OPINIÓN

Avivamiento centrado en el Reino

Una perspectiva contemporánea costarricense

Dr. Guillermo Flores  /Profesor de Asbury Seminary y de Seminario  Esepa /

Los avivamientos son períodos de crecimiento y expansión rápida del cristianismo. Históricamente, los avivamientos son temporadas en las cuales la iglesia corporativamente y los cristianos individuales son despertados a una espiritualidad más ferviente en la oración, en la piedad cristiana y en el testimonio de su fe en Cristo dando como resultado que muchos no creyentes son alcanzados y convertidos. Generalmente, los avivamientos, también, sirven de impulso para el cambio social.

 Existen muchas definiciones sobre lo que es un avivamiento, todas ellas muy buenas. Aquí les doy en forma compacta mi propia definición. Un avivamiento es un derramamiento del Espíritu Santo acompañado de manifestaciones sobrenaturales del poder del Reino de Dios que resulta en un despertamiento y activación de los creyentes tibios, pasivos y dormidos, en un movimiento de conversiones masivas de los no creyentes, en el surgimiento de un impulso apostólico que recluta y moviliza nuevos líderes y lideresas que plantan nuevas iglesias y que produce un impacto de cambio social en la cultura.

Además del avivamiento del Reino durante el ministerio de Cristo, seguido con el avivamiento protagonizado por el Espíritu Santo en Pentecostés (Hechos 2), han existido otros avivamientos en diferentes periodos históricos. Los avivamientos fueron respuestas divinas a diferentes situaciones de la iglesia y del mundo.

El avivamiento metodista del siglo 18 en Inglaterra, por ejemplo, dirigido por Juan Wesley, fue una respuesta al conformismo y al adormecimiento espiritual dentro de sectores de la iglesia anglicana y, al mismo tiempo, un contraataque y un reacomodo teológico y misional al reto de la era de la razón y de los inicios de la era industrial. El segundo gran avivamiento (1790 a 1850) fue una respuesta a los retos y temores en la expansión y colonización del sur y del “oeste salvaje” en Estados Unidos, tanto como una puesta al día de las iglesias contemporáneas para superar el desgaste del cristianismo establecido y tradicional que venía de la era de la colonización y de la revolución e independencia de las colonias americanas. El avivamiento de la Calle Azusa, que dio origen al pentecostalismo moderno (1906), fue una reacción al secularismo y a la institucionalización del protestantismo clásico; fue una contra-cultura de inclusión y de igualdad racial unida por el Espíritu. El avivamiento del “movimiento de Jesús” fue una solución divina al hecho que las iglesias establecidas y formales no estaban listas para recibir ni acoger a la generación de los Hippies con sus pelos largos y apariencias físicas poco aseadas de los años 70s en California y otros lugares. 

«Un avivamiento es un derramamiento del Espíritu Santo acompañado de manifestaciones sobrenaturales…»

¿Cuáles fueron los resultados del primer (1730-1745) y del segundo gran avivamiento (1790-850)? Fueron varios, pero los resumo así: Fervor cristiano renovado dramáticamente; conversiones personales y masivas en forma exponencial;  surgimiento masivo de nuevas iglesias y la necesidad de nuevos obreros; crecimiento exponencial metodista y bautista; cambio social: abolicionismo, empoderamiento de las mujeres y control del alcoholismo; educación: creación de universidades como Harvard, Yale y Pricenton para educar pastores para el avivamiento y magistrados para administrar ciudades bajo el impacto del avivamiento; creación de sociedades bíblicas y producción de literatura e impulso a la misionera mundial. Si Estados Unidos sigue siendo hoy un país protestante y con una fe vibrante se debe al impacto, especialmente, del segundo gran avivamiento que llega hasta hoy (por supuesto, una evaluación crítica debe considerar otras variables).

Al llegar a este punto, las propuestas que quiero hacer son dos. (1) Que la iglesia evangélica costarricense necesita el impulso de un nuevo avivamiento; (2) pero este nuevo avivamiento debe estar centrado en las características del Reino de Dios.

 ¿Cómo es un avivamiento centrado en el Reino de Dios? El avivamiento empezó con la predicación y conversiones con Juan el Bautista y continuaron en el ministerio de Cristo y sus discípulos. Durante el ministerio terrenal de Cristo multitudes lo seguían de Galilea y de otras partes.

Cientos eran sanados y liberados, otros convertidos y miles alimentados (Mateo 4:23-25). La metáfora preferida de Cristo para referirse a Dios fue la de “Padre”. Con ello estaba redefiniendo el significado de Dios.

Propuso la cercanía de Dios que perdona pecados en las calles y casas sin la mediación de los sacrificios, ni sacerdotes ni del templo. Redefinió el significado de la religión alrededor de los principios del “amor a Dios y al prójimo.”

 «Los avivamientos son periodos de transiciones. Son periodos liminales de gran aprendizaje, reforma y cambio».

