OPINIÓN

La Reforma del Estado

Fernando Berrocal / Abogado y periodista/

El ministro Rodrigo Chávez, presentó ante la Asamblea Legislativa un conjunto de acciones en materia fiscal, con el propósito principal de enfrentar la deuda pública, estimada en la descomunal cifra de US$36.500 millones.

La iniciativa es realista, pero sigue ajustada a una línea de pensamiento ortodoxamente neoliberal. No hay en ella una propuesta integral y progresiva de Reforma del Estado. También falta una política pública de reactivación y crecimiento económico concertada con el sector privado productivo.

El Estado Costarricense es como un elefante en una cristalería y ni con la ley 9635 de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, que fue el enfoque limitado y sesgado original del Gobierno, hemos resuelto bajar el déficit fiscal. Creció y está en el 7% del PIB. El más grande y peligroso de los últimos 30 años.

La Reforma del Estado hay que arrancarla por lo funcional y operativo de las instituciones públicas, suprimiendo absurdas duplicidades y triplicidades, eliminando Juntas Directivas y costosas e innecesarias asesorías, integrando instituciones para bajar costos operativos, simplificando procedimientos y, especialmente, controlando férreamente el gasto público, los viajes al exterior y la fiesta pública de algunos jerarcas con recursos presupuestarios.

No se trata de generar desempleo, porque mantener el actual empleo es una obligación de este Gobierno, en un país con más de 300 mil desocupados. Otra obligación, en este caso del Estado, es orientar y controlar los excesos reales del mercado y los monopolios, protegiendo a los usuarios y consumidores.

Los sectores progresistas de este país, creemos en un Estado funcional, más pequeño, eficiente y que cumpla como socio activo de la gente en aquellas funciones básicas y esenciales que, por su naturaleza, correspondan al ámbito propio de lo público y que, a la vez, sea un factor positivo, subsidiario y eficiente en las funciones productivas privadas y de generación de riqueza nacional, porque “sin cacao no se puede hacer chocolate”.

Un Estado que tenga la capacidad de ser un factor funcional, coadyuvante y estimulador, antes que un factor de retroceso y de impedimento del desarrollo económico y social, como ha terminado equivocadamente por ser el Estado Costarricense, envuelto en una coraza de leyes controladoras, procedimientos innecesarios y frondosas y caras duplicidades burocráticas.

El necesario equilibrio, en nuestro país, se rompió a favor de un Estado que se ha transformado en un peso muerto y desequilibrante en contra de los emprendedores privados y el desarrollo integral. Urge una poda a fondo y una limpieza inteligente y pragmática de procedimientos y trámites inútiles e innecesarios, así como una política pública estricta e implacable de control del gasto público e inteligentes alianzas estratégicas del estado con el sector privado nacional e internacional.

Se trata de una Reforma del Estado para avanzar, fortalecer y hacer eficiente y funcional el Estado Social de Derecho y no para acabarlo y enterrarlo, como pretenden algunos sectores de mucho poder económico, político y mediático.

Esa es nuestra gran diferencia con este gobierno PAC y sus propuestas.

 

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