OPINIÓN

“Ciudad Guaraní”

Lcda. Gloria Navas / Foto: TN8/

Mientras repasaba la trágica escena del incendio de al menos 150 ranchos habitados por familias de hasta once o doce personas, quizás más, mis entrañas se revolvieron ante el panorama dantesco de destrucción, las latas retorcidas, los rostros llenos de tizne manchados por las lágrimas, los niños vestidos de humildes ropajes, descalzos, de miradas perdidas, mujeres horrorizadas, varones desesperados. . . me dormí y tuve un sueño.

Soñé que el país entero se unía para cumplir una misión de amor ante tanta pobreza y tanto dolor.  Vi mucha gente ocupada que iban y venían con rostros iluminados porque construían y construían una ciudad celeste, llena de luz, de suelos brillantes y viviendas no muy grandes pero pintadas de vivos colores. 

Algunas tenían pequeños balcones donde lucían botones de muchas rosas, entrelazadas entre ellas, de suave aroma y se abrían lentamente descubriendo sus mágicos colores.

Todos trabajaban y me llamaba la atención las caritas de niños felices jugando en las aceras y en un parque verde, verde con árboles cuyas hojas revoloteaban danzando al ritmo del viento.

 Vi un rótulo que decía, ESCUELA, otro COLEGIO, otro LABORATORIO DE IDIOMAS, otro “TECNOLOGICO” y una IGLESIA. 

Y a la entrada del pueblo, un arco con una leyenda que decía, “CIUDAD GUARANI, CONSTRUIDA POR MANOS GENEROSAS. ENERO DE 2020.”

Una joven madre con un bebé de brazos pasó cerca de mí.  La llamé y ella respondió: “¿Dígame, en que puedo servirle? 

-Cuénteme, que es lo que pasó aquí, me llama la atención este pueblito tan hermoso y feliz.”  Ella sacudió su delantal con un dibujo de carreta tipo Zarcero y me dijo: “Aquí pasó un milagro. Sufrimos una tragedia, pero las iglesias se unieron, las empresas también, todo este país de ensueño y de corazón de oro se unió y nos edificaron esta ciudad. 

Nos construyeron casas, escuela, todo lo que usted ve.  Ahora tenemos agua, luz, camas con cobijas, calientitas, los niños tienen donde jugar, aquí siempre hay sol, gozo y paz.  No dejamos de sonreír y de dar gracias.  Nos regalaron dignidad.”

Desperté y pensé: ¡SI SE PUEDE, SI SE PUEDE!  La iniciativa arrancará de las casas de Dios, de la empresa privada y de los hombres, mujeres, jóvenes y niños de buena voluntad.

(Los comentarios y artículos de opinión, son propios de las personas  que los escriben y no necesariamente representan el pensamiento de este medio).

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