Las marcas distintivas de su movimiento fueron misericordia, gracia, compasión y servicio. Su banda mesiánica era la de un movimiento de reconciliación, perdón, igualdad y solidaridad. No fue un movimiento doctrinal, sino uno de servicio y redención.

Cristo se consideró a sí mismo como el representante de Dios en la etapa final de la llegada del Reino. Por eso el perdón de pecados, los milagros y la vida comunitaria de justicia y servicio eran evidencias de la llegada en forma inaugural del Reino de Dios. Básicamente, que el mal estaba siendo ya sometido. Hay que entender el ministerio de Cristo dentro de un marco de referencia escatológico-apocalíptico. Es decir, que a través de su vida y ministerio el Reino de Dios estaba siendo revelado y realizado – en su fase inicial.

¿Cómo anunció y manifestó Cristo el Reino? Cristo proclamó el Reino – Lo predicó con palabras. Cristo demostró el Reino – Lo mostró con actos de poder y milagros. Cristo hizo actos de compasión del Reino – suplió necesidades de la gente. Cristo dirigió su banda como un movimiento flexible y no como una institución religiosa burocrática y rígida. Cristo creyó que la eficacia del ministerio de sus discípulos estaba relacionada con la recepción del Espíritu Santo y la activación de su poder.

En el capítulo cuatro de mi disertación doctoral desarrollé una investigación más densa y compleja sobre las bases bíblicas y teológicas del Reino. Aquí solo quiero añadir algo más, brevemente.

El Reino tiene una dimensión personal. Esta consiste en conversión, perdón de pecados y transformación individual. Tiene, también, una dimensión social. Este aspecto incluye un interés por la sanidad y bienestar de comunidades y grupos sociales. Trabaja por la justicia y el empoderamiento social. La tercera faceta del Reino es una dimensión cósmica. Esto significa que el proyecto divino del Reino se propone la redención de naciones y de toda la creación. La redención del cosmos. La propuesta del Reino es por “cielos nuevos y tierra nueva.” Es la victoria total sobre el mal en sus manifestaciones personales, sociales y cósmicas. No creo que exista otro proyecto más abarcador y prometedor que el Reino. El proyecto de Dios para el mundo no es la iglesia. Es el Reino. La iglesia solamente es un instrumento y agencia al servicio del Reino.

¿Cómo conecta todo esto con el tema del avivamiento? Primero, que las conversiones masivas y la explosión de milagros y de ministerios durante el ministerio de Cristo son en sí mismas marcas típicas de un avivamiento. Segundo, que la visión de Dios como Padre que Cristo nos vino a revelar, su agenda de compasión y de justicia social, sus milagros y su visión de redención de naciones y de toda la creación debe redefinir los enfoques y el estilo de un nuevo avivamiento. Tercero, que las praxis misionales de Cristo – sus dinámicas ministeriales – y el estilo flexible y espontáneo de su movimiento deberían servir de marco de referencia para cualquier mover contemporáneo de Dios. Para Jesús, las personas fueron y son más importantes que tradiciones, dogmas y reglamentos.

A la luz de lo dicho hasta aquí ¿cómo debería lucir un avivamiento contemporáneo costarricense? Los avivamientos son periodos de transiciones. Son periodos liminales de gran aprendizaje, reforma y cambio.

El movimiento de Cristo fue uno que repensó y redefinió el significado de Dios, de la religión, de la Ley, del templo y el lugar de las mujeres y los marginados de la sociedad dentro del proyecto divino de redención. El avivamiento de Pentecostés activó una revolución espiritual que llegó hasta Hechos 15 donde la iglesia tuvo que repensarse y actualizar su doctrina y estructuras para responder a la evangelización en el mundo gentil.

Un nuevo avivamiento daría a la iglesia costarricense la oportunidad de repensarse y de reimaginarse a sí misma a la luz del Reino y del contexto de la cultura contemporánea. Algunas veces la iglesia organizada y las estructuras de la iglesia establecida están destinadas a languidecer, declinar y a desaparecer. En estos escenarios surge la necesidad de una nueva manera de ser iglesia y de hacer la misión.

El avivamiento contemporáneo debe mantener los énfasis de los avivamientos clásicos sobre oración intensa, evangelismo (conversión y salvación), transformación de vida (santidad), redescubrimiento de la Biblia como mensaje eficaz de Dios para hoy, movilización de los laicos, plantación de nuevas iglesias y otros.

Al mismo tiempo, debe integrar la visión del Reino de Dios como modelo de avivamiento. Además,  conviene reconocer la necesidad de interactuar en forma sabia con los retos de la cultura de hoy. Los temas que inquietan al mundo de hoy son medio ambiente; derechos humanos; pobreza, ciudades y calles seguras; sociedades diversas, pluralistas, laicas y seculares; desarrollo científico y tecnológico; neurociencia y cultura del entretenimiento.

