OPINIÓN

Pastoreo virtual de ovejas no virtuales

Por Abraham Solla / Protestante Digital /

Vivimos tiempos difíciles, tanto los pastores como la grey. ¿Cómo pastorear a un rebaño que no está presente? ¿Cómo alimentar a una oveja que tiene miedo de venir al redil?

Vivimos tiempos difíciles, tanto los pastores como la grey. ¿Cómo pastorear a un rebaño que no está presente? ¿Cómo alimentar a una oveja que tiene miedo de venir al redil? ¿Cómo defender a la oveja cuando viene el lobo Covid?

El pastor está preocupado porque no puede asistir a la oveja en sus luchas. Es totalmente razonable pensar que, para poder ayudar a la oveja, ésta tiene que estar presente. Y, con toda la buena intención, el pastor intenta llamarla, empujarla y hasta darle un tirón de orejas para que se acerque.

La oveja, por su parte, se muere de ganas por estar con las demás. Pero se siente asustada por el virus externo y presionada por su conciencia interna.

El pastor tiene que tener en cuenta la edad de la oveja:

  1. a)  La oveja mayor, que está en riesgo de ser devorada por el lobo Covid, prefiere no salir de casa, para no exponerse al peligro.
  2. b)  La oveja joven, debido a sus travesuras, se procura que no venga al redil, por su contacto físico continuo e inevitable con otros corderos.
  3. c)  Las ovejas de mediana edad, por tener corderitos, deben quedar en casa cuidándolos.
     

Y en medio de toda esta situación tan complicada, el pastor sufre pensando que sus ovejas se han acostumbrado a vivir solas y que ya no quieren venir al redil. Puede que alguna se esté alejando del rebaño, pero la mayoría solo está en un tiempo de paréntesis.

Esta semana, una hermana nos decía: “Los pastores podéis mostrar preocupación, pero no malestar”. Y esta frase me hizo pensar mucho en la actitud que debemos tener los pastores en una situación que Dios ha permitido y que nadie de nosotros ha buscado.

El apóstol Pedro escribía: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente…” (1a Ped. 5:2). Recordemos tres cosas importantes aquí:

  1. La grey es de Dios, no del pastor.
    2.  La grey está entre nosotros, no bajo nosotros.
    3.  La grey debe ser cuidada (lit. supervisada), no por la fuerza (lit. obligada, demandada).
     

Creo que, más que nunca, el pastor debe dedicarse a la oración, buscando la sabiduría de Dios para pastorear a unas ovejas que, por miedo, no se acercan. El pastor no debe poner más presión de la que ya tiene la oveja, laboral, económica y familiarmente.

Pero la oveja, más que nunca, debe dedicarse también a la oración, alimentándose diariamente de los pastos delicados de la Palabra de Dios. Una oveja bien alimentada es una oveja fuerte.

A fin de cuentas, la “espiritualidad” de una oveja no se mide tanto por asistir a una comida dominical, como por su constancia de alimentarse cada día a ella y a su familia con las Escrituras.

La vida del creyente es como una barca: necesita dos remos para avanzar. Un remo es el devocional personal; el otro es la necesidad de congregarse. Usar solo uno de ellos hace que la barca gire en el mismo lugar, sin ningún avance.

Querido pastor: comprende a la oveja. Querida oveja: comprende a tu pastor.

(Los comentarios y artículos de opinión, son propios de las personas que los escriben y no necesariamente representan el pensamiento de este medio).

 

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