OPINIÓN

El partido Nueva República (PNR)

Dr. Carlos Araya Guillén / Educador /

Los partidos políticos en nuestro país constituyen el sustento de nuestra vida democrática. Son entidades de interés público creadas con el propósito de participar en elecciones cantonales, provinciales y nacionales para designar a los representantes populares en los cargos de regidores municipales, alcaldes, diputados, presidente y vicepresidentes de la República.

En la actualidad los partidos inscritos ante el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) a escala nacional son 19, a escala provincial 18 y a escala cantonal 55 para un total de 92 partidos, la mayoría activos.

Así, por ejemplo, en las elecciones de febrero de 2018 de los 19 nacionales participaron 13 partidos que lograron una participación ciudadana de 65,70% para un abstencionismo del 34.30% en la Primera Ronda.

La lista sigue creciendo. Por distintos motivos (personales,ideológicos,políticos) algunas agrupaciones se dividen y surgen a la vida del sufragio nuevos movimientos para bien o para mal de nuestro sistema electoral.

El domingo 22 de octubre del año en curso se firmó el acta constitutiva del Partido Nueva República (PNR)  y al día siguiente su líder, el excandidato presidencial Fabricio Alvarado, dio a conocer la existencia del nuevo partido a través de los medios de comunicación colectiva para alegría y satisfacción de los miles y miles de costarricenses que le apoyaron y siguen ofreciendo su respaldo al carismático dirigente.

El nuevo movimiento se separa del Partido Restauración Nacional (PRN) cuyo dueño es el diputado Avendaño acompañado de una cúpula tiralevitas que no pudieron en 16 años pasar de un 1 % de la votación para presidente y vieron amenazados sus intereses individualistas.

El nuevo partido llena de esperanza a los miles y miles de costarricenses que apoyaron a Fabricio en la Primera Ronda (538.502 electores) y se identificaron con su simpatía, don espiritual, su especial liderazgo y su reconocida honestidad. Y, sin lugar a dudas, a los casi 900 mil que votaron por él en la Segunda Ronda.

Gracias al carisma de Fabricio se eligieron 14 diputados y muchos regidores. Gracias a Fabricio y su fórmula presidencial (acusada injustamente y por celos políticos de crear una supuesta estructura paralela) se vuelve a creer en la política de valores. Gracias a Fabricio se afirma en el escenario de los creyentes que la fe tiene una opción política.

Sin lugar a dudas, el Partido Nueva República es desde sus orígenes una organización transparente, sin dueño, sin cúpulas autoritarias, sin nepotismo, sin matráfulas ni segundas y ocultas intenciones.

El partido Nueva República reúne todas las condiciones de viabilidad política; un líder carismático, un brillante orador, un dirigente de intrínseca noble, enfrentado a la corrupción de impresionante apoyo popular.

Es un partido de objetivos definidos, claridad ideológica, principios éticos y morales que no se negocian, defensa de la libertad, la democracia y la participación. Su articulado proyecto político nacional se sustenta en el progreso, el desarrollo integral, el bien común, la educación en valores y la solidaridad territorial.

Con integridad, Fabricio se desprende de la deuda política que gracias a su liderazgo obtuvo Restauración Nacional (más o menos $12 millones de dólares). 

Con rectitud y conducta intachable, explica las falsas acusaciones provenientes de un partido político que en las próximas elecciones no llegará al 1% y perderá su representación en la Asamblea Legislativa.

 Bien dice la Biblia “a los justos los guía su integridad y a los falsos los destruye su hipocresía” (Proverbios 11:3)

Adelante Fabricio.  Recuerde siempre que las raíces de la acción política son ingratas y muchas veces injustas, pero sus dulces frutos -como decía Aristóteles- fortalecen la democracia, la libertad y la justicia.

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