Un nuevo avivamiento debe responder creativa, redentora y proféticamente a estos retos y oportunidades de nuestra sociedad. Si nos fanatizamos, o encerramos en nuestras fortalezas y muros religiosos y si nos distanciamos de la sociedad podemos ser percibidos como parte del problema y no como parte de la solución. Esto requiere una nueva reeducación teológica, ministerial y pastoral. Requiere salir del encierro de dogmas, tradiciones y sistemas que ya no funcionan. Requiere un cambio de paradigmas.

Cuando una religión ofrece respuestas incompletas a los retos fundamentales de la humanidad deja de ser atractiva y relevante y es sustituida por otros sistemas de pensamiento más abarcadores. En este sentido, una de las grandes hazañas del triunfo del cristianismo en los primeros cuatros siglos (de la era cristiana) fue que ofreció una explicación y una experiencia más completa y satisfactoria de la que ofrecían sus rivales para experimentar lo divino, para resolver el tema perenne de la mortalidad / inmortalidad, de las relaciones humanas (basadas en el amor) y de los retos y sufrimientos del diario vivir.

El estoicismo era la mejor oferta para resolver la ansiedad, el miedo y las perturbaciones mentales desde antes de Cristo. ¡Hasta que apareció el cristianismo! En esos cuatro primeros siglos dentro del mundo greco-romano el cristianismo barrio fulminantemente con todas las otras filosofías, supersticiones y religiones. ¿Por qué? Porque ofreció respuestas más completas y mejores a los dilemas perennes y básicos de la humanidad de los que ofrecía la competencia.

El cristianismo se apoderó del lenguaje griego (Logos, pleroma, gnosis, etc.) y del sistema de carreteras y de estructuras administrativas (presbíteros, obispos, etc.) del imperio romano para organizar y avanzar la agenda cristiana. Básicamente, se apoderó de los modos filosóficos y paganos de pensamiento, los neutralizó y les dio autonomía redimiéndolos y rellenándolos con significados de la fe y de la tradición cristiana.

Al hacer esto ganó mucho (y perdió a la vez su herencia teológica en categorías de los profetas y de Cristo y debilitó las dinámicas del Reino), pero logró establecerse en el mundo greco-romano y occidental como el sistema de pensamiento principal hasta hoy.

El nuevo avivamiento tiene que retomar el modelo del Reino. Además, requiere tomar el lenguaje de “medio ambiente, derechos humanos, pobreza, etc.” y darle sentido creativo y transformador de manera que conecte y apele a la cultura de hoy sin perder la integridad y autenticidad de la fe de la propuesta cristiana.

Debe quedar claro, también, que algunas veces, la mejor manera de servir a la cultura de hoy es siendo contraculturales. No todo lo que contiene la agenda de la sociedad de hoy es correcto. Solo que debemos empezar por entenderla. Una postura reactiva y ultradefensiva no es la solución. Debe ser una postura que afirma sin temor la integridad de la fe y los valores del Reino. Una postura que encuentra puntos comunes entre las preocupaciones de la sociedad de hoy y la agenda del avivamiento del Reino. Y, a la vez, un posicionamiento que utilizando el lenguaje y los modos apropiados de pensamiento puede exponer aquello que consideramos no sano ni correcto para el proyecto costarricense de sociedad. Por ejemplo, la defensa de la vida. La defensa de quienes no han nacido, pero se les está asesinando.

«Mientras la iglesia evangélica experimenta un gran avivamiento en sus mega-iglesias, también es cierto, que ellas solo representan el 20% de los evangélicos costarricenses».

Del 6 al 8 de febrero, 2019, tendré el honor de dar un curso intensivo sobre Avivamiento Centrado en el Reino en el Seminario Teológico ESEPA en San José.

¿Por qué estudiar un curso de avivamiento hoy? En diciembre de 2014 el Dr. Clifton Holand de Prolades junto con su equipo inter-institucional presentó un reporte del tamaño de las iglesias evangélicas en Costa Rica el cual reveló que el promedio nacional es de 124 personas por iglesia. El total de evangélicos era de 465.330. Esa cantidad se dividió entre 3.752 congregaciones lo que dio el promedio de 124 personas por congregación.

Mientras la iglesia evangélica experimenta un gran avivamiento en sus mega-iglesias, también es cierto, que ellas solo representan el 20% de los evangélicos costarricenses. Esto significa que hay una cantidad grande de iglesias que están experimentando estancamiento, decline o que tienen grandes retos de crecimiento. Otras iglesias han estado vibrantes y crecientes por algunos años, pero sienten que han llegado a una meseta y necesitan con urgencia moverse a otro nivel antes de caer en el ciclo del estancamiento. Estas iglesias necesitan herramientas frescas que les ayuden a romper el círculo del estancamiento.

Los avivamientos son visitaciones frescas del Espíritu Santo que le devuelven a la iglesia su fuerza, su belleza y la frescura en su teología, en sus métodos y estructuras y la ayudan a re-imaginarse a sí misma para ser respuesta de Dios para el mundo de hoy. Necesitamos un nuevo avivamiento.

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