yoser Barrantes R. / Conferencista/

Las ideologías y filosofías pululan en la tierra fértil que la sociedad acéfala y sin moral representa.

Pero no creo que sea con quejas como se logrará un cambio positivo. No digo que no debe causar enojo lo inmoral, sino que las fuerzas deben ser encausadas en actuar diferente, cada uno desde su trinchera, para lograr impactar.

Ciertamente los cambios favorables no vendrán del gobierno, eso equivale a pedir peras al holmo.

Los cambios vendrán de hogares con principios cristianos. Familias que dicen no, cuando la respuesta fácil es sí.

Nunca vendrá algo acorde con el plan divino, de manos de una cúpula que aboga por hombres en el trono: humanistas y post-modernos.

Sin duda, la respuesta para esta generación de conciencia cauterizada, la tenemos los que fuimos llamados a ser luz y hacerlo con nuestro buen actuar más que otra cosa.

Un actuar que no deje espacio para dudas o críticas verídicas por parte del inconverso, por los cuales oramos para que Dios les tenga misericordia, tal como la tiene con nosotros.

Todo gran cambio inicia siendo pequeño, pero firme.

Usted y yo tenemos un perímetro de alcance para hacer el bien. Para demostrar que tenemos buen resolver, para demostrar que asumimos diferente y que amamos con amor inherente de hijos de Dios.

En cuanto hagamos la diferencia, es cuando la sociedad cambiará. No antes.

No sigamos pasando la pelota. Ser cristianos conlleva responsabilidades. Debemos asumirlas y dar solución a las personas que vagan en tinieblas.

La manifestación de Jesucristo en la tierra es la Iglesia, por tanto, portamos la única verdad, el único camino y la única vida.

Espero no sonar muy romántico, pero ya es hora de que el mundo tenga más de la Iglesia de lo que la esta tiene del mundo. Acá no se vale aquello de » siempre lo hicimos así».

Ser cristianos es más que un lenguaje especial, es más que reuniones semanales, es más que eventos repetitivos.

Ser cristianos es agradar al Padre; pero no agrada del todo a Dios ser personas estáticas. Se debe salir, pero no tanto con palabras sino con hechos.

Porque los miembros de la Iglesia no salen a evangelizar, más bien, evangelizan cuando salen.
Porque ser Iglesia no es algo de domingos, sino de 24 horas, 7 días a la semana.

Estoy convencido, salvo mejor criterio de ustedes, de que la sociedad cambiará cuando vean a Cristo a través nuestro.»

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