Rigoberto Vega Alvarado / Evangelista /
Como líderes no podemos seguir predicando y mostrando un evangelio sin Cruz, un evangelio secularizado y laicista.
La sociedad ha cambiado, es la declaración de muchos líderes religiosos católicos, evangélicos y protestantes, igualmente políticos y demás.
Pregunto, ¿ha cambiado el Evangelio, ¿ha cambiado la Palabra de Dios? Entonces ¿por qué hemos cambiado nosotros como Iglesia?, como líderes, como ministros, ¿por qué nos hemos vuelto tan livianos e intrascendentes? No podemos relativizar ni la fe ni el evangelio.
Si vamos a ser líderes y ministros del Reino de Dios llamados por Dios para hacer la obra de Dios, entonces hemos sido llamados para ser defensores de la fe y del Evangelio.
Si vamos a ser apologetas, debemos tener entonces que perder muchos amigos y compañeros de ministerio y vamos a tener que perder el favor y el beneplácito de una sociedad corrompida y laicista.
Si queremos ser veraces y creíbles tenemos que decir las cosas tal y como Dios las ha dicho.
El homosexualismo en todas sus manifestaciones, es pecado condenado por Dios y sino estamos dispuestos a decirlo como debe y tiene que ser, entonces sigamos siendo diplomáticos evangélicos y plásticos, que al mejor estilo de Esaú hemos vendido nuestra primogenitura por un triste plato de lentejas.
Los líderes, no estamos buscando a Dios como debe y tiene que ser , no estamos tomando en serio a Dios ni el llamado del que hemos sido objeto, no estamos entendiendo a Dios en lo que él nos ha dicho y nos ha pedido, no sabemos leer a Dios en lo que él nos ha escrito y nos ha establecido en su Palabra, pareciera que entendemos, decimos y predicamos lo que otros dicen o lo que se nos ocurre, pero no lo que Dios ha hablado en su palabra.
No todo lo que estamos predicando desde nuestros púlpitos necesariamente es palabra de Dios, no todo lo que hoy se está diciendo en nuestros medios cristianos de comunicación, es necesariamente la palabra de Dios.
Como líderes y como Iglesia vamos a tener que tomar los riesgos y las decisiones que sean necesarias y pagar el precio que se tenga que pagar, porque sino seguiremos cosechando la indiferencia y la frialdad que hasta el día de hoy hemos estado cosechando.
